Provincia de Cádiz

Un mal recuerdo llamado 'Tireless'

  • El miércoles se cumplen diez años de la llegada de este submarino al Peñón, donde estuvo 353 días por una avería. Londres se comprometió en 2006 a no reparar más buques en Gibraltar, algo que ha cumplido

Este próximo miércoles se cumplen diez años de la llegada a Gibraltar del submarino nuclear Tireless, que permaneció casi doce meses en el Peñón -su marcha se produjo el 7 de mayo de 2001- por una avería en el circuito primario de refrigeración de su reactor. El defecto fue detectado en Sicilia, pero tanto Italia como Malta rechazan al buque, que termina en la base naval de Gibraltar para ser reparado y permanecer tristemente y para siempre en la memoria de muchos ciudadanos campogibraltareños y gibraltareños.

Pero la comarca no quiso permanecer inmóvil y protagonizó un año de duras protestas y movilizaciones que, por desgracia, no lograron ni que el sumergible se marchara antes, ni que el Gobierno central, con el PP y José María Aznar al frente, adoptara una postura más exigente respecto al Reino Unido.

La primera manifestación contra el Tireless tuvo lugar el 12 de julio de 2000 de forma simultánea en Gibraltar y en La Línea. Participan unas 3.000 personas que instan tanto al Reino Unido como a España a trasladar al submarino a un puerto inglés para su reparación. A una nueva protesta en el Peñón y a una recogida de firmas por parte de los grupos ecologistas Agaden y Verdemar les sigue la creación en septiembre de la Plataforma Ciudadana Antisubmarino, formada por asociaciones, ecologistas y sindicatos.

En una manifestación el 14 de septiembre en La Línea participan 8.000 personas, entre ellas seis alcaldes de la comarca, parlamentarios y el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo. En octubre, los alcaldes acuden a Madrid y se manifiestan a las puertas del Ministerio de Exteriores coincidiendo con la cumbre entre Aznar y Blair.

El 17 de noviembre, integrantes de la plataforma protagonizan un primer encierro de 24 horas en el Ayuntamiento de La Línea, y ocho días más tarde 10.000 personas se echan a la calle en el mismo municipio para protestar.

A principios de 2001, miembros de Greenpeace suben a la cubierta del Tireless e izan la bandera antinuclear. Diez de ellos son detenidos por la Policía del Peñón y quedan en libertad 24 horas después tras el pago de una multa de 900.000 euros.

Cuatro días después, Algeciras registra la protesta más multitudinaria, pues 60.000 personas de toda Andalucía se manifiestan exigiendo la marcha del buque. Encabeza la manifestación el entonces presidente de la Junta, Manuel Chaves.

Antes de la marcha del submarino en mayo de 2001, se llevan a cabo otras dos movilizaciones: alcaldes y miembros de la plataforma se encierran en el Ayuntamiento de Algeciras y nueve personas inician en la misma localidad una huelga de hambre.

Desde entonces, la alargada sombra del Tireless, sobre el que se ha sabido hace unos días que recientemente navegó durante meses con una grave avería, se ha vuelto a dejar ver en varias ocasiones. Así, recaló en el Peñón en diciembre de 2002 y en julio de 2004 para visitas rutinarias y en octubre de 2007 estuvo en aguas de la bahía sin llegar a entrar en el puerto gibraltareño. Ese mismo año, el sumergible, que fue botado en 1984, registró una fuerte explosión que acabó con la vida de dos de sus tripulantes durante un ejercicio en el Ártico.

La enorme preocupación ciudadana y el riesgo potencial que suponen los submarinos nucleares, más aún cuando presentan deficiencias, llevó en 2005 al Gobierno socialista a tratar esta cuestión en el seno del Foro de Diálogo sobre Gibraltar.

La insistencia de España, que llegó a supeditar cualquier avance en el proceso de diálogo a tres bandas a un acuerdo sobre estos buques, cristalizó el 27 de febrero de 2006. El entonces ministro británico de Exteriores, Jack Straw, envió una carta al jefe de la diplomacia española, Miguel Ángel Moratinos, en la que se comprometía a que el caso del Tireless no volvería a repetirse. "La escala de este submarino para reparar su reactor nuclear fue excepcional. Gibraltar no es ni será una base permanente de reparaciones mayores de buques con este tipo de propulsión", decía la carta de Straw a Moratinos.

Hasta la fecha, el Reino Unido ha demostrado que aquel compromiso por escrito no era papel mojado, ya que efectivamente no han vuelto a producirse reparaciones de submarinos en el Peñón, lo que no significa ni mucho menos que las visitas hayan cesado.

Gibraltar es una base militar británica y, como tal, es utilizada para escalas rutinarias que no gustan a España pero que no pueden ser evitadas. Desde la marcha del Tireless hasta la carta de Straw, al menos catorce submarinos británicos y americanos pasaron por el Peñón. Tras el compromiso británico, al menos diecisiete.

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