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arqueología La historia de un gadirita 2.500 años después de su fallecimientoEncontrado en el solar del antiguo Teatro Cómico en junio de 2008

Muerte en Gadir

  • Presentan los resultados del TAC realizado a los restos hallados en el Cómico en 2008 · Murió 'in situ' según revela la técnica que se aplica por primera vez a un esqueleto

Permítanme el arrebato cinematográfico pero les animo a visualizar la escena: Las llamas se ven a lo lejos pero las cenizas y el humo ya los tenemos encima. Contaminan el ambiente, lo hacen impracticable, irrespirable. Un joven que ronda los 30 años sube desesperado sobre un muro, quizás de un edificio, podría ser su casa, quizás cualquier muralla o pared alta de un lugar donde no se sabe bien qué está ocurriendo. Estamos en la pequeña isla de Erytheia, pegados al canal Bahía-Caleta. Ya, en altura, el muchacho otea el horizonte, buscando una salida. El mar, sí, podría ser la salvación. No se lo piensa dos veces y salta. Cae al suelo sobre sus dos piernas y un punzante dolor trepa por su cadera izquierda. El exceso de confianza o el pánico, que a veces nos empuja a lo imposible, lo han impulsado a saltar desde demasiada altura. Ahora apenas puede andar. Lo intenta. Arrastra la pierna. El humo se intensifica, el viento del norte no trae frío. Trae más cenizas, ascuas y arena. Apenas puede respirar, apenas puede andar. Al límite de sus fuerzas cae hacia delante, de bruces, el brazo izquierdo quiere proteger su cabeza. Cae para no levantarse.

Casi 2.500 años y tras capas y capas de civilizaciones paseando sobre sus restos en este complicado hojaldre del tiempo que es Cádiz, su esqueleto sale a la luz y los estudiosos nos cuentan su historia. El relato de una muerte en Gadir. No la pionera, ni la única, claro está, pero la primera a la que nos acercamos de manera tan exhaustiva. Manuel Calero Fresneda, paleopatólogo y ex jefe de Endrocrinología del Hospital Universitario de Puerto Real, los arqueólogos Juan Miguel Pajuelo y Pepe Gener y el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Cádiz, Antonio Castillo, nos ayudan a descubrir quién era este individuo que murió y descansó durante siglos en el solar del antiguo Teatro Cómico. Quién era. Una manera de explicar quiénes éramos y quiénes somos.

¿Dónde apareció?

El pasado mes de junio de 2008 el equipo de arqueólogos que trabajaba en el solar del antiguo Teatro Cómico descubrieron los restos esqueletizados de un individuo en un estrato arqueológico correspondiente al siglo VI antes de Cristo, a menos 5 metros aproximadamente del suelo actual, y cercano a un edificio construido a finales del siglo VIII a.C. con evidencias de un potente incendio. El esqueleto se hallaba tendido en posición de decúbito prono (boca abajo) y con el miembro superior izquierdo (el brazo) elevado sobre la cabeza. No se halló indicio alguno de haber sido sometido a algún ritual de enterramiento, de forma que se deduce que debió haber fallecido in situ, descomponerse en el mismo lugar y ser cubierto lentamente, de forma natural, por la arena sobre la que yacía. A su alrededor se encontraron abundantes vestigios de incendio, ya que la superficie de la arena estaba salpicada de pequeñas máculas o de ceniza que van aumentando en número y en intensidad cuanto más nos desplazamos hacia el norte. Por lo tanto, el foco principal de incendio provenía de los edificios ubicados subiendo la ladera hacia el noroeste. Durante el suceso tuvo que soplar un fuerte viento de componente norte.

¿Cómo se estudió?

Tarea tan complicada como retadora. El 75 por ciento del total de su esqueleto estaba completo pero los huesos eran tan frágiles que apenas se podían tocar, un escollo que parecía insalvable para la ciencia de la Paleopatología cuyo método es el de recogida y posterior recomposición anatómica en el Laboratorio. Además, la posición del cadáver era tan extraña que también merecía un estudio. Tras varios cigarros y otros tantos cafés, Manuel Calero y el equipo de arqueólogos deciden someter al esqueleto a un TAC. Es la primera vez en el mundo que se utiliza esta técnica para un esqueleto completo antiguo que, sin embargo, ya ha dado buenos resultados en momias tanto incas como egipcias. El TAC 3D se realizó en el Departamento de Radiología del Hospital de Puerto Real el 14 de febrero de 2009. Por eso no resulta extraño, que sí cómico, que en la placa del TAC del esqueleto aparezca el nombre de Valentín para indicar al paciente.

Los resultados

Teniendo en cuenta parámetros como la inclinación de la frente, el ángulo de la mandíbula o la escotadura de la pelvis, entre otros, el análisis paleopatológico y antropológico dictamina que se trata de un varón de edad aproximada entre los 25 y los 31 años. Quizás, más cercano a los 30 ya que conserva una muela de juicio, la inferior izquierda. Al analizar huesos largos como el fémur y el cúbito se baraja que era un chico alto para lo que se presupone en la época, entre 1,76 y 1, 78 metros. Gracias al TAC, se ha detectado una malformación congénita compatible con el Síndrome de Arnold, una patología con la que se puede vivir pero que podría afectar a la forma de andar, inestable, o a padecer vértigos y cefalea. También se ha encontrado una fractura del fémur izquierdo a la altura de la cadera. Es decir, la cabeza del fémur está impactada contra el hueco donde debe encajar. "Esta fractura sucede casi siempre al caer sobre ambos piernas desde una cierta altura", decide Calero.

La hipótesis

El joven gadirita estuvo en la parte alta de una edificación, anduvo lo que pudo, exhausto, en un ambiente de humo, en busca de la orilla, ya que el mar estaba muy cerca (estamos en San Miguel y en la calle Columela ya había mar, estaba el canal Bahía-Caleta). Cayó hacia delante y, posiblemente, murió por asfixia.

¿Asalto a Gadir?

Parece que dos cosas están claras. Que estamos ante el primer individuo aparecido en Cádiz en la posición en la que le sobrevino la muerte y, por otro lado, que hubo un incendio cercano, dada la cantidad de cenizas sobre el hombre y los edificios. Pero, ¿qué provocó el incendio? Pues algunas fuentes escritas hablan de algunos hechos cruentos acaecidos en Gadir en el siglo VI. La batalla de Gadir o el Asalto a Gadir por parte de una coalición greco-tartésica ha sido recogido por autores como Justino y Macrobio. Ellos hablan de un episodio naval ya que los barcos entraron por La Caleta pero, quizás, podría haberse internado en el canal y causar algún enfrentamiento terrestre donde podemos situar este hallazgo. "Pero hay que ser cautos porque faltan las espadas, como hemos comentado entre nosotros", señalan tanto los arqueólogos como el paleopatólogo.

Restos humanos

La relación entre el episodio del asalto a Gadir y los restos del solar del Cómico cobra fuerza con la aparición, apenas en veinte o veinticinco metros del sujeto, de un segundo esqueleto de la misma época, también con signos de violencia (boca abajo) y con una gran piedra caída sobre sus piernas). Esta persona está actualmente todavía en estudio. Además se ha encontrado un tercer individuo del que los arqueólogos aún no ofrecen ningún dato.

A la espera

Los expertos quieren someter al esqueleto a las pruebas de ADN para demostrar si coinciden, o no, con una línea internacional de estudios de ADN fenicio. Más adelante, se baraja hacer una reconstrucción facial de esta persona y de dos esqueletos de la época romana para conseguir una secuencia facial que iría desde el siglo VI a. C. hasta el IV d. C. Esto se está negociando con el Centro de Investigaciones de Zaragoza.

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