Provincia de Cádiz

Juicio con jurado por la muerte de un joven en El Puerto: ¿Huir tras un atropello es omisión de socorro?

  • "Aunque la muerte de la víctima no se hubiese podido evitar, el acusado tenía la obligación de quedarse", dicen las acusaciones.

  • "Si el chico falleció casi en el acto, no había forma de auxiliarlo", sostiene la defensa.

Un tramo de la carretera autonómica A-491.

Un tramo de la carretera autonómica A-491. / B.B.

¿Darse a la fuga tras atropellar mortalmente a una persona implica que se ha cometido un delito de omisión del deber de socorro? Ese ha sido el debate central del juicio con jurado a un joven acusado de matar a otro tras atropellarlo mientras conducía ebrio y a una velocidad excesiva cuando regresaba de la Feria de El Puerto el 1 de mayo de 2016 y después huir. 

Durante la segunda sesión de la vista oral celebrada este jueves en la Audiencia de Cádiz, la Fiscalía, la acusación particular y la defensa plantearon sus diferentes posturas al respecto. Así, ambas acusaciones consideraron que el procesado -autor confeso del siniestro- sí incurrió en un delito de omisión de socorro por cuanto arrolló a la víctima con su coche y se dio a la fuga sin prestarle la atención que requerían las circunstancias. "Aunque el joven hubiese estado inconsciente, aunque su muerte no se hubiese podido evitar, tenía derecho a ser auxiliado, y esa era una obligación personalísima del acusado, que tendría que haber estado allí presente, al menos, hasta que acudieran los servicios sanitarios", argumentó el fiscal del caso en su informe final, que fue respaldado por el abogado de la familia del fallecido. "Era una cuestión de solidaridad humana", añadió el letrado de la acusación particular.

Frente a esta postura, la defensa del procesado explicó a los miembros del jurado que, a la hora de emitir su veredicto, debían diferenciar entre abandonar el lugar de los hechos y la omisión de socorro. "No es lo mismo", subrayó. "Para que exista un delito de omisión de socorro, la víctima debe estar desamparada y, en este caso, no lo estuvo, pues en el lugar del siniestro se encontraba su novia así como otras tres personas que regresaban de la Feria y que prestaron su ayuda". El abogado defensor matizó su razonamiento e indicó que a la fecha de los hechos, esto es, en 2016, no constituía un delito huir del lugar del siniestro. Sin embargo, aclaró, hoy sí está penado porque la Ley se reformó.

Minutos claves

Otro debate que se planteó en el juicio versó sobre si la víctima del atropello murió inmediatamente o si permaneció con vida durante algunos minutos después. Una cuestión ésta que adquirió especial relevancia a raíz de dos recientes sentencias del Tribunal Supremo que establecen que no se incurre en un delito de omisión del deber de socorro si la víctima de un homicidio imprudente -como es el caso- fallece prácticamente en el acto o poco después.

En este sentido, las partes personadas en la causa llegaron a diferentes conclusiones tras escuchar a los testigos y peritos que pasaron este jueves por la sala de vistas de la Sección Tercera. El primero en prestar declaración fue el forense que realizó el informe de la autopista. El médico precisó que el cadáver presentaba "heridas muy graves". "Tenía la columna vertebral partida en dos así como una hemorragia intracraneal; eran lesiones incompatibles con la vida", indicó. "Aunque el 061 hubiese estado allí mismo, no se hubiese podido hacer nada". A preguntas del fiscal, el forense barajó como posibilidad que el joven se mantuviese con el pulso débil y la respiración agónica durante un breve periodo de tiempo.

Además testificó la novia del fallecido. La joven manifestó que la madrugada del 1 de mayo de 2016 regresó de la Feria de El Puerto junto a su pareja por la comarcal A-491 con la linterna del móvil encendida, porque la vía estaba completamente oscura. "Íbamos agarrados por la línea de la carretera dado que no había otro sitio, al otro lado ya estaba la cuneta", afirmó. En un momento dado, prosiguió su relato, un coche impactó contra ellos y su novio salió despedido. "Al principio, yo no sabía dónde estaba mi chico. Tardé en localizarlo. Cuando lo encontré, empecé a gritar y a pedir ayuda. Lo toqué y no se movía. Intenté tomarle el pulso en el cuello pero estaba tan nerviosa que no sé si lo hice bien. No se lo encontré. Poco tiempo después, llegaron tres personas que también volvían de la Feria y avisaron a Emergencias. Mientras, llamé a los padres de mi novio que vivían muy cerca, llegaron incluso antes que la ambulancia. Una vez allí, el padre intentó reanimarlo".

El padre de la víctima, que también declaró en la segunda sesión del juicio, corroboró que se desplazó hasta el lugar del siniestro tras recibir la llamada de la novia de su hijo. "Vivimos a unos 200 metros de donde se produjo el atropello. Cuando llegué, mi hijo tenía pulso y respiraba, pero me di cuenta que se estaba apagando, por eso intenté reanimarlo", aseveró. Cuestionado por el fiscal, el padre aseguró que tenía formación en primeros auxilios porque era monitor deportivo. Asimismo, afirmó que el equipo sanitario que se trasladó al lugar continuó reanimando al joven sin éxito.

En base a estos tres testimonios, tanto la Fiscalía como la acusación particular defendieron en sus informes finales que el joven atropellado estuvo vivo durante, al menos, unos minutos y que, por tanto, hubo omisión de socorro. Por contra, la defensa alegó que el chico sufrió una muerte "prácticamente instantánea". "Si falleció casi en el acto, no había forma de auxiliarlo, por lo que no hubo omisión de socorro", concluyó.

Posibles atenuantes

Antes de la entrega del objeto del veredicto, que tendrá lugar este viernes, la Fiscalía modificó su petición de cárcel para el acusado y planteó una importante rebaja: de los cuatros años de prisión solicitados inicialmente pasó a los dos años. La acusación pública introdujo este cambio a la baja al valorar la suma de dinero que el encausado ya ha pagado a la familia del fallecido. Entiende pues que concurre la atenuante de reparación del daño. "El dinero no es consuelo ninguno ante una muerte. Eso por supuesto. Ahora bien, el procesado ha asumido el grave error que cometió y eso hay que contemplarlo", dijo el representante del Ministerio Fiscal.

La acusación particular se mantuvo en su petición inicial de ocho años de cárcel. Para los familiares del fallecido no concurre ninguna atenuante, ni siquiera la de reparación del daño, por cuanto ponen en duda que el ingreso realizado a su favor haya corrido a cargo del patrimonio del joven encausado.

Por último, la defensa pidió una condena máxima de un año de prisión al estimar que en este procedimiento se dan tres atenuantes: la confesión, la reparación del daño y las dilaciones indebidas. 

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