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Cultura

Chema Alvargonzález: por su memoria

  • El conocido artista jerezano falleció el pasado domingo en Berlín a los 49 años

Internet nos adelantó la noticia y nos hizo realidad una historia que, quizá, se presentía por su enfermedad pero que no nos lo queríamos creer por su juventud y por su trascendencia de artista importante. Sin embargo, se ha consumado lo que no queríamos. Chema Alvargonzález va a seguir la estela trágica de artistas plásticos que se nos fueron muy pronto, descaradamente pronto, y cuando todavía quedaba mucho por hacer - Pepe Espaliú, Carlos Alcolea, Juan Francisco Isidro, Quico Rivas, Luis Claramunt… y ahora Chema-. No es justo.

Chema Alvargonzález había nacido en Jerez en 1960. Pero él no era artista de Jerez. Su importancia ya había traspasado límites geográficos y era un artista universal. Residía y trabajaba entre Barcelona y Berlín y su obra se movía por todo el mundo. Estaba presente en los mejores foros y desarrollaba episodios únicos a los que muchos intentaban llegar, bastantes querían imitar y casi todos se quedaban en el empeño. La primera vez que yo contemplé una exposición suya fue hace ya muchos años, en Peñíscola, cuando el arte contemporáneo en España estaba muy en mantillas y por aquí era una realidad muy a contracorriente. Fue por casualidad y casi al encuentro. Allí me enteré que era de Jerez. Después su fama artística y su valía como creador avanzado creció hasta el infinito. A Jerez llegó, en un primer momento, de la mano de Carmen de la Calle. Después, en varias ocasiones, la Caja lo trajo con obras espectaculares donde se ofrecía mucho de lo nuevo que existía por el mundo del arte. La última vez fue hace unos pocos meses cuando el flamenco, el baile de El Pipa, su historia, sus recuerdos conformaban un universo de emociones, sensaciones e imágenes que transportaban a una plástica hacia adelante, muy diferente de lo que se nos tenía acostumbrado por estos lugares de pobres intenciones.

La obra de Chema Alvargonzález desentrañaba un universo de imágenes, unas imágenes extraídas del entorno, de su entorno universal y sin fronteras, que mostraba una realidad condicionada por una humanidad muy cuestionada. Su trabajo, con la fotografía y la videoinstalación como planteamientos plásticos conformantes, nos sitúan en los ambientes de una realidad que ha sido condicionada en fondo y forma.

Que Chema Alvargonzález ha sido hasta el día de hoy uno de los artistas españoles que certificaban una más clara conciencia artística y un mayor arraigo en la nueva plástica era algo que ya no ofrecía duda a nadie. El autor formaba parte, por derecho propio, del grupo más selecto de artistas que mejor y con más enjundia creativa han desarrollado los argumentos de las nuevas tecnologías, su función y su poderosa trascendencia. Con su muerte se cierra un capítulo importante de la mejor historia artística contemporánea. Una vez más la muerte se ha cebado injustamente con uno de los nuestros, con un artista en plena madurez, con una obra personal y única que abría muchas perspectivas. Lo vamos a echar de menos.

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