La madrugada del 8 de agosto de 2021 un hombre, que dijo ser guardia civil, intentó entrar en la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz en una furgoneta blanca con matrícula falsa. Aseguró que tenía que entregar una documentación en el Centro Operativo de Servicio. En el asiento del copiloto llevaba una mochila, y al verse retenido por el control de la puerta, que consultó con sus compañeros si estaban esperando algún paquete, el hombre se excusó diciendo que tenía que ir a echar gasolina y que luego volvía, dio marcha atrás y desapareció a gran velocidad. Las cámaras de seguridad lo vieron enfilar la autovia hacia Mérida (Badajoz), donde se perdió su rastro. El hecho fue publicado por este medio debido a la gran alarma que causó en la Benemérita, que inició una investigación para encontrar a esta persona, ya que, en principio, incluso se temió pudiera tener vínculos terroristas. La matrícula que llevaba la furgoneta blanca se correspondía con un vehículo de la marca Land Rover robado en Valencia, lo que aún arrojó más dudas a sus intenciones.

Sin embargo, meses después se ha conocido que el intruso pertenece al cuerpo y que es un integrante de una unidad de élite, del Grupo de Acción Rápida (GAR). Este medio ha podido acceder a una sentencia que se encuentra colgada en el archivo de jurisprudencia del Tribunal Militar Central y que desestima el recurso presentado por el guardia en cuestión, al que se le suspendió tres meses de sus funciones.

La sentencia recoge unos hechos que reflejó el teniente coronel jefe del GAR en un parte disciplinario que se emitió el pasado mes de enero.

La noticia saltó cuando el 20 de enero de 2022, el GAR tuvo conocimiento de que uno de sus agentes había sido un pueblo de la provincia de León, concretamente en Valencia de Don Juan Se le acusaba de un supuesto delito de falsedad documental, “en el marco de un intento de acceso a un acuartelamiento del cuerpo, concretamente a la Comandancia de Cádiz, el pasado 8 de agosto de 2021, utilizando un vehículo que portaba placas de matrícula que pertenecían a otro turismo”, reza la sentencia del Tribunal Central Militar. 

En la sentencia se asegura que "esta tentativa de intrusión generó alarma social, ad intra, en el seno del Cuerpo de la Guardia Civil, que rápidamente difundió, de manera masiva, mediante novedad SIGO, para alertar a todos los acuartelamientos sobre lo acontecido. Esta situación de peligro generó, ad extra, intranquilidad ciudadana, fruto de la difusión de lo ocurrido en medios de comunicación social".

La investigación ha sido desarrollada por el GIC de Cádiz y la Jefatura de Información (UCE-3) y las diligencias se siguen en el Juzgado de Instrucción número 2 de Cádiz, bajo secreto de sumario, para garantizar la seguridad de la instrucción y habida cuenta de la trascendente condición de guardia civil. Tras la declaración prestada en el Juzgado de Instrucción de Guardia en León, el día 21 de enero, en calidad de investigado, se le puso en libertad, "con mandato expreso de personarse ante el citado juzgado de Cádiz, que sigue el caso, dado que las reseñadas diligencias están aún en fase de instrucción".

A la vista del informe del asesor jurídico, el general jefe de las Unidades Especiales y de Reserva ordenó el 27 de enero la incoación de un expediente disciplinario contra este agente.

Consideró que podría haber cometido una falta grave consistente en “la observancia de conductas gravemente contrarias a la dignidad de la Guardia Civil”, prevista en el apartado 1 del artículo 8 de la Ley orgánica 12/2007, de 22 de octubre, de régimen disciplinario de la Guardia Civil.

No se puede olvidar que el suceso causó una honda preocupación en la Benemérita, más si cabe por el hecho de que España está en nivel 4 de alerta antiterrorista (el máximo es nivel 5 cuando se espera un ataque inminente), y que el intento de entrar en una Comandancia en una furgoneta con matrículas falsas y con una mochila en el asiento del copiloto levantó muchas sospechas.