El Fandi y Manzanares empatan, con distintos estilos, en Castellón

Cayetano Rivera pudo haberse sumado al marcador orejero de no fallar en la suerte suprema en una desigual corrida de Algarra, noble pero mansa y floja

Un pase de pecho de Manzanares, en la tarde de ayer, en la plaza de toros de Castellón.
Un pase de pecho de Manzanares, en la tarde de ayer, en la plaza de toros de Castellón.
Juan Miguel Núñez / Castellón

14 de marzo 2010 - 05:00

Ganadería. Toros de Luis Algarra, el quinto como sobrero, desiguales de presencia, nobles pero mansos y flojos, que dieron poco juego a excepción de los dos primeros. TOREROS: David Fandila 'El Fandi', desprendida (oreja); y bajonazo (gran ovación con algunos pitos tras ruidosa y mayoritaria petición que acabó con división de opiniones al palco). José María Manzanares, estocada caída con vómito (oreja); y estocada (ovación). Cayetano Rivera, media tendida y descabello (silencio); y dos pinchazos y estocada (ovación). Incidencias. La plaza rozó el lleno en tarde despejada y menos fría de lo que está siendo habitual en la feria.

Una oreja cada uno pasearon los diestros David Fandila "El Fandi" y José María Manzanares en el séptimo festejo de "La Magdalena", ayer en Castellón, función en la que Cayetano Rivera pudo haber cortado también otro trofeo de no fallar al matar.

Cartel raro. Tres estilos diferentes. Como poco, dos. Fandi y su heterodoxia, por un lado. Manzanares y Cayetano, más clásicos, en bandos diferentes. ¿Qué pintaba uno con los otros dos, o éstos con aquél?. El resultado fue guerras individuales.

El primero que estuvo claramente a lo suyo fue Fandi, que se prodigó mucho con capote y no se diga con las banderillas. Desde la larga cambiada en el tercio para recibir al que abrió plaza y hasta el bajonazo al cuarto, el granadino no paró.

Torito flojo y noble aquel primero, que dobló las manos incluso en las probaturas por alto, y al que había que llevar con mucho mimo para evitar más caídas. Mas lo de Fandi fue trallazo va, trallazo viene.

No dijo nada en lo fundamental, y en todo caso las florituras de los invertidos y una noria en el epílogo, amén de la efectividad con la espada, le llevaron a la oreja.

En el cuarto fue donde se notó que El Fandi había metido mucha gente en la plaza, por la petición ruidosa de oreja después de una faena en la que no hubo ni un pase, pero lo que se dice ni uno, en condiciones. Para más inri, la estocada fue un infame bajonazo.

La ovación al presidente por no conceder el trofeo, de gala, en contraste con la pataleta de los enfandilados, que fue también de órdago.

Manzanares cortó la oreja del segundo, un animal tan noble como justo de fuerzas, al que toreó con mucha estética y hondura. Sobre la base de una buena técnica, empujándole hacia delante con suavidad. El toro terminó afianzado del todo, lo que se dice yendo y viendo.

Hubo pases lentos y de especial regusto. Un circular interminable. Y entre series, extraordinarios remates, a veces con el cambio por delante antes del pase de pecho, otros con la trinchera y recortes. Lección de torería. Cayó mal la espada, pero hubo oreja.

Ya el quinto, más parado y blando también en exceso, rodó varias veces por la arena. Esta vez las series más cortas y sin apenas contenido.

Cayetano, con el peor lote, se resignaba a ser testigo mudo de la contienda, si es que como tal se puede entender la actuación y el triunfo menor de cada uno de sus compañeros.

El manso tercero, pendiente siempre de irse, no le dejó ensayar ni proyecto de faena.

Al sexto lo lanceó con prestancia a pies juntos en el recibo. Y tuvo detalles de valiente en la muleta. Pero sobre todo dejó la impronta de torero con clase.

Una serie por el lado izquierdo, muy asentada la figura y acompasados los pases, fue lo más notable de la tarde. Hubo arrogancia también en el último tramo ya en las cercanías. Sin embargo, el fallo a espadas fue determinante para que Cayetano no tocara pelo.

stats