El apedreamiento de una agente de Vigilancia Aduanera y dos guardias civiles en la sanluqueña playa de Las Piletas por parte de unas 80 personas ha causado estupor e indignación en la localidad. Estas personas pretendían hacerse con el alijo de hachís que portaba una lancha semirrígida abandonada por unos narcos en la arena con una treintena de fardos de hachís. Después de la información aparecida en este diario en su edición de ayer las reacciones no se han hecho esperar y numerosos sanluqueños han mostrado su repulsa por unos hechos que no benefician la imagen idílica de una ciudad que tiene en el sector turístico una de sus grandes fuentes de ingresos. Su alcalde, Víctor Mora, fue claro ayer al preguntársele por la postura municipal al respecto. "En primero lugar lamentamos y condenamos estos hechos que no pueden volver a repetirse. No es la imagen que la ciudad debe dar. La actitud de unos cuantos no puede perjudicar a Sanlúcar", dijo.

Destacó el alcalde la colaboración en el suceso ocurrido el pasado Viernes de Dolores de la Policía Local, que llegó al lugar de los hechos junto a agentes de la Policía Nacional para ayudar a la Guardia Civil a dispersar a estas personas que lanzaban piedras contra ellos para intentar hacerse con los fardos de droga.

"No podemos culpar a nadie en concreto pero hay que reflexionar y aumentar las medidas de seguridad para que esto no se repita. Quizá no sea el momento de hablar las cosas ahora, pero Sanlúcar tiene una población de 70.000 habitantes que se duplica durante al menos seis meses al año".

Sanlúcar sufre una importante tasa de paro, como el resto de la provincia. De sus 70.000 habitantes, unos 11.000 están en situación de desempleo. "Es un problema estructural -dijo-. Llegamos al Ayuntamiento en 2007, antes del estallido de la crisis económica, y ya había 7.000 personas paradas. Hay jóvenes, y no tan jóvenes, que se meten en un mundo problemático como el de la droga, a veces sin ver las consecuencias". Y recordó que si no hubiera sido por la valiente actuación de la agente de Vigilancia Aduanera y de los dos guardias civiles muchos fardos de hachís habrían desaparecido. "Uno lanza una piedra y el que está al lado le sigue sin darse cuenta del problema en el que puede meterse al ser detenido". La pena de cárcel si son arrestados con droga depende de la cantidad de la que se hayan apoderado. Si no supera los 2,5 kilos es entre uno y tres años y, a partir de esa cantidad, de 3 a 4 años y medio. El delito es igual para estas personas que se apoderan de alijos abandonados (busquimanos) que para cualquiera al que se le ocupe esa cantidad independientemente de como haya llegado a sus manos, y las penas se fijan dependiendo de la cantidad de droga y las circunstancias personales del autor.