El escándalo de la ayudas de reindustrialización

"Reconozco que me equivoqué al fiarme de Dávila Ouviña"

  • Antonio Perales lamenta que las inversiones fallidas del empresario gallego y la no recolocación de la explantilla de Delphi pongan en duda el balance “claramente satisfactorio” del plan Bahía Competitiva

“Reconozco que me equivoqué al fiarme de Dávila Ouviña. Sus inversiones proyectadas en Alcalá y en El Puerto parecían creíbles y las defendí desde el principio hasta el final. Ahí estuvo mi error. Pero lo que no acepto es que se afirme que yo he beneficiado a una empresa o a una localidad en detrimento de otras o que se insinúe incluso que yo me he lucrado personalmente. Eso lo rechazo en absoluto y actuaré judicialmente contra quien ponga mi nombre en entredicho”. Apenas 48 horas después de ser apartado como máximo responsable del plan Bahía Competitiva, Antonio Perales Pizarro analizó ayer en las instalaciones de Diario de Cádiz no sólo el balance de esta iniciativa puesta en marcha en 2007 sino también los últimos acontecimientos surgidos después de que se conociera que el Ministerio de Industria había iniciado la búsqueda de los responsables de tres empresas que lograron ayudas por valor de 14,5 millones de euros para instalarse en la provincia y que dieron la espantada.

Aunque no lo reconoce abiertamente, Antonio Perales tiene asumido que se ha convertido en el cabeza de turco que ha buscado la Consejería de Innovación para intentar acallar el escándalo surgido con estas ayudas que el PP ha anunciado incluso que llevará a la Fiscalía. Pero él se defiende, en especial cuando hace balance del plan Bahía Competitiva “que en cuatro años de funcionamiento ha aportado 400 millones de euros para la reindustrialización en la Bahía de Cádiz y que ha favorecido inversiones por valor de más de 2.000 millonesde euros”.

Él no habla de destitución ni de cese sino que prefiere recurrir aludir a que ha sido “apartado” de su puesto de acuerdo con una reestructuración ideada por la Junta, que ha optado por integrar de manera global el plan Bahía Competitiva en la Agencia IDEA, dependiente de la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia. “El consejero me nombró y el consejero podía apartarme cuando quisiera. Hasta ahí de acuerdo. Pero no comparto que me digan que me apartan porque no he cumplido los objetivos”, apostilla Perales, quien desvela incluso que él mismo ya pidió hace unos meses ser relevado del cargo “porque la presión del tema Delphi era insoportable”.

Y es que entre esos objetivos que estaba llamado a conseguir figuraba de manera prioritaria la recolocación de los trabajadores de la extinta factoría de Delphi. “Esa ha sido nuestra espada de Damocles porque ha conllevado una presión imposible de soportar y ha impedido que luciera nuestro trabajo. Además de que vienen pocas empresas a la provincia, debido  a la crisis económica que se nos vino encima cuando menos esperábamos, encima teníamos que intentar convencerles de que contrataran a los ex Delphi y eso en la mayoría de los casos resultaba imposible. Yo incluso ya advertí a mis superiores que no podía imponer esas condiciones a los empresarios interesados en asentarse en la provincia. Por eso siempre me pareció una barbaridad que el futuro de Bahía Competitiva estuviera vinculado al tema Delphi”, reflexiona en voz alta el veterano dirigente socialista de Alcalá de los Gazules.

Aunque deja clara la influencia de la crisis, Antonio Perales reconoce, de manera indirecta, que no ha sido capaz de culminar la recolocación de los exDelphi. Pero su principal error, como él mismo admite, fue confiar ciegamente en Alejandro Dávila Ouviña, el empresario gallego que abanderó tres iniciativas –dos en Alcalá de los Gazules y una en El Puerto– que no han terminado cristalizando pese a recibir del Ministerio de Industria casi 14,5 millones de euros en ayudas que no han sido devueltos.

De esas tres empresas, sólo una, Sociedades Tecnológicas Ambientales S.L., inició formalmente su andadura en El Puerto, llegando incluso a crear el prototipo de un sistema de monitorización remota de calidad de las aguas, aunque luego paralizó su actividad, dejando varias nóminas sin abonar a sus empleados. En cuanto a las otras dos firmas empresariales (Cádiz Solar Center y Aquandalucía) jamás llegaron a asentarse en Alcalá de los Gazules, pese a que el grupo inversor del que Dávila era la cabeza visible adquirió el terreno en el polígono industrial La Palmosilla 2 e incluso llegó a iniciar los trabajos de urbanización de la zona. “Vimos que se daban pasos en serio y comprobamos la credibilidad de los socios inversores de Dávila, que contaban incluso con fondos provenientes de los Emiratos Árabes Unidos”, añade para justificar la confianza ciega que depositó en estas iniciativas empresariales. Comprobado ahora el fiasco de estos proyectos, Perales sigue sin saber si Dávila actuó con el ánimo premeditado de estafar, si le salieron mal los proyectos o si simplemente quiso abarcar más de lo que podía.

Tanto creyó Perales en Dávila que incluso pidió personalmente una reunión en la Diputación de Cádiz con la diputada y los técnicos del IEDT para convencerles de la bondad de esta iniciativa, una vez que tuvo conocimiento de que desde esta institución provincial se había advertido del riesgo de que un solo grupo empresarial reuniera tal montante económico.

Antonio Perales rechaza de plano que se le acuse de beneficiar a unas empresas antes que a otras “porque la baremación se modificó siempre de acuerdo con los parámetros fijados por el Ministerio de Industria”. Y tampoco admite que se diga que quiso dar un trato especial a su localidad, Alcalá de los Gazules. Al respecto, explica que este grupo inversor pidió suelo en la provincia para asentar sus proyectos. “Los llevamos a Jerez, El Puerto, Puerto Real, Medina, Alcalá... y fueron ellos los que optaron por Alcalá. ‘Pues mejor para mi pueblo’, pensé yo. Pero simplemente fue eso”. Y añade que es partidario de fomentar un núcleo industrial en la comarca de La Janda que haga frente tanto al potente enclave industrial del Campo de Gibraltar como al triángulo emergente que se está constituyendo en Jerez, El Puerto y Puerto Real.

De todo lo sucedido en las últimas semanas, Antonio Perales lamenta la “operación de derribo” hacia su persona que a su juicio ha puesto en marcha el Pp de Cádiz con su presidente, José Loaiza, a la cabeza. “Han ido a por mí y ya tienen mi cabeza. Enhorabuena. Pero por favor que no insinúen más que yo he buscado lucrarme con todo esto porque eso no lo voy a consentir. Llevo casi 30 años buscando inversiones para esta provincia y jamás me he llevado nada. Mi patrimonio es el que es: un piso y un apartamento en Alcalá, un coche y un barco de apenas seis metros de eslora”, apostilla.

Tampoco considera lógica la actitud del nuevo alcalde de Alcalá, Julio Toscano (PP), “que me pidió una reunión en la que le expliqué con detalle todo lo que había sucedido y nada más acabar se dedicó a pregonar todo lo que le había dicho dejándome en evidencia. Eso no me lo esperaba”.

De cara al futuro, Perales no está preocupado por los 14,5 millones supuestamente perdidos “porque antes o después la Agencia Tributaria irá a por Dávila y, como tiene patrimonio, recuperará ese dinero”. Pero lo que sí le preocupa es que a partir de ahora el Ministerio de Industria endurezca los requisitos para acceder a sus ayudas, reimplantando los avales a las empresas. “Espero que eso no suceda porque el instrumento de financiación es bueno y endurecerlo sería un error”, apostilla Antonio Perales.

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