Dice Israel Fernández, cantaor gitano de Corral de Almaguer (Toledo), que el flamenco es como el amor, motor eterno pero cuyas formas, las formas de enamorar, cambian con el tiempo. De hecho, Amor, su último trabajo flamenco firmado a medias con el jerezano Diego del Morao, es lo que viene a presentarnos esta magnética pareja de artistas flamencos que este 17 de marzo llega al Gran Teatro Falla con todas las localidades agotadas. Lo dicho, amor.

Amor ganado como se gana el amor, a base de respeto e interés. Y es que estos dos jóvenes artistas han sabido avanzar y hacer camino propio desde el profundo conocimiento de las fuentes flamencas que siempre se encargan de venerar y referenciar. Con todo, esta genuflexión al pasado no les impide abrirse paso en su tiempo y entre sus contemporáneos.

Prueba es Amor, un trabajo que estuvo nominado a Mejor Álbum Flamenco en la última edición de los Grammy Latino (que se acabó llevando al huerto Pepe de Lucía), que narra una historia de pasión a través de los palos más singulares del flamenco y donde Fernández se lanza también a la escritura, las bulerías de El anhelo, por ejemplo.

Amor parece que es la primera de las colaboraciones discográficas entre los dos artistas, puesto que se presagia nuevo trabajo conjunto, y el segundo disco del cantaor que ya iluminó la escena con aquel Universo Pastora donde rendía homenaje a la familia Pavón y que se pudo escuchar en directo en Cádiz durante el verano de 2018 en la peña de La Perla.

Tres años después son las tablas del Gran Teatro Falla las que reciben al toledano y al guitarrista jerezano para desgranar un repertorio, que ya este verano se pudo disfrutar en El Puerto, donde el aficionado podrá encontrar desde alegrías (De Santa Ana), a la malagueña del Mellizo (La casa pequeña), soleares (Soleá del cariño), tientos (La amada), bulerías (La bulería del reproche y El anhelo), tangos (La querencia), fandangos (Como yo te quiero) seguiriya (La seguiriya del desvelo) y granaína (El mandamiento), entre otras piezas musicales.