El campo de Chipiona florece por Todos los Santos entre el agua y la adversidad

Los agricultores de Chipiona se recuperan de las inundaciones de la primavera preparando con optimismo la campaña de Todos los Santos, la más importante para el sector

La Asociación de Agricultores de la Costa Noroeste espera que pronto se inicien las obras para solucionar el problema histórico del nivel freático y reclama a las administraciones un Plan Estratégico que asegure el relevo generacional

Flor cortada producida en Chipiona para la campaña de Todos los Santos.
Flor cortada producida en Chipiona para la campaña de Todos los Santos. / D. C.

El campo de Chipiona no ha pasado un buen año. Las torrenciales lluvias de la pasada primavera anegaron gran parte de las hectáreas dedicadas a la producción. Al final del mes de marzo, el COAG —Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos— cifró en más de un 35% las pérdidas en la producción. Sin embargo, la flor cortada, santo y seña del campo chipionero, aguantó el temporal, nunca mejor dicho, pudiendo abastecer en tiempo récord la demanda para una temporada clave como la Semana Santa y demás fiestas de primavera. No es poca cosa, pues gran parte de la flor que se consume en todo el país viene cortada de los campos de la Costa Noroeste gaditana, unas tierras que han estado abandonadas y silenciadas para las distintas administraciones.

La catástrofe del pasado mes de marzo sirvió, al menos, para que el campo fuera escuchado en reivindicaciones que llevan más de 20 años auxiliando y que parece ser que ahora, gracias a la lucha y al sacrificio de los trabajadores que fundaron la Asociación de Agricultores de la Costa Noroeste de Cádiz, están siendo auxiliados para que desgracias como la del pasado mes de marzo sean parte parte de un mal recuerdo.

Meses después, el campo se sigue recuperando aún de los efectos que dejaron las distintas borrascas que inundaron sus producciones y que han dejado, todavía, a algunos agricultores sin poder planificar la campaña que entra ahora, la más importante del año para el sector, la de Todos los Santos. Se estima que durante estas semanas se vende más del 30% de la producción de flor de un año para un agricultor.

Luis Manuel Rivera Maestre, responsable de Flor Cortada de COAG Andalucía, se muestra optimista: “Está funcionando más o menos bien, con los mismos precios que otros años”. Esta estabilidad en los precios se debe, en parte, a la escasez de producto. “Si es verdad que hay menos flores, por lo que no creo que bajen los precios a final de campaña como pasaba otros años. También es cierto que hay algunas flores que están faltando, por lo que pueden estar un poco más altas de precios”, añade Rivera. Francisco José Díaz, presidente de la Asociación de Agricultores Costa Noroeste de Cádiz, corrobora la tendencia: “Para esta temporada han faltado más flores, pero lo que hay se está vendiendo. Los precios se han mantenido con respecto al año pasado”.

Eso sí, los agricultores alertan de una tendencia poco halagüeña para el sector en esta temporada de Todos los Santos, debido a un declive en la tradición de consumir flor natural. “Cada vez se estila más la flor artificial, la de tela, la que se vende en los bazares. Está en detrimento. Además, cada vez hay más incineraciones y menos entierros, lo que tampoco ayuda a nuestro sector. Y la gente joven tiene menos apego a las tradiciones”, lamenta José Santamaría, agricultor de Chipiona.

El nivel freático, una continua amenaza y una solución "cercana"

La sombra de la catástrofe de marzo sigue planeando sobre las explotaciones, especialmente en aquellas situadas sobre terrenos con un nivel freático excesivamente bajo. El riesgo de nuevas inundaciones es real y mantiene a los agricultores en vilo ante el inicio de las lluvias otoñales.

Los agricultores alertan que se trata de una continua amenaza que, de no atajarse con urgencia, se va a repetir cada vez que llueva. Una parte de los productores de Chipiona tienen un nivel freático muy bajo, es decir, el agua está muy cerca de la superficie. En cuanto vuelva a llover, esta capa se viene arriba y encharca las tierras. Además, comentan, son las zonas que más calidad tienen y más pronto dan la flor.

La incertidumbre es tal que muchos productores se resisten a invertir en la nueva campaña. Francisco José Díaz confirma que “todavía se nota la catástrofe de las lluvias de la pasada primavera. Hay agricultores que siguen sin poder sembrar, otros que están labrando pero que no se fían de sembrar hasta que se solucione lo del acuífero por miedo a que llueva y se pierdan las flores”. En total, se habla de 350 hectáreas afectadas.

Tras las lluvias de la pasada primavera, las instituciones parecen haber apostado de verdad por solucionar esta problemática que el campo lleva reclamando más de dos décadas. La Asociación de Agricultores de la Costa Noroeste de Cádiz, fundada hace cinco años precisamente para abordar este problema, ha logrado poner el tema sobre la mesa, pero las obras se han demorado por trámites burocráticos. “Queríamos aprovechar el verano, porque no hay lluvias, para empezar las obras pero se ha ido demorando por trámites administrativos”, explica Rivera. El escollo actual se centra en “dos papeles”: el permiso de carreteras para conectar la tubería de drenaje a un ovoide y el estudio de la biota para determinar la calidad del agua pluvial que se verterá al mar. "Hemos presionado desde las asociaciones para que la Comunidad de Regantes, el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía pongan todo de su parte para solucionar esas 350 hectáreas que tienen el nivel freático a medio metro. Las obras, parece ser, van por buen camino, pero hasta que no las hagan, no nos lo creemos”.

“No se puede demorar más en el tiempo”, sentencian desde la asociación, y advierten: “Son hectáreas que muchos agricultores han abandonado, tierras históricas en la que se han cultivado hortalizas y flor cortada. Es una pena, porque son explotaciones familiares, pequeñas, que no pueden sembrar. Es riqueza que se está perdiendo, y puestos de trabajos”.

Doble aspiración para proteger la flor y asegurar el relevo generacional

La Asociación de Agricultores de la Costa Noroeste de Cádiz se ha convertido en el motor de las reivindicaciones del sector, llevando la voz de Chipiona más allá de las fronteras gaditanas. El objetivo, conseguir un amparo institucional que garantice la supervivencia y el futuro de la flor cortada.

"Toda ayuda institucional es poca. Sí es verdad que se están implicando más, pero sobretodo porque la Asociación de Agricultores están siempre pinchando y recordando lo que pasó. Si no fuera por ellos, el Ayuntamiento echaría menos cuenta", reconoce un agricultor, agradeciendo el esfuerzo de la entidad. El presidente de la asociación, Francisco José Díaz, subraya que la lucha se encarnó "hace años" pero que "a partir de lo que sucedió la pasada primavera es cuando se han puesto las pilas".

La principal demanda ahora es un paraguas protector para el cultivo. Luis Manuel Rivera, de COAG Andalucía, revela: “Estamos solicitando a la Junta y al Gobierno Central elaborar un plan estratégico para proteger nuestra actividad. Tenemos que reunirnos con la Consejería y el Ministerio para que se le dé un impulso”.

IGP

Además, la flor cortada busca un distintivo de calidad que la diferencie de la competencia extranjera. “Estamos solicitando una IGP (Indicación Geográfica Protegida) para darle una seña de identidad y diferenciar la flor de la Costa Noroeste de Cádiz con la que entra de otros países”, adelanta Rivera. Francisco José Díaz apoya firmemente esta idea: “Queremos protegerlo como se protege el atún de Barbate o el queso payoyo. Hay muchas familias que comen de esto”.

La labor de divulgación ha llegado incluso a la capital comunitaria, aunque con un sabor agridulce. “Somos un sector muy pequeño y prácticamente desconocido. Hace un par de años estuvimos en Bruselas y no sabían de nosotros. Son ajenos al problema de aquí”, lamentan. Sin embargo, gracias a la asociación se están abriendo puertas. “Estamos pendiente de tener una reunión con el Ministerio en noviembre”, confirma el presidente del colectivo, que busca “que hagan algo especial con la flor cortada, tener un aliciente más con los jóvenes”.

Proteger este sector es vital para el relevo generacional. “Es importante porque son reivindicaciones que nos ayuda en el relevo generacional. Hay muchos jóvenes que se quieren incorporar y no los podemos dejar solo. Tenemos que darle todo el calor del mundo para que puedan vivir dignamente de lo que producen”, concluye Luis Manuel Rivera, resumiendo la lucha del campo chipionero: sobrevivir, dignificar y asegurar el futuro de su patrimonio.

stats