Levantan un muro con concertinas en El Retín para impedir que los soldados ucranianos se fuguen

En los últimos meses han sido cuatro los reclutas que han escapado del Retín

La Guardia Civil de Cádiz busca a dos desertores ucranianos fugados de El Retín

Vista del muro construido con alambradas y concertinas en El retín.
Vista de un muro construido con alambradas y concertinas exactamente igual al que se ha levantado en El retín.

La visión de un muro con concertinas, más propio de un campo de concentración o del Berlín Este que de una instalación militar en España, siempre deja una impresión fea, como de otro tiempo, de aquella Guerra Fría que sirvió de escenario ideal para historias de John le Carré o Frederick Forsyth. Sin embargo, un nuevo muro, y todos los muros podrían ser calificados como de la vergüenza, se ha levantado en la provincia de Cádiz, concretamente en la Sierra del Retín, en Barbate, el lugar elegido para que jóvenes ucranianos sean adiestrados en la instrucción militar antes de regresar a su país para combatir en un conflicto armado que les aterra. Por eso varios de ellos, hasta cuatro que se sepa, han desertado y se han fugado de sus instalaciones. Y por eso, para impedirlo, se ha construido un muro con alambradas y concertinas que los hace prisioneros de su destino.

El campamento donde se entrenan los soldados ucranianos está situado en lo más alto de la Sierra del Retín, con la bandera amarilla y azul ondeando. El contingente está formado por reclutas muy jóvenes, la mayoría sin la menor formación militar, y que se han visto obligados a viajar a España y posteriormente regresar a su país para defender su país de las tropas rusas en una guerra que ya suma miles de muertes, sobre todo de jóvenes de uno y otro bando que son enviados al matadero por sus mandos. Es la triste realidad de todas las guerras, donde la sangre derramada casi nunca es la de los generales ni los dirigentes políticos que las deciden, como en una oscura partida de ajedrez.

Las tres primeras deserciones se produjeron a finales del pasado año. La primera el sábado 30 de noviembre, cuando un soldado ucraniano, tras terminar con los ejercicios de tiro, se demoró y acabó separándose del grupo. Caminó por la playa hasta Barbate, donde se subió a un autobús que le llevó hasta Chiclana. Desde allí fue capaz de reunir dinero para llegar hasta El Puerto de Santa María, aunque, cuando parecía que podía intentar seguir un avance poco planeado, reconsideró su decisión y volvió hasta El Retín para reincorporarse a su unidad. Las otras dos se produjeron un par de días después, y la última el pasado abril.

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