Provincia de Cádiz

El hombre que llegó del campo, sin hacer ruido....

Apareció de pronto. El sindicato UGT en Cádiz acababa de vivir un momento convulso, desconocido hasta la fecha en la provincia. Su último secretario general, Pedro Custodio González, acababa de dimitir tras conocerse un uso incorrecto de la tarjeta del sindicato para ciertos pagos de carácter personal. De inmediato, congreso extraordinario y nuevas elecciones. En ese congreso, Salvador Mera se hacía visible por primera vez para muchos gaditanos. De aspecto serio, bonachón, hacía presagiar una ruptura total con el legado de Pedro Custodio González en su última etapa.

Nacido en Vejer, le gustaba decir que era un hombre sencillo y del campo. Muchos ciudadanos lo recordarán micrófono en mano, en plena plaza San Juan de Dios, durante una manifestación convocada por los sindicatos contra una de las reformas anunciadas por uno y otro Gobierno, lanzando soflamas populistas que arrancaban el aplauso de inmediato.

Ya era secretario general de UGT en Cádiz (había vencido a su oponente, Francisco Sánchez, también de la Sierra, de forma más o menos clara) y nadie podía adivinar lo que ayer sorprendía a la provincia de Cádiz. Más o menos en esas fechas se conocía su procedencia: la Federación Agroalimentaria de UGT en Andalucía, donde había participado en numerosas negociaciones que habían acabado con cierre de empresas. Todavía no se hablaba de EREs falsos ni de la juez Alaya. Y antes de recalar en Sevilla había llevado a cabo una trayectoria laboral y sindical en el Campo de Gibraltar, afiliándose incluso al PSOE de Los Barrios.

En el trato corto, Mera sorprendía. En un encuentro celebrado en este periódico nada más ser proclamado responsable ugetista en la provincia, políticos, empresarios y economistas se afanaban en dar con una clave que hiciera remontar a la provincia de Cádiz en materia laboral y de empleo. Entre teorías, frases políticamente correctas e irónicos ataques políticos, Salvador Mera irrumpió con su frase: "Lo que no se puede es meter todos los huevos en el mismo canasto, hay que ir poco a poco". Así es el responsable sindical al que ahora se acusa de estar vinculado de alguna forma a la trama de los ERE fraudulentos.

Pasado el tiempo, este pasado verano, llegó otro congreso extraordinario en el sindicato con nueva convocatoria de elecciones. Esta vez el contrincante era Antonio Montoro, conocido portavoz ugetista en el colectivo Delphi. Por menos margen que la vez anterior, pero volvió a ganar. Lo hizo después de sufrir, a finales de 2012, un ERE dentro de su propio sindicato. Curiosamente, se había despedido a personal del sindicato (o finalizado la relación contractual porque la Junta había recordato las subvenciones, como decía Mera), con las mínimas condiciones que marcaba la reforma laboral.

Salvador Mera volvió a ganar. El día antes de las elecciones sindicales, en una entrevista en este periódico, aseguraba: "Mientras UGT sirva para defender a los trabajadores, yo defenderé a UGT. El día en el que el sindicato no sirva para eso, yo seré el primero en irme. Como hoy no ocurre, este sindicato es la mejor herramienta de defensa de los trabajadores".

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