El cantautor Javier Ruibal se redescubre en Ruibal, su último proyecto, un nuevo disco-libro escrito y compuesto de marzo a mayo de 2020, pleno confinamiento, y con el que el portuense alcanza su trabajo número 13.

Así, 13 canciones son las que cimentan Ruibal, doce de ellas inéditas, más Intemperie, el tema que el músico compuso para la película homónima de Benito Zambrano y con el que se alzó con el Premio Goya a la mejor canción original 2020.

Pero, además, cada una de las composiciones musicales va acompañada por un relato inédito y una acuarela original, que componen una edición de lujo de Ruibal, con el objetivo de devolver al disco el valor emocional que siempre tuvo.

Ruibal  tendrá también gira con un espectáculo-concierto que se erige como una reflexión sonora y visual sobre las inquietudes más íntimas del ser humano y donde participan Lucía Ruibal, al baile y Javi Ruibal a las percusiones acústicas y electrónicas. Una gira que arrancará el 22 de octubre en Madrid, en el Teatro Nuevo Alcalá.  

Las canciones de 'Ruibal'

Títulos como Astronomía, Física Cuántica, Sala de Ausentes o Música en vena dan idea del contenido de Ruibal. 

Y es que el cantautor ha profundizado en una poética donde se aúnan nuevos conceptos con modos poéticos de gran calado. Su afán por ofrecer belleza y sobriedad siguen en la tónica de excelencia a que nos tiene acostumbrados desde su primer disco. Y en lo musical nos ofrece mucho y muy interesante. Así, desde su heterodoxia de compositor andaluz y universal, como ya es tradición en sus obras, logra de nuevo espacios de encuentro entre diferentes universos sonoros. 

Parábolas sobre la cordura como Sala de Ausentes; ejercicios laberínticos, casi trabalenguas, y llenos de humor como el primer single  Soy ese que te cantaba, Física Cuántica, o Música en vena; baladas de una gran belleza como Astronomía; reivindicaciones sobre el origen del ser humano, Yo soy africano; derroches de humor gaditano como Musa; el chotis Por San Isidro llévame a bailar un chotis o las bulerías Sólo la dosis hace el veneno tienen su culminación en dos bellísimas canciones, dos reflexiones sobre el aislamiento brutal que hemos sufrido mientras internet nos ha salvado, en cierta medida, de caer en estados paranoicos, Amor en la red y Baile de máscaras.