Grabando entre amigos y pinos
Flamenco
El cantaor José Cortés 'Pansequito' ultima en un estudio de Chiclana su último disco, producido por el gaditano Diego Magallanes y en el que colaboran Juani de la Isla, Niño de Pura y Moraíto, entre otros
Tarde de junio en los pinares de La Rana Verde en Chiclana. La arboleda atenúa el ascenso térmico que trae el levante. En el porche de un chalecito, el cantaor José Cortés Pansequito discute con su productor, el gaditano Diego Magallanes, sobre uno de los últimos temas que quedan por grabar del que va a ser su nuevo disco. El interior es una amplia estancia dividida en dos con los compartimentos propios de un estudio, por cierto, de última generación. Frente a la mesa, el ingeniero de sonido, Juan Antonio Espinosa, se afana con las regletas, y el tocaor Manuel Moreno Junquera Moraíto pone el oído como quien no quiere la cosa mientras se mueve de un lugar a otro. Más tarde se sumará a la reunión el productor ejecutivo de este trabajo, Antonio Benítez, quien los ha reunido a todos ellos y a una decena más de artistas para uno de sus proyectos más ambiciosos. Al cantaor se le ve ilusionado y muy a gusto. "Fíjate si estaré a gusto que me estoy dejando llevar", afirma en referencia a su productor Magallanes. "Uno me dijo que era muy moderno para mí, pero yo le respondí que él era muy antiguo para Diego".
Panseco entra en el estudio y le va pidiendo al ingeniero que le ponga un tema, luego otro y, así, casi uno a uno de los grabados, que va mostrando con el orgullo de la obra recién hecha. Las bulerías Poeta de Andalucía que van a dar nombre al disco, flamenquísimas, con la guitarra de Diego Amaya. Después, la soleá, muy antigua y con acompañamiento de cuerda. A continuación, y con Moraíto en la sonanta, la seguiriya, jonda hasta lograr que se erice la piel. En el macho, alarga el tercio de esa forma suya que parece inverosímil y se acuerda de Caracol. El maestro, con su sabiduría habitual, solía decir que "la corná de los flamencos es que no te acompañe la voz cuando el corazón te pide alargar los tercios… y no puedes".
Sigue la rueda de temas. Con las alegrías, uno de sus temas emblemáticos, explica que no sabe si se va por romera o mirabrás, pero que es una cosa que cantaba su abuela Dolores. Moraíto, que no sólo sabe de guitarra, afirma que la cantiña es eso, el aire de aquí y el estilo de cada uno. Luego examinan la taranta, con toque de Niño de Pura y, a continuación, la rumba, bien caliente con acompañamiento de metales y las voces de Las Peligro (dos hermanas y la hija de Remedios Amaya). También han rescatado un tema de La Paquera que interpreta con la compañía de su esposa, la cantaora Aurora Vargas. Y, como remate de lo hecho hasta ahora, El Loco, otra bulería que, como la mayoría de los temas que integran el disco, son de autoría del cantaor.
Además de la satisfacción o de la ilusión, a Panseco se le escucha potente y en plena forma. El cantaor mantiene su característico metal y una fuerza que no parece haberse atenuado con el paso de los años. "¡Si ahora canto dos tonos más arriba que hace treinta años!", exclama mientras se vuelve a Moraíto para que confirme que está cantando al cuatro por medio. El secreto, explica José, está en cuidarse: "Ya no trasnocho y tampoco le doy a la bebida ni al tabaco".
La producción discográfica de Pansequito no es muy extensa pero contiene grabaciones muy recordadas, y no solamente por él, que hace gala de una memoria prodigiosa y es capaz de referir con detalle cada una de ellas y con los cantes que hizo. Inevitable es el recuerdo a Parrilla de Jerez, fallecido tan sólo unos días antes, que le acompañó en su primera grabación. También están las dos registradas junto a Tomatito -Suenan las campanas y Como los gitanos éramos- o la apreciada A mi Bahía con Daniel Navarro Niño de Pura. Pero, sobre todas ellas, se erige como principal aquella de 1974, cuando era Pansequito del Puerto, y que tanta popularidad le proporcionó. Todavía hoy, en sus actuaciones le piden Tápame que tengo frío, o aquella bulería de "Anda y ve y dile al maestro, que te ha enseñao a querer, que te devuelva el dinero porque a ti no te ha enseñaíto bien". Aquella grabación llegaría a despachar más de medio millón de copias y se situaría entre los diez discos más vendidos de aquel año. El cantaor aún guarda la página de la revista Discoplay donde compartía honores con Stevie Wonder o los cantautores Raimon y Luis LLach, los otros representantes nacionales de aquella lista.
Pero el que le importa ahora al cantaor es este que está a punto de concluir. De él anticipa con seguridad, que, para su gusto, es el mejor que ha hecho. Tranquilidad y apoyo desde luego que no le han faltado. La nómina, por ejemplo, de colaboradores y artistas invitados es apabullante. Como guitarristas paticipan Juani de La Isla, Niño de Pura, Diego Amaya, Diego del Morao y el citado Moraíto. El bajo lo ha puesto el prestigioso Carles Benavent, el violín es de David Moreira, y en las palmas y coros participan en distintos momentos Raúl Obregón, Chips, Marcelino, Reyes Martín, Víctor Carrasco y Las Peligro. Y, como invitados de lujo, nada más y nada menos que Aurora Vargas y el cantaor más de moda, el catalán Miguel Poveda.
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