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Contralmirante Gonzalo Villar, comandante de 'Dédalo 23': "Haber salvado a personas en Turquía es un hito inolvidable"

El contralmirante Gonzalo Villar, en la cubierta del 'Juan Carlos I'.

El contralmirante Gonzalo Villar, en la cubierta del 'Juan Carlos I'. / Armada

Esta semana regresó a casa el Grupo Dédalo 23. Al mando del contralmirante Gonzalo Villar, el despliegue que era para adiestrarse y mostrar la capacidades de la Armada a la OTAN, cambió tras el terremoto de Turquía y Siria el pasado 6 de febrero.

–El despliegue para adiestrarse con países aliados se convirtió al final en una operación de salvamento, ¿qué balance haría de ese trabajo?

–El balance es muy positivo, pues con nuestro esfuerzo hemos contribuido a aliviar el dolor de la población de Alejandreta tras el terremoto, e incluso hemos ayudado a rescatar a dos personas con vida entre los escombros. Esto fue posible gracias a que estábamos desplegados por el Mediterráneo, lo que nos permitió llegar a la zona y comenzar a desplegar nuestros medios antes de que hubiesen transcurrido las primeras 48 horas. En esos momentos, en los que todavía reina el caos, toda ayuda es poca.

–¿Cómo fueron estos primeros momentos, la organización y los preparativos tras conocer que iban para la zona?

–El mismo día del terremoto por la tarde ya nos estábamos dirigiendo a Alejandreta y desde esa misma noche ya estuvimos en contacto con la organización de emergencias turca. Al día siguiente, mientras nos acercábamos al puerto, enviamos por helicóptero nuestro equipo de enlace al centro de emergencias provisional que se había montado en el Aeropuerto de Adana, para coordinar los detalles de nuestra ayuda. Allí nos informaron de que el puerto estaba en llamas así que, gracias a nuestra capacidad anfibia, con las primeras luces del día siguiente nuestro equipo hizo un reconocimiento hidrográfico y localizó una playa para desembarcar el Batallón de Infantería de Marina y su equipo. En pocas horas teníamos establecidos en la ciudad 500 infantes y 53 vehículos, ya colaborando con la búsqueda de supervivientes en los escombros y repartiendo agua y comida a las ONG de la zona. A partir de ahí, fueron ocho días de actividad incesante en las que tuvimos a ochenta infantes permanentemente en las tareas de rescate en cuatro lugares diferentes, mientras que otros equipos similares colaboraban en el reparto ayuda, montaban campamentos para los damnificados, descargaban aviones en el aeropuerto y barcos en el puerto una vez que abrió y distribuían nuestros propios alimentos y agua. En total, nuestro trabajo permitió la distribución de 3600 toneladas de ayuda humanitaria.

–¿Qué destacaría como hitos principales de esa misión?

–Sin duda, el haber salvado a dos personas es un hito inolvidable aunque, como decía, nuestro trabajo en el reparto de ayuda sin duda ayudó a aliviar en parte el dolor de la población. También me gustaría destacar lo importante que fue para todos ver la repercusión que nuestro trabajo estaba teniendo en España, gracias a los medios de comunicación y las redes sociales. Igualmente, las continuas muestras de cariño del pueblo turco fueron muy importantes para poder sobrellevar esos momentos tan difíciles.

Infantes de Marina en la llegada a Rota del Grupo Dédalo. Infantes de Marina en la llegada a Rota del Grupo Dédalo.

Infantes de Marina en la llegada a Rota del Grupo Dédalo. / Armada

–Se refería usted en la visita que les hizo la ministra de Defensa al trabajo realizado por los infantes de Marina, ¿qué destacaría de ellos?

–No sabría por dónde empezar. Han sido un ejemplo permanente de generosidad y humanidad y también de profesionalidad. A pesar de lo dura que fue su tarea, conviviendo codo con codo durante días con el dolor de las familias que esperaban recuperar a sus seres queridos de los escombros, no solo nunca desfallecieron, sino que siempre estaban dispuestos a volver al trabajo para continuar ayudando.

–¿Y cómo afecto todo al planning primero previsto del despliegue del Grupo Dédalo?

–Debido al terremoto, tuvimos que cancelar algunas actividades programadas de cooperación con otros países. En particular, estábamos a punto de comenzar unos ejercicios con las marinas egipcia e israelí y también teníamos prevista una escala en el puerto de Haifa. Sin embargo, cambiar nuestra configuración en cuestión de horas pasando de realizar operaciones militares a una misión de ayuda humanitaria y, tan solo cinco días después, de nuevo a operaciones militares, nos ha dado la oportunidad de mostrar nuestra capacidad y nuestra versatilidad como fuerza naval.

–Han estado en diferentes ejercicios por el Mediterráneo, ¿cuál destacaría como más importantes?

–Sin duda, el principal hito del despliegue ha sido la operación de ayuda humanitaria en Turquía, pero también fue muy importante nuestra integración bajo mando OTAN para realizar actividades de vigilancia reforzada junto con los portaaviones norteamericano George H.W. Bush e italiano Cavour. Durante ocho días, nuestros Harrier estuvieron volando junto con los aviones de estos buques en los espacios aéreos de Rumanía, Hungría, Eslovaquia, Croacia, Macedonia del Norte, Grecia e Italia, contribuyendo a las 3 actividades de disuasión y defensa de la OTAN, mostrando nuestra capacidad y el compromiso de España con la seguridad de todos los aliados.

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