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Vengo del futuro para hablarte de tu trabajo

  • Más que la robotización, la precarización es la amenaza del empleo que viene 

  • Tecnología, medioambiente y sanidad son las áreas que despuntan en las proyecciones

Muchos de los futuros empleos están relacionados con cuestiones medioambientales, como la presencia de microplásticos.

Muchos de los futuros empleos están relacionados con cuestiones medioambientales, como la presencia de microplásticos. / Erasmo Fenoy

Teletrabajo. Sin horarios. No hay horarios. Flexibilidad. Nuevas formas de trabajo. “¿Qué es un contrato?”, dijo la condesa viuda de Graham. Currar fuera de aquí, desde aquí al lado. En medioambiente. Con nuevos materiales. Nanotecnología. Internet de las cosas. Titulitis. Soft-skills. I+D lo mismo (citando a Antílopez). ¿Cómo será el mundo del trabajo que viene? A principios del siglo XX, el ilustrador francés Jean-Marc Côté elaboró una serie de ilustraciones para cajetillas de cigarros imaginando la vida en el 2000. Los bomberos apagan fuegos con alas de murciélago. Una especie de araña mecánica se dedica a afeitar, con cuchillas en las patas. Incluso hay una protoversión de los audiolibros. Algo así ocurre cuando se piensa en el trabajo del futuro, sobre todo, bajo el acelerón tecnológico que nos ha tocado vivir como generación.

Uno de los referentes habituales al respecto, el de la robotización del empleo, parece haber salido de la pandemia también en cuarentena, por mucho que nos hayamos pegado todos un empacho de aplicaciones. Hay profesiones que no pueden recurrir al teletrabajo y los Nexus 6 aún no están disponibles:“La robotización es el lobo del cuento –comenta José Manuel Sánchez Vázquez, director de la iniciativa 3E de la UCA (Emprendimiento, Empresa y Egresados)–. Citando a un conocido, es como Guti, una eterna promesa que no ha terminado de cuajar”.

El futuro no existe –añade–. Nadie sabe qué va pasar, por eso fuimos incapaces de pensar hacer veinte años en el Whatsapp o la reuniones por Zoom. Eso no significa que no tengamos que prepararnos: de hecho, hay que quitarse el chip de que la formación es algo que termina”.  

“Nos gusta muchísimo imaginar –coincide Manuel Hidalgo, profesor de Economía Aplicada en la Universidad Pablo Olavide de Sevilla–. Los cambios se producen de tal manera que no te das cuenta, pero no son tan rápidos ni tan radicales. El primer móvil apareció en los 80 pero pasaron más de veinte años hasta tener un smartphone con cámara, internet y demás, como el que tenemos”.

Aun así, las proyecciones estiman que, en los próximos años, el 47% de los empleos actuales tendrán una alta probabilidad de ser sustituidos por la progresiva automatización. Los sectores más afectados, eso sí, parecen ser los de la automoción y la electrónica. “El que digamos que la mitad de los empleos actuales pueden verse muy afectados por la tecnificación no quiere decir que desaparezcan –puntualiza Manuel Hidalgo–. Piensa, por ejemplo, en algo como la fotografía: ha cambiando radicalmente, pero siguen existiendo fotógrafos y negocios fotográficos. Un empleo no es más que una suma de tareas: si el tuyo tiene dos tareas repetitivas, te ganará la tecnología. Si tiene muchas y muy humanas, es muy posible que ganes tú. Al fin y al cabo, de lo que hablamos es de una reorganización del empleo, con ganadores y perdedores, no de una pérdida de empleo. Y en nuestro caso, el cambio tecnológico exacerba mucho las diferencias entre quien está preparado y no”.

"La OCDE advierte de que, cada año, la representatividad de la clase media disminuye en un 1%"

Para el especialista, “este temor es un continuo desde que apareció la máquina de vapor, pero nunca se ha producido algo parecido al desempleo tecnológico keynesiano, aun en momentos de fortísimo cambio tecnológico. El desempleo tecnológico no va a suceder –prosigue–, pero nos olvidamos de la posibilidad de que se generen otro tipo de consecuencias que sí son más reales y más preocupantes”.

En El empleo del futuro (Deusto) Manuel Hidalgo recuerda cómo, hasta el momento, la mecanización ha ido de la mano de una mejora en el nivel adquisitivo de los trabajadores, aunque fuera a largo plazo. Como ejemplo, un traje de calidad en el siglo XVIII suponía el sueldo de un año de un lacayo: con el sueldo medio de un británico en 2010 se podían adquirir 14 veces los bienes y servicios que en 1750.

Sin embargo, lo que han mostrado las últimas décadas es que el poder adquisitivo de la clase trabajadora se ha ido reduciendo. La propia OCDE señalaba que, cada década que pasa, la llamada clase media pierde un punto porcentual de representación sobre el total de la población en las economías avanzadas. Para colmo, la pandemia no ha hecho más que subrayar unas desigualdades que seguirán aumentando con la precarización cada vez mayor de las relaciones laborales y el viento de cola de la gig-economy. No sólo van a cambiar los trabajos, sino el trabajo.

Ese es el verdadero problema del cambio tecnológico –apunta Manuel Hidalgo–, la mayor desigualdad en el reparto de renta. Ocurre que lo que no puedes hacer son políticas luditas:para qué repartir mejor si vas a repartir menos. Frente a esto, habría que procurar que buena parte de la población estuviera en el grupo de los ganadores, algo que pasa por una formación de calidad. Y, obviamente, cultivar políticas de transferencia: que aquellos que salgan perdiendo tengan una mayor capacidad para llevar una vida digna, ya sea en especie –salud y educación públicas, etc.o por transferencia monetaria, con algún tipo de renta básica”.

Bien, ¿cómo afecta esto a andaluces y gaditanos? “Pues yo diría que el escenario inmediato aboga por la cualificación –continúa el economista–. Y aquí tenemos muchos equipos y muy punteros, pero es obvio que vamos rezagados. Cuando tienes una región con muchos estudios superiores pero no son mayoritarios, no tienes una región preparada. Y eso es importante, porque no podemos perder esta oportunidad”.

Desde la UCA, José Manuel Sánchez Vázquez se muestra un punto más optimista: “Nuestra visión gaditana negativa a veces es un poquito exagerada. Un estudio del BBVA nos ponía como la novena provincia española en TIC y además está el tema de la economía verde o, aquí, economía azul, que se está potenciando mucho. La Sierra cuenta con un proyecto de Economía Circular muy potente, y en la costa hay una apuesta consensuada por la economía azul. Sin olvidar el enorme potencial cultural de la provincia”.

El 47% de los empleos actuales corren el riesgo de ser sustituidos por la automatización

En este sentido, Sánchez Vázquez recuerda las conclusiones del Diagnóstico del Ecosistema Emprendedor de la provincia, presentado el pasado octubre en Diputación: el resultado es que el gaditano es un territorio propicio para el emprendimiento, “a pesar de que hubiera puntos mejorables”. Entre ellos, el tamaño de las empresas, que da poco músculo:“Nuestra densidad empresarial es manifiestamente mejorable”.

Para Sánchez Vázquez, el desempeño del futuro tendrá que ver con cinco grandes ejes: “El más obvio, la tecnología, al abrazo de los Next Generation. Otro es el espacio que genera el gran pacto verde, la sostenibilidad:no sólo hemos de corregirnos, sino reparar el daño que hemos creado, y aquí tenemos una gran oportunidad para hacer las cosas bien, con las renovables como punta (Navantia acaba de anunciar que va a crear un súper centro). La tercera gran pata serían... las personas –continúa–. La pandemia nos ha subrayado la importancia de la sanidad y la ciencia: los cuidados y la salud serán muy importantes con la longevidad hacia arriba y una pirámide inversa. Y aquí deberíamos incluir también lo mental, lo emocional”.

“Por último, la otra pata es la cultura, que no se nos puede olvidar frente a una homogenización mundial. Europa se está quedando fuera de las grandes decisiones, pero siempre ha sido el centro cultural y eso tenemos que seguir trabajándolo y defendiendo nuestro patrimonio”.

De momento, la realidad es esta: según los datos que aporta el Observatorio Argos, dependiente de la Junta de Andalucía, el sector turístico recopiló en el último trimestre de 2021 en la provincia de Cádiz un total de 31.449 contratos, un 95% de ellos, temporales. De estos más de treinta mil contratos (tres veces más que en cualquier otro sector), 20.729 pertenecían a camareros. Las demandas de empleo femeninas doblan a las de sus compañeros: quince mil frente a unos 7.300. Las ocupaciones más demandadas, sin embargo, son las referentes a limpieza de oficina, hoteles y demás.

Por comparación, la rama del comercio registró en el mismo periodo un total de 13.917 contratos en la provincia, con una temporalidad del 88,3%.

Le siguen en el número de contratos la construcción, que se apuntó 12.097 contrataciones en el tercer trimestre de 2021, el 97%, temporales. En el mismo periodo, lo agrícola arrojaba 11.799 contratos en el sector, con una temporalidad del 98%.

En la rama de medioambiente se registraron un total de 10.505 contratos en el último trimestre, un 86,6%, temporales. Le sigue la industria, con apenas 9.736, un 94,16% de ellos de carácter temporal. Y, por último, lo cultural arropó 2.337, con una temporalidad del 97,9%.

Todo parece genial, y posible, hasta que se ve de dónde partimos. Frente a escenarios como este, y unas perspectivas copadas por la voces de un futuro sin trabajo, Sofia Erica Rossi y Carlo Canepa decidieron dar una respuesta en Pescadores de plásticos y otros oficios del futuro, un álbum para niños que acaba de publicar editorial Algar y que viene a recordar a esas estampas steampunk de Côté. Frente a un destino laboral plúmbeo, y bajo la famosa premisa de que la mayor parte de los trabajos que desempeñarán nuestros hijos aún no existen, los autores pensaron en “cómo sería estimular la imaginación de los niños a partir de distintas innovaciones aún por definir”, comenta, desde Italia, Carlo Canepa. Así, en las páginas del libro vemos a sastres del ADN, chefs del microscopio o detectivirus. Como ven, cuestiones como la medioambiental o la sanitaria están muy presentes aun en las proyecciones: “Asuntos como el cambio climático –explica Canepa– resultan difíciles de comunicar, porque implican pensar en perspectiva. Cambiar el comportamiento de la gente es un objetivo ambicioso, pero no imposible. Por eso nos inclinamos por hablar de cosas concretas, no abstracciones, escuchar a nuestro público, que puede tener diferentes valores, para contarles historias que le presten un rostro a la actual crisis”.

Para ello, hablaron con especialistas en distintos campos relacionados, sobre todo, con la investigación científica y tecnológica: “Un desempeño en el que, aprendimos, tienen que manejarse entre la incertidumbre económica, con la idea de tener que cambiar de puesto cada dos o tres años, y trabajando a destajo –continúa el autor–. Pero también significa poder imaginar el mundo que te gustaría dejar a las generaciones que vienen, y contribuir personalmente a crearlo”.

Es muy difícil predecir cuáles serán los trabajos del futuro –apunta Manuel Hidalgo–, pero aquí sí que hay alguna intuición. Desde luego, vivirán una explosión los empleos asociados a las nuevas tecnologías: pero estos también van a necesitar a las especialidades que nos hacen humanos. Esto lo mostraba muy bien en una película de hace unos años, Los becarios, en la que se veía un proceso de selección de Google en la que se hacían grupos, y siempre habría alguien experto en robótica o en programación, pero era necesario alguien que coordinara;un estudiante de Bellas Artes que te hiciera el diseño o alguien que fuera de Ética o Derecho”.

31.449 contratos se firmaron en el sector turístico en la provincia en el cuarto trimestre de 2021

Las aproximaciones de Pescadores de plásticos, señalan sus creadores, son principalmente fantasía:“Los niños necesitan lo académico, pero hay algo dentro de todos nosotros, una clave secreta que hace que la humanidad avance, junto con el conocimiento, y que le hace progresar, y esa es la fantasía –aseguran–. Si puedes imaginarlo y aún no sabes cómo hacerlo, arremángate y ponte a trabajar en ello. Lo que descubras, o lo que encuentres por el camino, podrá ayudar al mundo a enfrentarse a los retos que le sobrevienen, las sequías, la contaminación o el deshielo. Esa es la principal lección que pretendemos transmitir”.

No van mal. La creatividad es una de esas cosas que más habrán de valorarse en un escenario hipercompetitivo y en el que lo rutinario se relegará a manos binarias. Tanto Sánchez Vázquez como Manuel Hidalgo hablan de la importancia de las cualidades “transversales”, más allá de las propiamente académicas.

“Parece algo muy simple, pero hay que saber leer y escribir. El dato es la materia prima pero esta hay que recibirla, masticarla y devolverla. Y hay que saber explicar las cosas –indica Hidalgo–. La originalidad, la fluidez de ideas, el razonamiento deductivo, la sensibilidad ante los problemas son otras cualidades que adquirirán peso... Todas ellas asociadas a empleos donde las habilidades sociales serán importantes”.

Por su parte, Sánchez Vázquez señala la “capacidad alta de aportar soluciones al conflicto, de ver nuevas formas de hacer las cosas, de innovar y anticiparse. Y esa demanda –insiste–, hace que tengas que seguir formándote. Seguro que puedes hacer un curso online de 25 vídeos de diez minutos, como los que proponemos en SpinAzul, sobre Emprendimiento y Economia Circular, que además son gratuitos. O ir a una conferencia, o a un webinar. Somos los actores de nuestra vida, y tenemos que obligarnos a ello. En gran medida, por eso hablamos de 3E, incluyendo a la figura de los egresados, porque te tenemos que seguir acompañando más allá de la licenciatura, la formación es continua”.

“Hay que adquirir una actitud emprendedora, que es el asumir una posibilidad de riesgo, no quiere decir montar una empresa o dejar tu trabajo –añade Sánchez Vázquez–. Hoy día, no sólo todo va muy rápido, sino que la competitividad es brutal: cualquier persona, de cualquier parte, puede venir y aportar lo mismo que tú, y también tendrá gran formación, idiomas, etc. Y si cada vez nos vamos a retirar más tarde, tampoco quedan puestos libres. Sin duda que viviremos tiempos interesantes, sin duda que habrá desajustes. Pero también habrá oportunidades que aprovechar”.

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