La Estampida de José Troncoso en el Falla

El tiempo es un estribillo

  • 'Lo nunca visto' de La Estampida, con dirección y dramaturgia del gaditano José Troncoso, triunfa en su paso por el Falla esta semana

Belén Ponce de León, Ana Turpin y Alicia Rodríguez, las actrices de La Estampida, en el Gran Teatro Falla.

Belén Ponce de León, Ana Turpin y Alicia Rodríguez, las actrices de La Estampida, en el Gran Teatro Falla. / Lourdes de Vicente

El tiempo es un estribillo. Tan coto, pasa sin darte apenas cuenta. El tiempo es un estribillo, que se repite, que se repite, pero que, en el fondo, nunca se canta igual. El tiempo, ¿qué pasa con el tiempo? pues que pasa. Pasa por Araceli que no tenía talento pero sí las ganas y, como no se quedó con las ganas, lo intentó. Pasa por Maricarmen, que con un zapato menos corre más que el tiempo cuando huye de su hogar. Pasa por ¿Sofía? que quiso correr para comerse el mundo a bocados y el mundo se la zampó a ella entre pico y pico. El tiempo pasa. Pasa por José Troncoso, el ideólogo de estos tres personajes y director de la compañía La Estampida, dejando en Lo nunca visto las marcas del trabajo bien hecho y las huellas de la pasión por lo que uno hace.

El tiempo es un estribillo, que se repite, que se repite, pero que siempre es distinto. Como esas frases con la que los personajes de la obra de La Estampida, que esta semana hemos podido ver en el Gran Teatro Falla, salpican sus monólogos. Estribillos que, a base de repetición, adquieren una connotación distinta. Que si al primer golpe no dudamos en reír, al segundo descubrimos el velo de amargura que envuelve cada palabra.

Y el tiempo pasa rápido en el coliseo de Fragela que se ha convertido en una escuela de danza que ha vivido tiempos mejores. ¡Y tanto! Los de Araceli que nunca fue una alumna modelo pero que se convirtió en una profesora cariñosa, no como la suya (porque el tiempo “es la pescadilla que se muerde la cola”, pero con matices), que hace un llamamiento a sus exalumnas para montar Lo nunca visto en estos últimos días próximos al desahucio de su centro.

Y es Lo nunca visto el relato de las vidas, de los dramas de los tres personajes en escena interpretados exquisitamente por Belén Ponce de León (¡qué facilidad para pasar de la dignidad a la miseria en el solo acto de despojarse de una bata!), Alicia Rodríguez (con ella, con su hablar atropellado, sus gestos nerviosos, sus maneras de tierna ama de casa, a puntito de explotar, reímos y sufrimos) y Ana Turpin (con la evolución más sorprendente desde su monosilábica entrada a su estallido final).

Teatro dentro del teatro, transitando con soltura las actrices entre sus personajes y los personajes de sus personajes (hilarante los acentos gallegos en la vida de Sofía); viajando entre el drama y la comedia sin desvíos, sin perderse en las emociones, y con el sur, con toda la luminosa decadencia de esa Andalucía la baja en las maneras y en las intenciones, hacen de Lo nunca visto un estribillo veloz, voraz, y hasta despiadado, como el puñetero tiempo.

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