Izquierda Unida Sanlúcar acumula adversarios en un clima preelectoral hacia 2027

La crisis de la basura y la falta de coordinación con la Policía Local tensan aún más la frágil estabilidad del gobierno de IU

El Partido Popular aprovecha el descontento social para consolidar su papel como principal fuerza de oposición en la antesala electoral

Sanlúcar se ahoga en basura y en un gobierno atrincherado

David González interviene como portavoz de Izquierda Unida para defender la gestión en el gobierno de Sanlúcar.
David González interviene como portavoz de Izquierda Unida para defender la gestión en el gobierno de Sanlúcar. / IU Sanlúcar
Manuel Reina

10 de julio 2025 - 13:56

La mecha política sigue encendida en Sanlúcar de Barrameda, con una oposición liderada por el Partido Popular que ha adoptado un tono más combativo desde la ruptura del gobierno de coalición, e Izquierda Unida acumulando tensiones y adversarios, si bien puede parecer que no existe ningún interés de evitarlos por parte de la formación de Carmen Álvarez.

En esta ocasión, el nuevo desencuentro gira en torno a las sanciones impuestas por el Ayuntamiento en materia de limpieza urbana, un asunto especialmente sensible para los vecinos debido a la crisis de basuras que sufre la ciudad. Mientras el ejecutivo municipal asegura haber impuesto más de 70 sanciones tras reforzar la vigilancia con agentes, técnicos y drones, los sindicatos de la Policía Local han desmentido públicamente esa cifra, acusando al consistorio de exagerar la realidad para alarmar a la población innecesariamente.

Más allá del baile de cifras, la disputa pone en evidencia la falta de coordinación y sinergia entre el gobierno local y la plantilla policial. Un problema ya conocido, pues la relación entre la alcaldesa y la Policía Local se ha visto deteriorada desde el inicio del mandato. Ahora, el conflicto reaparece, en un contexto donde IU gobierna en minoría y con nulo respaldo político de ninguno de los grupos del pleno. El PP, que no deja escapar ninguna ocasión para fiscalizar y señalar al gobierno de Izquierda Unida, se posiciona con los sindicatos policiales para denunciar el uso de estas supuestas sanciones como herramienta recaudatoria y de confusión para el ciudadano.

Si bien en algunos momentos del mandato Izquierda Unida optó por el silencio institucional como estrategia frente al ruido político, el rumbo actual parece apuntar hacia una campaña electoral anticipada de cara a 2027. Desde la delegación se ha defendido con firmeza la gestión, reiterando que las más de 70 sanciones están respaldadas por datos técnicos, y subrayando su apuesta por una ciudad más limpia, con inversiones recientes en personal y vehículos para la empresa pública Emulisan.

El blindaje de IU ha sido y sigue siendo el modus operandi de su mandato, sin dejar abierto el mínimo resquicio a la autocrítica, la crítica o el diálogo. Tacha a la oposición como "vacía de contenido" por su carencia a la hora de aportar propuestas positivas, pero no es menos cierto que el "ruido y manipulación" que alega la Alcaldía de sus rivales políticas vienen legitimados por el clamor de los sanluqueños, que no ven mejoría en la limpieza de sus calles ni en el desarrollo de su Sanlúcar.

El PP, amparado en ese clamor popular, acusa a la alcaldesa de mentir y califica su gestión de "esperpéntica". Si IU está ya en clave electoral, el PP intenta capitalizar el malestar social generado por la crisis de la basura para dar el salto definitivo hacia el gobierno municipal en 2027. Sin embargo, esta estrategia de instrumentalización sigue corriendo el riesgo de polarizar aún más un debate que, si bien está, es más herencia que responsabilidad de Carmen Álvarez.

El enfrentamiento entre el debilitado gobierno en minoría de IU y un PP que se ve fuerte y líder en la oposición no se limita a una cuestión puntual de limpieza: refleja un contexto político local marcado por la confrontación y la búsqueda de liderazgo de cara a un futuro electoral. La limpieza de la ciudad, problema más que real y prioritario para los sanluqueños, se ha conviertido en un terreno simbólico donde se juegan no solo cuestiones operativas, sino también la legitimidad política y la percepción pública.

Con una Izquierda Unida exhibiendo unas autodenominadas fortalezas en su capacidad para llevar adelante proyectos y mantener un discurso de compromiso con la mejora de los servicios públicos, especialmente en aspectos tan sensibles como la limpieza, la percepción de las calles es la de un crédito sobrepasado y un desgaste derivado de la acumulación de enemigos políticos y sociales. El futuro político dependerá de la habilidad de las partes para superar esta dinámica polarizada mientras la ciudadanía reclama soluciones y claridad, más allá de los enfrentamientos y el ruido mediático de un mandato abocado al fracaso desde su germen que está haciendo daño a Sanlúcar y los sanluqueños.

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