Isabel Clara Eugenia: una soberana excepcional para tiempos difíciles

historia Biografía de la primogénita de Felipe II e Isabel de Valois

El Centro de Estudios Europa Hispánica y la editorial británica Paul Holberton publican una obra, que ha sido coordinada por Cordula van Wyhe, para abordar la trayectoria vital de la infanta española

Retrato de Isabel Clara Eugenia pintado por Alonso Sánchez-Coello.
Retrato de Isabel Clara Eugenia pintado por Alonso Sánchez-Coello.
Joaquín Rábago / Madrid

09 de abril 2012 - 05:00

Isabel Clara Eugenia (1566-1633), la primogénita de Felipe II e Isabel de Valois, fue una mujer poco común: como co-gobernadora general de los Países Bajos, fue gracias a su excepcional estatus, la principal garantía de seguridad en Flandes y ejerció un poder moderador entre Madrid y Bruselas en unos tiempos especialmente difíciles para la Corona española.

Su acceso en 1599 a la co-soberanía de esa parte del imperio español, junto a su primo, el archiduque de Austria, con quien había contraído matrimonio, la catapultó al centro mismo de una Europa en llamas por los conflictos religiosos y políticos.

Un libro que acaban de publicar en español el Centro de Estudios Europa Hispánica y la editorial británica Paul Holberton (Isabel Clara Eugenia: soberanía femenina en las cortes de Madrid y Bruselas, 448 páginas), aborda su trayectoria vital y sus circunstancias desde los más variados e interesantes puntos de vista.

Coordinado por Cordula Van Wyhe, profesora de Historia del Arte de la Universidad de York, que escribe además de la introducción un capítulo dedicado a lo que llama "la construcción del cuerpo ideal de la soberana en los distintos retratos", debidos sobre todo a los pinceles de Alonso Sánchez Coello, que la retrató en numerosas ocasiones desde su niñez, el libro, profusa y bellamente ilustrado, cuenta con la participación de especialistas que trabajan en universidades y otros centros de estudios españoles, británicos y belgas.

Isabel Clara Eugenia forma parte de un proyecto de investigación en torno a las mujeres de la Casa de Austria en la edad moderna y amplía anteriores estudios monográficos sobre la tía abuela de la infanta, Margarita de Austria, o a su tía, por hermana de Felipe II, Juana de Portugal, estudios que, como señala Van Wyhe, demuestran el considerable poder político que todas ellas ejercieron mediante el control de las redes sociales y el patronazgo estratégico de las diversas facciones en la Corte y de las artes.

Siguiendo un orden básicamente cronológico, el libro comienza con el capítulo dedicado a la formación de la infanta y destaca el hecho formativo de que Isabel se encargara ya a edad muy temprana, por fallecimiento en 1580 de su madrastra, Ana de Austria, a supervisar el cuidado y la educación de sus hermanos.

La ausencia de una reina convirtió a la infanta adolescente en foco de atención para las otras mujeres de la Corte, que buscaban a través de ella, como se señala en el libro, "patrocinio e impulso social".

Siguen capítulos dedicados a sus aficiones coleccionistas y la formación de su gusto estético, a la visualización de su imagen política a través de los retratos del citado Sánchez Coello, pero también de otros pintores que la retrataron como la italiana Sofonisba Anguissola.

Se documentan además otros aspectos como la cultura material de la corte española: las actividades culturales a las que se aficionó la infanta, como representaciones teatrales, la escritura de poesía, el canto, la música - tañía el arpa o la viola- o el coleccionismo, pero se investiga también cómo se ayudó a construir la imagen de Isabel en los textos literarios que circulaban en la órbita de la Corte.

Una de las contribuciones más apasionantes es la dedicada a las negociaciones tendentes a la búsqueda de un esposo para la infanta en las distintas cortes europeas, algo totalmente con la política de alianzas matrimoniales de los Habsburgo que tan buenos frutos había dado.

Así, se relatan las gestiones llevadas a cabo en las cortes de Portugal, Escocia, Viena y Francia a fin de conseguirle una corona regia, todas ellas fallidas, y se investiga el largo proceso de toma de decisiones en Madrid que llevó a considerar a su primo, el archiduque de Austria, el candidato más destacado para contraer esa alianza.

Uno de los rasgos de la infanta en que más se hace hincapié, por su contribución a la estabilidad de la Corte bruselense, fue su tacto exquisito que la llevó en todo momento a no tratar de oscurecer la imagen pública del archiduque, lo que hizo de ambos una pareja bien avenida y un extraordinariamente eficaz equipo de gobierno hasta la muerte de Alberto en 1621.

Se valora asimismo muy positivamente la prudencia de la soberana y su disposición a conciliar diferentes posturas en la "entente cordial" con el Vaticano, que se hizo especialmente difícil tras la llegada en 1623 a la silla de San Pedro de Urbano VIII, papa que favorecía los intereses franceses.

Finalmente, en un libro en torno a Isabel Clara Eugenia no podía faltar un capítulo dedicado al gran pintor de la corte y confidente suyo, Peter Paul Rubens, y a sus actividades diplomáticas a favor de la infanta en las dificilísimas negociaciones entre los Países Bajos españoles y de la República Holandesa con las intrigas de las cortes de Francia e Inglaterra de por medio.

stats