Francisco Gálvez presenta 'La vida a ratos' en la Fundación Ory
Poesía en el ECCO
El autor cordobés presenta su último poemario dentro del ciclo Música de lobo este martes 12 de noviembre en el ECCO
El poeta cordobés Francisco Gálvez publicó hace unos meses La vida a ratos (La Isla de Siltolá), un poemario en el que difumina los límites entre el verso y la prosa para expresar sus inquietudes vitales y estéticas. La obra –que coge el nombre de un verso incluido en momentos.2, escrito junto con María L. Wiser– se presenta este martes 12 de noviembre, a las 19.30 horas, en el ECCO de Cádiz, en el ciclo Música de lobo de la Fundación Carlos Edmundo de Ory, donde el autor estará acompañado por José Ramón Ripoll.
Francisco Gálvez (Córdoba, 1945) es una pieza fundamental de la poesía cordobesa. Fundador de las revistas Antorcha de paja (1973-1983)y La manzana poética (de 1999 hasta la actualidad), es uno de los miembros más destacados de la Generación del 70, un eslabón entre Cántico y la nueva poesía surgida en la ciudad a finales del siglo XX. Su trayectoria comenzó con la publicación de Los soldados (1973) y Tránsito (1994) marcó un punto de inflexión en su obra. Entre sus últimas obras publicadas destacan El oro fundido (2015) y la antología Los rostros del personaje (Pre-Textos), de 2018, donde reúne los poemarios que han visto la luz entre 1994 y 2016. Ahora regresa con los poemas inéditos de La vida a ratos.
–¿En qué momento de su trayectoria surge esta obra?
–La vida a ratos no es reciente en el sentido de que algunos poemas están escritos desde hace mucho tiempo. Forma parte de la producción que tengo un poco más autobiográfica y que se ha venido sucediendo en los años. Aunque La vida a ratos tiene esa impronta, es muy diverso. Los poemas llevan escritos años porque además yo los dejo que maduren y se enfríen, como decimos en poesía. Es un libro que estaba previsto incluso antes de que publicara El oro fundido (2015).
–¿Qué estilo ha utilizado en La vida a ratos?
–Mayoritariamente he usado los poemas en prosa. Está dividido en tres partes y subdividido en diez secciones muy diferentes en cuanto a temática como a mirada. Continúa lo que comencé en El oro fundido, conteniendo una poesía de la mirada, de las cosas genéricas que nos rodean, como dice en el prólogo Celia Fernández Prieto, y del momento.
–¿Por qué ha elegido la poesía en prosa?
–Desde El oro fundido me siento muy cómodo en esa forma. Tanto en ese poemario como en La vida a ratos y en un próximo libro que ya está escrito he utilizado esa fórmula para decir lo que quería y que antes no había encontrado cómo hacerlo. Ahora mismo el poema en prosa me es fundamental para expresarme.
–¿Qué temáticas podemos encontrar en estos poemas?
–Están de fondo los temas de siempre como el amor, la muerte, el paso del tiempo, los recuerdos y la memoria. Es un libro que parte de mirar las cosas de la vida, unas ya pasadas y otras presentes. Entre los temas están Europa, los clubes de verano de tenis y piscina, el alquiler de la vivienda, las ONG, el cine, la literatura y los símbolos, himnos y banderas. Las temáticas son muy diversas, como es habitual en mí.
–¿Qué aspectos autobiográficos podemos encontrar en este libro?
–La vida a ratos parte de poemas con tema y motivos autobiográficos, pero no son todos autobiográficos puros. En cierta manera, arrancan todos de la memoria del tiempo y lo vivido, pero en su recorrido superan ese primer estado, y entonces entra en funcionamiento la retórica de la memoria y la escritura de los recuerdos. En ella hay temas de toda una vida y se van sucediendo unos a otros. Sería una larga lista de temas que no sabría concretar. Son poemas autobiográficos, pero también, y mucho más ampliamente, de autoficción. Yo inicio los poemas de manera autobiográfica; a lo mejor los primeros versos parten de una visión de la infancia, la primera juventud o incluso de la actualidad, pero después el poema va girando y se va moderando a un tiempo presente. Entonces eso es autoficción. En La vida a ratos hay más autoficción que autobiografía.
–En el prólogo, Celia Fernández Prieto destaca la mirada como núcleo central de su imaginación poética.
–Sí, viene de antiguo. Está, aunque de otra manera, incluso en mi primer libro, Los soldados, de 1973. Figura en una serie de poemas de El hilo roto (2001) y en Asuntos internos (2006). A partir de El oro fundido, la mirada es principal en mi poesía. Hay tres puntos fundamentales en mi obra; la mirada, la memoria y los momentos. Mucho van a estar presentes los momentos en mi próximo libro. Algunos se dan como un flash y los recojo en el mismo instante en que se producen y otros se van perfilando con el tiempo. La poesía de la mirada es fundamental ahora mismo en mi escritura.
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