Las pruebas incriminan al menor en el crimen de Arriate
Los peritos confirman que en la ropa de la víctima había fibras de alguna prenda de él
La penúltima sesión del juicio por el crimen de Arriate ayer incluyó la declaración de los peritos de la Guardia Civil que hicieron las pruebas de ADN y de las fibras de la ropa tanto del menor acusado como de la víctima. Los especialistas ratificaron sus informes que incriminan a R.V.R., de 17 años. Según los peritos, había fibras cruzadas ya que en la ropa de él se encontraron restos de la de ella y viceversa. Además, los informes de ADN revelaron que la sangre en las zapatillas del acusado eran de la víctima y que los restos hallados debajo de las uñas de María Esther correspondían al joven.
"Desde el punto de vista de la acusación, los peritos han ratificado los extremos necesarios para probar la autoría del acusado", dijo la abogada de la familia de la víctima, Bárbara Royo. María Esther, de 13 años desapareció el 19 de enero. Su cadáver fue hallado un día después en la caseta de una piscina a las afueras del pueblo. Según la letrada, también ha quedado acreditada la imputabilidad del menor con el testimonio del psicólogo del centro en el que ha estado internado. El viernes pasado, el acusado pasó a un piso tutelado ya que venció el tope de 9 meses estipulado en la ley de internamiento de un menor.
El abogado del joven, Andrés Gálvez, restó validez a las pruebas expuestas ayer. "Ha habido numerosísimas irregularidades en la instrucción policial. La investigación se hizo dando palos de ciego y vulnerando el derecho de defensa de mi cliente", dijo Gálvez, que entiende que son nulas. El abogado resaltó que en las pruebas recogidas hay ADN de tres personas más, además de su defendido.
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