84º aniversario de los sucesos de casas viejas | memoria de un reportero gráfico

Leonardo, el fotógrafo olvidado

  • Autor de fotos históricas de los Sucesos de Casas Viejas, Leonardo Zambonino Cano trabajaba en 'Diario de Cádiz' en la década de los 30 pero hace 80 años fue asesinado y borrado socialmente del mapa

Leonardo Zambonino fue uno de los pocos fotógrafos de prensa que en enero de 1933 captó con su cámara en el cementerio de Casas Viejas la imagen de los cadáveres de víctimas de los Sucesos. Al día siguiente de la matanza, viajó a ese pueblo de la provincia de Cádiz con Federico Joly, entonces director de Diario de Cádiz. Su foto la publicó este periódico en el que trabajaba. Un mes después, Leonardo (así firmaba) regresó a Benalup y entonces tomó otra foto emblemática de familiares de fallecidos: la de las mujeres enlutadas y el niño arropado en blanco. Y hubo más: Leonardo les hizo fotos en Cádiz, en febrero y en marzo del 33, a los diputados de las dos comisiones parlamentarias, una extraoficial, que investigaron los Sucesos; también fotografió a huérfanos de víctimas, que estuvieron en Cádiz en la Colonia Escolar; y a otras víctimas: a los guardias de asalto heridos y al padre, la viuda y una hija de uno de dos los guardias civiles muertos.

Sólo por esas fotografías históricas, Leonardo merece ser recordado como un gran profesional. Al menos en esta tierra en la que nació y vivió. Pero ochenta años después de su muerte, incluso quienes trabajamos en el mismo periódico en el que lo hizo Leonardo tenemos una mínima noticia de él. Era un personaje muy conocido en el Cádiz de los años treinta. Y un día se esfumó. Desapareció. No sólo murió él sino que también murió su recuerdo. Leonardo quedó arrumbado en un oscuro rincón de la memoria popular y social. ¿Cómo es eso posible? ¿Qué sucedió para que hasta familiares y descendientes de Leonardo no hayan sabido durante muchos años casi nada de su tío, de su abuelo, de su bisabuelo o del hermano de su bisabuelo?

La Asociación de la Prensa de Cádiz homenajeó en 2008 a los periodistas represaliados tras el golpe de Estado de julio de 1936. El historiador Santiago Moreno investigó y escribió un texto sobre esos profesionales de la prensa perseguidos y ahí aparecen unos primeros datos sobre Leonardo. Están recogidos del libro de la también historiadora Alicia Domínguez sobre la represión franquista en Cádiz y en San Fernando. Concha Langa los amplió después en otro libro.

Resulta que Leonardo es detenido por los golpistas el 28 de julio de 1936 y encarcelado. Días después, como muchos otros presos, es conducido al vapor Miraflores, un barco prisión. Vuelve luego a la cárcel de Cádiz y en septiembre aparece en una lista de masones publicada en la prensa. Leonardo no ha cometido ningún delito pero los sublevados contra la República consideran que ser masón es ser un criminal. De modo que el 31 de diciembre, alguien va a buscarlo a la cárcel, lo lleva a los alrededores de la plaza de toros y lo mata. En el registro de la prisión queda anotado para la posteridad que Leonardo lo sacan ese día de allí para trasladarlo al penal de El Puerto de Santa María. Si sabemos hoy que eso nunca sucedió, que Leonardo fue asesinado, es por lo que figura en el libro de registro del cementerio de Cádiz: su nombre, la fecha en que su cadáver llegó allí (2 de enero de 1937) y el lugar de su fallecimiento. Leonardo tenía entonces 47 años de edad.

En casa de Eduardo, uno de los hijos de Leonardo, nunca se celebró la Nochevieja desde que mataron al padre. Se festejaban la Nochebuena y la Navidad. Pero el fin de año se había convertido en una fecha demasiado triste. Eso lo recuerda Eduardo, nieto de Leonardo, y así se lo contó hace unos días a su hija Silvana, historiadora, cuando ella le dijo que acababa de recibir un wasap de un periodista de Diario de Cádiz que preparaba un reportaje sobre Leonardo y estaba contactando con familiares del fotógrafo para recabar datos sobre él.

Silvana y su padre conservan un carnet de prensa de Leonardo de 1927. Lo identifica como corresponsal gráfico del semanario La Unión Ilustrada, de Málaga, considerada la mejor revista gráfica andaluza del primer tercio del siglo XX. Silvana ha elaborado un árbol genealógico de su familia y ha averiguado que su bisabuelo Leonardo nació a las seis de la mañana del 5 de mayo de 1889 en Cádiz, en la casa número 10 de la entonces plaza de Méndez Núñez, hoy plaza del Mentidero. La esposa de Leonardo era Concepción Velo. El padre de Silvana recuerda que su abuela nunca hablaba de la muerte de su marido. Miedo y silencio. Como en muchas otras familias de represaliados. Sobre todo en las de quienes no tenían significación política destacada, eran republicanos y, como le ocurrió a Leonardo, fueron encarcelados y, sin juicio, sin haber cometido delito alguno, fueron asesinados y luego fue prohibido y perseguido hablar de ello, escribir sobre ello y preguntar sobre ello.

Sólo así se explica que personajes como Leonardo desapareciesen, se esfumasen. O que algunos descendientes apenan sepan de ellos. Silvana se lamenta de no tener ni una sola fotografía hecha por su bisabuelo. En la hemeroteca de Diario de Cádiz, observa emocionada que el periódico publicaba en primera página, en 1933, fotos firmadas por Leonardo. Ahí están, en imágenes que Leonardo capturó con su cámara, desde el ministro de Agricultura, Marcelino Domingo, de visita en Cádiz, hasta Pepillo el del Tabaco, que entra en la Audiencia esposado para ser juzgado por un crimen. Y también la botadura del Campeche en la factoría de Matagorda, y un grupo de periodistas extranjeros que recorre España, y el obispo electo de la diócesis, Pérez Fernández, y un despacho al aire libre en la Fiesta del Libro, y la Unión Gaditana de Camareros celebrando con un frito un aniversario en la Casa del Pueblo...

En 1936, Leonardo pasa de esa posición a verse encarcelado, señalado como un delincuente sin serlo. Y no sólo eso. En la cárcel, con él, está su hijo Antonio, que saldrá libre en agosto de 1937 y embarcará al año siguiente rumbo a Argentina. A ambos les llega en prisión la noticia de que a un hermano de Leonardo, Antonio, practicante de la Armada, lo han fusilado en San Fernando en agosto. Un bisnieto de éste, que lleva su mismo nombre, reside en San Fernando. Periodista, es hijo y nieto de dos Zambonino, dos médicos muy conocidos en la ciudad, ya fallecidos.

Antonio es quien facilita el contacto con la bisnieta de Leonardo y también con Regla Zambonino, que tiene 88 años y reside en Casablanca, en Marruecos. Regla explica por teléfono que recuerda a su tío Leonardo perfectamente. "Buen padre, buen marido. Todos lo queríamos mucho. Trabajaba en Diario de Cádiz y tenía un estudio de fotografía. Era una persona muy amable, un tío muy cariñoso. Lo mataron. El porqué no lo sé". Regla es hija de Leopoldo, hermano de Leonardo, que era abogado y residió en Fuente de Cantos (Badajoz), donde fue detenido al inicio de la guerra por republicanos y salvó su vida de milagro, rememora ella, gracias a un vecino al que no le había cobrado por un pleito. Le devolvió el favor.

De esa época, Regla tiene grabada una imagen de cuando era niña: la de su tía Carmela, esposa de Antonio (el hermano de Leonardo al que mataron en San Fernando). Su sobrina la evoca traspuesta, con la foto de su marido en las manos, mirándola.

Leonardo tenía cinco hijos. Antonio Zambonino Velo, que se fue a Argentina. Leonardo, al que un expediente militar de 1937 señala como prófugo y sin actividad política pero muy amigo de un extremista. José, condenado en 1944 a 12 años de prisión en un proceso que lo califica como de "escasa peligrosidad". Leopoldo, el padre de Regla, que se salvó de los republicanos pero fue condenado después por los franquistas, por masón, a 12 años de cárcel. Aurelio, que figura como huérfano de padre en el censo de beneficiencia de 1937. Y Eduardo, sobre quien un expediente militar de 1943 advierte: su padre fue fusilado al principio del Movimiento por ideas políticas.

Ese padre al que en la Nochevieja de 1936 mataron por sus ideas era pocos años antes vocal de la junta directiva de la Agrupación Profesional de la Prensa Diaria. A veces, al término de una reunión, "el compañero Leonardo" tiraba "un magnesio", fotografiaba a sus colegas, se lee en una noticia en Diario de Cádiz. Leonardo formaba parte del reducido grupo de periodistas de Cádiz. Entre otras cosas, organizaban la famosa Corrida de la Prensa. En otra noticia de abril de 1933 se lee que preparaban la de ese año con un cartel magnífico, que querían contratar a Domingo Ortega y a otros diestros de reconocido prestigio. Muy pocos años después, en el 37, en plena guerra civil, seguían publicándose noticias sobre corridas y toreros. Pero ningún periódico gaditano podía ya contar que junto a la plaza de toros de Cádiz alguien había matado al compañero Leonardo.

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