La vigencia de los toros: el boca a boca a un zombi
Altamente subvencionados y arropados por la voluntad política, los espectáculos taurinos tan sólo reúnen el interés de un 3% de los andaluces
En la provincia de Cádiz, son 17 los municipios que forman parte de la red REMTA
Ubrique continúa con su feria tras el fallecimiento del domingo en el Toro del Gayumbo
“¿Estás seguro de que las generaciones venideras tendrán en alguna estima el valor de los toreros?”, se preguntaba Juan Belmonte en palabras de Chaves Nogales cuando le tocaba hablar del miedo. O, más bien, al miedo. “Dentro de unos años, a lo mejor, no hay ni aficionados a los toros, ni siquiera toros”. Ahí estaba la amenaza de los ‘Gobiernos socialistas’, y sus excentricidades: “¡Ponte enfermo! –le dice el miedo–. Si casi lo estás ya”. “La culpa es de los socialistas –prosiguen, por decir, las voces–, que no han abolido las corridas de toros. ¡Ya podían haberlo hecho!”. Belmonte, que termina en su rumiación espantando el temor y abrazando el traje de luces, se hubiera quedado muy sorprendido al escuchar, por ejemplo, a la socialista Carmen Calvo afirmar, un siglo después –y precisamente, en el Instituto que lleva su nombre–, que no hay nada “más moderno que una tarde en los toros”, y que lo que ocurre es que a la sociedad le asusta la muerte.
Cierta como es esta segunda afirmación, a la sociedad actual lo que no parece gustarle son, en general, los espectáculos taurinos. La última Encuesta de hábitos y prácticas culturales llevada a cabo desde el Ministerio de Cultura (2021-2022) situaba en tan sólo un 1,9 % el porcentaje de la población que había acudido a este tipo de eventos durante ese último año. Según los datos que maneja el mismo ministerio, en el periodo de 2006-2007 ese porcentaje era del 9,8 %: el descenso es notable.
UNA FIESTA EN DESCENSO ACUSADO
También en ese periodo de tiempo, un 2,4 % de la población encuestada dijo mostrar algún interés por la actividad, con una media en torno al 2 % entre el grupo de edad más joven (de 15 a 44 años)y del 2,5 % al 3 % en los rangos de edad más elevados. Por comunidades autónomas, el interés por los espectáculos taurinos oscila entre el 1,3 % de Galicia y el 3,4 % de Cantabria. Andalucía se sitúa entre las regiones en las que los toros arrastran un mayor interés, con un 2,9 %.
Un estudio del BBVA sobre Visión y Actitudes hacia los Animales en la Sociedad Española en 2022 indicaba que casi 8 de cada 10 personas se manifiestan contra el uso de animales en la tauromaquia.
500.000 MILLONES EN SUBVENCIONES
Una realidad, además, que convierte a los espectáculos taurinos en algo inviable sin financiación pública: “Las ganaderías de lidia reciben ayudas procedentes de la PAC y el CREA europeos, del Ministerio de Cultura, del de Agricultura, de las Comunidades Autónomas y de las Diputaciones. Existen estudios que calculan las subvenciones públicas a la tauromaquia en torno a 500 millones de euros al año, sumando las procedentes de Europa y España”, recopilan en Ecologistas en Acción.
La tendencia, parece pues, clara, en oposición al empecinamiento político que existe para excusar un espectáculo que la mayor parte de la población entiende como tortura animal: “La tauromaquia en nuestro país es respaldada por la mayoría de los partidos con representación, de una forma u otra –indica la portavoz andaluza de AVATMA, la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia–. Los hay también que simplemente se ponen de perfil según el momento político que les toque”.
En el caso concreto de Andalucía, la “Junta incide en el valor patrimonial de los festejos taurinos influenciada por la industria de ganado de lidia. Es una valoración política realizada para favorecer los intereses de los ganaderos de lidia, quienes han tenido y tienen un gran peso específico desde hace cientos de años”.
APUESTA DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA
“En los últimos años, además –señalan desde AVATMA–, se han desarrollado diferentes líneas de actuación por parte de la Junta de Andalucía, que van desde la supresión de tasas por celebración de espectáculos taurinos, pasando por subvenciones para la promoción de espectáculos taurinos y para el desarrollo de la promoción por parte de las escuelas taurinas, así como ayudas y subvenciones a las ganaderías de reses bravas a través de fondos propios y otros procedentes de la Unión Europea, hasta la declaración como BIC de algunas plazas de toros históricas y la promoción turística para acercar la tauromaquia a los operadores turísticos, así como visitas guiadas y experimentales a las fincas y las dehesas”.
EL CASO GADITANO
Entre estas medidas, se encuentra la creación de los Premios de Tauromaquia, y la Red de Municipios Taurinos de Andalucía, pensada para “establecer las medidas necesarias para implantar, desarrollar y proteger la tauromaquia en todas sus facetas” . Dentro de la provincia, 17 localidades forman parte de esta red:Alcalá de los Gazules, Algar, Arcos, Benaocaz, Conil, El Bosque, El Puerto, Grazalema, Jerez, Los Barrios, Nueva Jarilla, Olvera, Paterna de Rivera, San Isidro del Guadalete, Tarifa, Ubrique y Villaluenga.
En lo que respecta a la provincia de Cádiz, “en estos últimos 10-15 años la Junta ha potenciado las sueltas en los pueblos de la Sierra, sueltas sin arraigo histórico alguno (condición necesaria para que esta actividad obtenga el permiso de celebración), como por ejemplo en el caso de Ubrique y El Bosque”, prosiguen desde la Asociación.
Más allá del ruedo, los festejos populares y sueltas de toros resultan –como hemos comprobado también esta semana– una ruleta rusa para quien participa en ellos. El pasado domingo, una persona moría a causa de las cornadas recibidas durante la suelta previa a las fiestas de Ubrique. El fallecido, vecino de la localidad, formaba parte de la Peña Toro del Gayumbo: una actividad que tan solo lleva una década celebrándose.“Lo que ha ocurrido durante el fin de semana en Ubrique –lamenta la portavoz de AVATMA– es fiel reflejo de lo que viene aconteciendo habitualmente en cualquier suelta de reses de lidia en nuestro país, por lo que durante el desarrollo de un festejo popular es imposible garantizar que no se produzcan lesiones o incluso la muerte de personas y animales”.
“Esta muerte –indican desde Ecologistas en Acción– no es fruto de la “mala suerte”, sino un dato más de unas estadísticas alarmantes. Solo en 2022, por ejemplo, se registraron 23 fallecimientos en festejos taurinos en toda España. Desde nuestro punto de vista, una sola muerte ya debería haber bastado para que las autoridades pusieran fin a estas prácticas”.
En la provincia, simplemente tirando de hemeroteca, se puede comprobar que en 2021, la suelta de los toros de Resurrección provocó dos heridos en Los Barrios; en 2022, hubo varios heridos en Arcos y en Vejer;en 2023, los accidentes salpicaron el segundo domingo de Semana Santa en Arcos, Benamahoma, Ubrique y Paterna. En 2024, la suelta en el Barrio Bajo de Arcos se saldó con un herido grave. La pasada primavera, los toros del Aleluya causaron dos heridos graves en Vejer y una mujer resultó herida en Arcos al escaparse el animal del trazado. Es lo previsible cuando un animal de 500 kilos se siente amenazado.
“El toro doméstico, lejos de la narrativa que lo presenta como un animal intrínsecamente “bravo” o “noble”, es un animal tranquilo que ataca por miedo o al sentirse acorralado –apuntan los ecologistas–. Estos festejos lo someten a un estrés agudo, a un sobresfuerzo fisiológico y a un elevado riesgo de lesiones traumáticas y de muerte, lo que contrasta con la visión idealizada del toro como “rey de la fiesta” defendida por los organizadores”.
UNOS ANIMALES MÁS IGUALES QUE OTROS
“Los festejos populares son actividades que provocan hambre, deshidratación, miedo, estrés, cambios metabólicos, dolor, sufrimiento e incluso la muerte de los animales –añade la plataforma veterinaria–. El ganado de lidia es sometido a prácticas de maltrato desde que nace, durante el transporte y por supuesto, durante el festejo. Prácticas a las que no está sometido otro tipo de ganado bovino debido a que la tauromaquia es un ejercicio de maltrato animal legalizado y excepcionado en las Leyes de Protección Animal”.
Nunca un Gobierno socialista se ha manifestado, tampoco, en contra de los espectáculos taurinos. De hecho, la Ley de Protección y Bienestar Animal, publicada hace un par de años por el autoidentificado Gobierno más progresista de la historia, excluyó de la protección a los toros, vaquillas y novillos usados en festejos taurinos –dejando también a un lado a los perros de ralea–. A efectos, nuestra ley se sigue rigiendo por una norma redactada hace 33 años (Ley 10/1991 de espectáculos taurinos). El cuerpo legal, y el blindaje como Patrimonio Cultural, convierten a la tauromaquia en un “ejercicio legalizado de maltrato animal”, insisten desde AVATMA.
En una época de relativismo absoluto, puede que haya alguien que piense, realmente, que un toro no tiene sistema nervioso central. Al mantra de “el toro no sufre” se abrazaron los medios de la prensa taurina a partir de una tesis lanzada desde el Departamento de Fisiología de la Facultad de Veterinaria de la Complutense: según esta tesis, durante la lidia, los toros producían grandes cantidades de betaendorfinas, con lo que el toro neutralizaba el dolor. “Fue un fake que nunca llegó a publicarse en ningún medio científico”, señalan desde AVATMA; donde rememoran también una Jornada Informativa en la que uno de los ponentes llegó a afirmar que el toro de lidia es “sometido a una especie de acupuntura”.
“Tauromaquia y bienestar animal son conceptos contrapuestos –afirman–. Como veterinarios, debemos guiarnos por lo que dicta la conciencia”.
EL TORO MÁS ALLÁ DEL TORO
"Argumentar que estos espectáculos forman parte de la cultura o de la 'tradición' no justifica el sufrimiento de animales ni de personas -continúan desde Ecologistas en Acción-. La verdadera riqueza cultural no reside en perpetuar un pasado violento, sino en la capacidad de una sociedad para evolucionar éticamente. Resulta aún más preocupante la promoción de esta práctica entre la infancia, como sucede en Ubrique y otras poblaciones ¿Explican los organizadores a los niños que en este tipo de festejos ya se han producido muertes y que ellos mismos correrán un riesgo real al participar en el futuro?".
Precisamente, hoy tendrá lugar, al abrigo de la Escuela Taurina de Algar, una clase magistral en la que se lidiarán seis novillos: “Apoyamos la tauromaquia porque forma parte de la cultura de la provincia y contribuye a enriquecer la economía”, cantó la presidenta de la Diputación gaditana, Almudena Martínez.
¿Y si tenía razón Juan Belmonte o, mejor dicho, su miedo? ¿Y si –socialistas aparte– llegan a prohibirse los toros? ¿Qué pasará con todos los que se dedican a ese mundo? Para AVATMA, la abolición total de la tauromaquia resulta “perfectamente asumible, teniendo además en cuenta que la mayoría de las ganaderías de lidia ya se han reconvertido en verdaderos parques temáticos: lugares turísticos donde se desarrollan eventos de todo tipo, como celebraciones, excursiones fotográficas, paseos, ofertas culinarias… –explican–. Sin olvidar que en dichas ganaderías además se crían otros animales (caballos, cerdos, bovinos, como los retintos), se destinan tierras para cultivos, para parques eólicos, cotos de caza… Cualquier espectáculo cultural que no incite al maltrato hacia otros seres puede perfectamente sustituir a los espectáculos taurinos”.