El reciente crimen machista de Eva Aza en El Puerto ha puesto en el punto informativo el sistema VioGén (Sistema de Seguimiento Integral en los casos de Violencia de Género), especialmente al conocerse que su presunto homicida ya había estado en prisión anteriormente por un caso de violencia de género y su nombre constaba en este registro aunque su alerta ya no estaba activa.

Desde que ocurriera el homicidio se han sucedido las reuniones y propuestas a diferentes niveles para tratar de reforzar la protección en los casos de maltratato toda vez que VioGén "no siempre es suficiente" al valorar el riesgo de la víctima, según apunta la propia fiscal de la Sala de Violencia sobre la Mujer.

El propio Ministerio de Interior quiere incluso disponer de un nuevo protocolo para poder comunicar a mujeres que denuncien una agresión machista en dependencias policiales si su pareja tiene antecedentes por malos tratos y está incluida dentro del sistema de VioGén. Esta medida estaría por el momento pendiente de la valoración que realice la Abogacía del Estado por la implicación que en la misma tendrían leyes como la 7/2022 sobre tratamiento de datos personales para delitos graves.

La Junta de Andalucía ha planteado también la posibilidad de revisar el pacto de Estado contra la violencia de género. En esta línea, la secretaria de Estado de Igualdad ha recordado que este año "se va a invertir más que nunca" en esta materia y ha destacado la importancia de contar con herramientas para evitar que "terminen haciéndose cosas que no son lo más apropiadas para proteger a las víctimas". "Los bancos pintados de colores no están mal, pero que podrían tenerse más servicios para atender a mujeres", ha asegurado.

Cómo funciona VioGén en los casos de violencia de género

VioGén se basa en la labor que deben realizar las fuerzas de seguridad para investigar cualquier caso de violencia de género, su obligación de denunciarlo de oficio si cuentan con indicios suficientes, aunque la víctima no lo haga y la necesidad de realizar un análisis pormenorizado de los riesgos para determinar el nivel de protección.

Con toda la información recopilada e incluida en el sistema, este asignará un nivel de riesgo -"no apreciado", "bajo", "medio", "alto" o "extremo"-, que podrá ser modificado al alza por los agentes si lo consideran necesario para proteger mejor a la víctima. El resultado se comunica al juzgado y al fiscal en un informe automatizado que se incluye en el atestado policial.

Cada nivel de riesgo lleva aparejadas medidas policiales específicas de aplicación obligatoria e inmediata:

• En los casos en los que ese riesgo es "no apreciado", los agentes se centran en informar a la mujer de los recursos disponibles a los que puede acudir y acceder.
• Cuando el sistema determina un nivel de riesgo "bajo", se facilitará a la mujer un teléfono de contacto permanente y se realizarán contactos telefónicos o personales de manera discreta y acordados con la víctima. Se intentará conocer a través de ella las resoluciones judiciales del caso, ya que pueden aumentar el peligro para la mujer y exigir una mayor protección. Los agentes deberán informar al agresor de que su caso se encuentra sometido a control policial; si tiene armas, iniciarán el proceso para retirárselas; y controlarán puntualmente la información penitenciaria en el Sistema VioGén para conocer sus posibles salidas de prisión.
• Con un nivel de riesgo medio, aumentan las medidas y se plantea si es necesario el ingreso de la víctima en un centro de acogida. Se establecen controles ocasionales en su domicilio, en el trabajo y en los centros escolares de los hijos y se insta a la Fiscalía a asignar un dispositivo telemático de control al agresor.
• Con un nivel de riesgo alto, y si no está localizado el agresor, se debe invitar a la víctima a ir a un centro a acogida o a cambiar de domicilio y los controles sobre la vivienda o el lugar de trabajo serán frecuentes. Se realizarán también controles aleatorios del agresor, contactando además con personas de su entorno.
• La protección de la víctima en los casos de riesgo "extremo" será permanente y, si es necesario, también se vigilarán las entradas y salidas de los hijos en el colegio, además de establecer un control exhaustivo sobre el agresor.

A cada víctima se le proporciona además un plan de seguridad personalizado (PSP) con medidas de autoprotección, como llevar siempre un teléfono móvil, hacer un uso seguro de las redes sociales, adoptar rutinas de seguridad en los desplazamientos o planificar una rutina de huida en caso de nueva agresión.

Se incluyen además recomendaciones si hay hijos menores, a los que el sistema aconseja enseñarles a salir de la habitación si se produce un hecho violento y a ir a un lugar seguro.