Las obras de Tres Caminos avanzan a la espera de las nuevas estructuras
Ya son visibles el nuevo puente de acceso a Chiclana, los terraplenes y la ampliación de carriles pero faltan aún los viaductos frente al polígono
Los trabajos tienen un presupuesto de 94,6 millones de euros y encierran mucha complejidad por ubicarse en suelo de marismas
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Tres puentes para resolver de una vez el nudo de Tres Caminos
A paso lento y seguro. Así avanzan los trabajos de construcción del nuevo nudo de Tres Caminos, la principal obra que ejecuta en la actualidad el Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente en la provincia de Cádiz y que busca acabar con el mayor punto negro de la red viaria gaditana, sobre todo en temporada estival.
Presupuestadas en 94,6 millones de euros, estas obras demandadas desde hacía varias décadas por la sociedad gaditana, arrancaron por fin en septiembre del año pasado. Y hoy, 14 meses después, se puede afirmar que los trabajos siguen avanzando a la espera de que empiece la construcción de los nuevos puentes que deberían eliminar los atascos de tráfico en este enclave ubicado en la frontera de los términos municipales de Puerto Real y Chiclana y en el que coinciden tres autovías de una gran intensidad de tráfico: la CA-33 de acceso a San Fernando y Cádiz; la A-4, en dirección hacia Puerto Real, Jerez o Sevilla; y la A-48, que conecta con Chiclana y la zona costera de La Janda.
Lo esencial de este nuevo nudo está en la construcción de tres grandes estructuras. Dos de ellas estarán ubicadas en la confluencia de las tres citadas autovías, es decir, en las inmediaciones del polígono industrial de Tres Caminos, y la tercera se levantará a tres kilómetros de allí, en el acceso norte a Chiclana, cerca de la entrada al Pinar de los Franceses.
De estas tres estructuras sólo esta última, la más cercana a la localidad chiclanera, es ya visible. En concreto, y según información facilitada por el propio Ministerio de Obras Públicas, este nuevo viaducto, levantado en paralelo al puente actual de acceso y salida de Chiclana, se ha ejecutado ya en cimentaciones, pilas, aparatos de apoyo y vigas.
Esta estructura servirá para habilitar la entrada a Chiclana a los vehículos que vienen por la A-48 en dirección a Tres Caminos. Actualmente ese giro se da desde el paso superior actual que es bidireccional y que, una vez acabadas las obras, se quedará en exclusiva como vía de salida de Chiclana, con dos carriles.
Aparte de lo mucho que ha avanzado este puente en suelo chiclanero, las obras en estos 14 meses se han centrado en realizar desbroces y en ocupar el suelo necesario para la realización de la obra, una fase inicial que está casi finalizada y que incluye la mejora de los tres kilómetros de la A-48 que unen la salida de Chiclana con Tres Caminos. También están muy avanzados los tratamientos generales del terreno, la reposición de los servicios afectados por la obra, los trabajos de drenaje y los terraplenes, cuya ejecución alcanza ya el 45% del total.
Todo este trabajo precederá a la construcción de las otras dos estructuras, quizás la fase más compleja del proyecto. La primera de ellas tendrá forma de Y, siendo las ramas separadas los ramales que habilitan el giro hacia Chiclana (A-48), tanto desde la A-4 (de dos carriles) como desde la CA-33 (también de dos carriles), y la rama común es la que salva el cauce salino del Caño Zurraque con cuatro carriles (dos en cada sentido). El puente actual aguas abajo del Caño, se cambiará de sentido.
Por su parte, la segunda estructura se trata en realidad de dos viaductos, que permiten conectar la CA-33 con la A-4, elevándose por encima del resto de las vías de giro del nudo y sirviendo cada viaducto un sentido de la circulación con un mínimo de dos carriles de continuidad entre las vías principales.
El Gobierno no da fecha para concluir la obra, aunque, al ser su plazo de ejecución de 42 meses, todo apunta a que no estará finalizada como mínimo hasta 2027.
Una infraestructura esencial en un enclave repleto de dificultades
El Ministerio de Obras Públicas reconoce que la obra del nudo de Tres Caminos se ejecuta en un enclave que encierra numerosas dificultades, y además de diferente índole. Por ejemplo, se destaca que los trabajos en marcha y previstos están condicionados por los acueductos, fortificaciones y baluartes de otra época que allí se conservan, pero también por la imposibilidad de cortar el tráfico en esta zona mientras se ejecutan las obras, debido al intenso tráfico existente a todas horas y cuya seguridad hay que garantizar durante el desarrollo de los trabajos.
La cercanía del polígono de Tres Caminos y de la vía del tranvía con otros inconvenientes, además de la existencia de servicios afectados de gran importancia, como las líneas eléctricas o el abastecimiento de agua potable a la Bahía. Desde el Gobierno se destaca que la gestión de estos servicios "constituye un reto durante la fase de obras y es uno de los aspectos más importantes en el momento actual de los trabajos".
Por otro lado, existe el problema añadido de que las obras se localizan en unos terrenos que, además de ser de Dominio Público Marítimo terrestre, forman parte de la Red Natura 2000, dentro del Parque Natural Bahía de Cádiz, lo que obliga a extremar la precaución. En este punto hay que destacar que la ejecución de las obras conlleva un gran ejercicio de coordinación con otros organismos públicos, que velan por sus intereses, y que implican ciertas limitaciones para la ejecución de las obras. Incluso, es necesario aplicar soluciones garantistas para disminuir las afecciones o riesgos a usuarios, respetando en todo caso las prescripciones de la declaración de Impacto Ambiental como, por ejemplo, la comunicación mareal, la eliminación de especies vegetales exógenas, preservar especies vegetales protegidas o tener en cuenta las paradas biológicas entre los meses de abril y julio para la reproducción de la avifauna presente, en especial de la cigüeñuela.
Además, las tres estructuras que incluye el proyecto son de especial consideración y su ejecución muestra cierta complejidad por las luces que presentan y especialmente por el terreno donde se apoyan. Y es que la marisma presenta escasa capacidad de soporte, lo que ha determinado que se acuda a cimentaciones profundas para las estructuras y a tratamientos del terreno para los rellenos y terraplenes.
Finalmente, hay que resaltar igualmente que todas estas condiciones geotécnicas desfavorables han motivado un reconocimiento geotécnico complementario en la obra, y conforme a sus resultados se ha procedido a intensificar sobrecargas y mechas drenantes para reducir el tiempo que se precisa para la consolidación de los terraplenes más bajos, y mejorar el terreno.
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