Cultura

David Calzado estrena su primer poemario 'Planto de Gilgames'

  • El primer trabajo del poeta sevillano es un llanto a la pérdida · Septiembre es el mes elegido por el autor para la presentación en El Puerto de Santa María

El rey Gilgamesh es un personaje legendario de la mitología mesopotámica al que, para evitar que siguiese oprimiendo a su pueblo, los dioses permiten tener un compañero. Este compañero es Endiku, con el que el rey llega a compartir una amplia gama de sentimientos que rozan incluso el amor. Sin embargo, un mal día ofenden a los dioses y Endiku es condenado a muerte. El golpe es tremendo para Gilgamesh, quien pasa la vida llorando la muerte de su amigo.

La recreación de este momento mitológico se convierte en la primera parte de Planto de Gilgames, el primer poemario del poeta sevillano David Calzado. A esta primera parte en la que se recrean los llantos de pérdida mediante poemas largos y densos, le sigue otra parte en la que Gilgames hace recuento de las ganancias obtenidas con esa relación, que ahora duele pero que le ha regalado grandes momentos. Por último, en la parte que sirve de colofón al libro vuelve a llorar una pérdida, pero en este caso desde la experiencia personal.

Este poemario consolida la trayectoria de Calzado, quien, tras empezar a escribir poesía en bachillerato decidió estudiar Filología Hispánica. En este marco literario comienza a colaborar en revistas de ámbito universitario y antologías como Cualquier tiempo pasado fue o Aquí y ahora: voces de poesía. Siempre moviéndose en esa línea literaria, actuó de promotor y organizador de recitales.

Inmerso en muchos proyectos literarios ha estado siempre, y uno de esos poemas fue Pasión, un cortometraje lírico que "surge de las ganas que varios amigos artistas tienen de hacer algo juntos". David colabora junto a Paco Cifuentes y Chiqui Calderón como "director de orquesta" pero todos deciden alejarse del género audiovisual.

Otro proyecto en el que lleva trabajando desde 2008 es su blog, vidayhumo.blogspot.com, en el que muestra sus creaciones e inquietudes. En cuanto a la plataforma que ofrece Internet para el desarrollo de la actividad periodística, el autor cree que "Internet cuenta con mucha actividad e inmediatez", aunque cree que "una editorial buena es un filtro por el que tiene que pasar cualquier trabajo literario". Aunque se trata de una manera fantástica de darse a conocer, reconoce que "todos aspiramos a hacer tinta y papel". Sabe muy bien que los lectores de poesía constituyen un círculo más reducido que otros géneros y "publiques donde publiques la gente que lee poesía lo va a leer".

Sin embargo, "aunque estaba muy vinculado con el mundillo hasta ahora no me había atrevido a enfrentarme al proyecto de un libro en solitario". No se atrevía hasta el día que lo hizo. Un día, tras dos años viviendo en Cádiz, se da cuenta de que tiene material suficiente para embarcarse en el proyecto y empieza a darle forma. De ese día -y de esos otros muchos escribiendo- surge este poemario made in Cádiz, ya que como confiesa el autor "vivía en la calle de la Rosa y bajaba todos los días a la Caleta a escribir". Estas tardes entre apuntes en la Caleta dan como resultado este poemario que se alza como un llanto a la pérdida y una celebración de lo que se ha ganado.

Un libro que afianza su carrera y que, esperemos, dé paso a muchos otros. Tras su presentación en La Carbonería de Sevilla en la que se reunió con antiguos amigos, el 23 de septiembre estará en la Fundación Rafael Alberti de El Puerto de Santa María, lugar en el que se encuentra afincado actualmente este sevillano que tiene el corazón dividido entre la capital andaluza y la tacita de plata.

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