¿Por qué el aire puede estar más contaminado en zonas rurales?
Puntos como Prado del Rey o Arcos pueden arrojar, dentro de la provincia, valores de ozono más alto que zonas urbanas
Prado del Rey registró la tercera peor calidad del aire en 2024
El ozono troposférico (O3) no es un contaminante directo, sino secundario, que se forma espontáneamente a partir del óxido de nitrógeno y los hidrocarburos emitidos por la circulación, las calefacciones, algunas industrias, las centrales térmicas y el uso de disolventes orgánicos en pinturas y colas, así como los compuestos orgánicos volátiles. Estos contaminantes precursores se transforman en ozono con alta radiación solar: por ello, su presencia en la atmósfera aumenta con el calor; haciendo que sus niveles sean más elevados en el sur de Europa y durante los meses de verano.
La química compleja del ozono -explican las nota de Ecologistas en Acción- hace que los niveles más elevados de este contaminante se registren a kilómetros de distancia de las fuentes de emisión de sus precursores, afectando especialmente a las zonas rurales y periurbanas –como es el caso, dentro de la provincia de Cádiz, de Arcos o Prado del Rey–. Estas zonas suelen tener también menor presencia de contaminantes que lo degraden o inhiban su formación. En el litoral mediterráneo, por ejemplo, las brisas arrastran la contaminación hacia el interior por el día y hacia el mar por la noche. En el centro de la Península, el viento desplaza la pluma de contaminación de Madrid hasta los territorios limítrofes de las dos Castillas.
El hecho de que las altas temperaturas sean determinantes en la formación de este compuesto ha hecho que ya, recién inaugurado el verano de este año, los meses de mayo y junio se estén cerrando con unos datos de contaminación superiores a los que suelen ser la media en ese periodo -a la espera de los meses de julio y agosto-.
Además de su efecto en la salud humana, los niveles actuales de contaminación por ozono tienen una responsabilidad directa en la caída de la productividad de cultivos como la patata, el tomate, los cítricos, el melón, la sandía o el trigo, que según lugares y años puede descender hasta un 40%.
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