Alex Cross para el arrastre

Tyler Perry, en la película.
Tyler Perry, en la película.
Carlos Colón

19 de noviembre 2012 - 05:00

James Patterson es un escritor de bestsellers que alcanzó fama y fortuna, que no prestigio -¡todo no se puede tener, y menos escribiendo estas novelas!-, con su ciclo sádico-policíaco-casi fantástico protagonizado por el detective Alex Cross. Un gran actor, Morgan Freeman, lo interpretó en El coleccionista de amantes y La hora de la araña, dirigidas por los artesanales Gary Fleder y Lee Tamahori. Cositas de pasar el rato y olvidar. Ahora el endeble mundo narrativo de Patterson cambia a Freeman por el comicastro Tyler Perry y a aquellos directores artesanales por el pegaplanos Rob Cohen, el tipo de A todo gas o La momia 3. Y la cosa desciende a los niveles del aburrimiento y el disparate. Si el comicastro y el pegaplanos han querido cambiar de registro para ascender al nivel dramático, no lo han logrado. En cambio, sí que se han dejado a Alex Cross para el arrastre.

En la estela de El silencio de los corderos y Seven, pero a años luz de ellas, aquí tienen otra vez al asesino sádico, ególatra y culto -¡se hace llamar Picasso!- al que le gusta jugar con la Policía. La puesta en escena de los crímenes es grotesca, desde los deditos cortados al hombre rana o el lanzamisiles. El desarrollo de la investigación es tedioso. Los interludios amorosos o trágicos son de pena. Y el desenlace… Para qué seguir.

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