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Enfoque de Domingo | Las comunicaciones entre Cádiz y Sevilla

Nacional IV: La carretera fantasma

Un ciclista por la Nacional IV, donde hay muchos negocios que han tenido que cerrar. Un ciclista por la Nacional IV, donde hay muchos negocios que han tenido que cerrar.

Un ciclista por la Nacional IV, donde hay muchos negocios que han tenido que cerrar. / Julio González

Escrito por

· Pedro M. Espinosa

Redactor Jefe

Hubo un tiempo en que transitar por la Nacional IV era adentrarse en una caravana interminable de camiones que miraban por encima del hombro a los turismos. Eran sus dominios. Pero, a día de hoy, por la vía que une las provincias de Cádiz y Sevilla hay más ciclistas que camioneros. La eliminación del peaje de la autopista abrió una nueva era en las comunicaciones, y por más que haya días en que la AP-4 se colapse –sobre todo los fines de semanas–, las preferencias de los conductores están claras.

En un momento en que son muchas las voces que piden mejorar la conectividad entre la cuarta (Sevilla) y la octava (Cádiz) provincias más pobladas del país, Diario de Cádiz recorrió en coche esta semana la Nacional IV hasta la capital hispalense para comprobar su estado y cómo ha afectado este cambio de tendencia no sólo a los comerciantes y hosteleros que se ganan la vida en sus márgenes sino a localidades como El Cuervo, partida en dos por esta cicatriz de asfalto que ha marcado su palpitar a golpe de motor.

Como hasta el camino más largo se inicia con un pequeño paso el nuestro lo damos frente al Complejo Ciudad de Cádiz. El trayecto por la autovía hasta la salida del aeropuerto dura 28 minutos. Son las diez de la mañana de un martes laboral y el tráfico no es muy denso. El embudo del carril único en cada sentido de la carretera nacional nos abduce sin delicadeza. La limitación de velocidad fija los 80 kilómetros por hora como tope y como buenos muchachos a ella nos ceñimos. Una vez dejado atrás Jerez, y el influjo de la autopista, el tráfico disminuye de manera sustancial. Nada que ver con lo que se vivía años atrás. Hay que recordar que hasta que el Gobierno decidió acabar con el peaje de la autopista, el tramo entre Jerez y Dos Hermanas de la N-IV soportaba un tráfico de 20.000 vehículos diarios. Esto provocó múltiples accidentes, hasta el punto que una estadística que figura en la Dirección General de Tráfico habla de que entre 2001 y 2016 fallecieron 99 personas en esta vía.

Una gasolinera cerrada entre El Cuervo y Los Palacios. Una gasolinera cerrada entre El Cuervo y Los Palacios.

Una gasolinera cerrada entre El Cuervo y Los Palacios. / Julio González

El recorrido entre Jerez y El Cuervo apenas si nos lleva 10 minutos. En dirección contraria nos cruzamos con siete camiones, y en nuestro mismo sentido de la marcha con ninguno. Las cifras son irrisorias si se compara con las anteriores a la abolición del pago en la autopista, pero los vecinos de El Cuervo explican que en sentido a la provincia de Cádiz sí que se nota más afluencia de vehículos. Juanma Ortiz, que regenta un puesto de churros en la entrada del pueblo, comenta que el tramo donde más se percibe la disminución de la densidad circulatoria es la que va desde su localidad hasta Los Palacios. “Durante los primeros tres o cuatro meses tras el fin del peaje no había nadie que cogiera por la carretera nacional. Luego, conforme ha ido avanzando el tiempo y la gente ha visto que, sobre todo los fines de semana, la autopista se colapsa, vamos viendo que más conductores prefieren esta opción”.

Advierte Juanma, con voz de experto, porque no en vano su negocio se sitúa en el filo de la carretera y lleva toda la vida viendo pasar ruedas, que el hecho de que muchos sevillanos se desplacen hasta sus segundas residencias en Cádiz hace que “incluso salgan de la autopista antes y cojan por aquí en vez de toparse con un atasco de campeonato”.

En El Cuervo la sensación es de normalidad, al menos en el núcleo urbano. Ha cerrado algún negocio, pero posiblemente más debido a la crisis económica y a los efectos de la pandemia que a la caída en el tráfico rodado. Eso sí, a la salida de la población varios carteles enormes, situados en rejas de empresas del Polígono Industrial, piden a voz en grito un acceso directo a la autopista, una reclamación que, nos cuentan, viene de antiguo y que ningún Gobierno ha tenido en consideración.

En esta localidad fronteriza entre Sevilla y Cádiz se espera con cierto recelo el nuevo enlace que conectará la autopista con el aeropuerto de Jerez que anunció el Ministerio de Transporte y Movilidad la pasada semana. Las obras proyectadas mejorarán las conexiones y la funcionalidad de la Red de Carreteras del Estado, así como la canalización del tráfico que se dirige desde la autopista hacia las poblaciones de la comarca de la Costa Noroeste (Sanlúcar, Chipiona y Rota). “Puede que en ese momento sí que muchos vehículos dejen de pasar por El Cuervo y el pueblo pierda vida”, comenta un vecino.

Donde verdaderamente la Nacional-IV ofrece su rostro más descarnado es entre El Cuervo y Los Palacios. Apenas medio centenar de kilómetros que recorremos en 49 minutos y donde vemos cómo la ausencia de tráfico sí que ha provocado el cierre de negocios tan clásicos de las riberas de la red nacional de carreteras como un club de alterne, una gasolinera y hasta un hotel cortijo que ya no alberga huéspedes a pesar de conservar su prestancia. Sobre la entrada del club aún puede verse un gran letrero con su nombre, Club El Sitio, pero a la decadencia habitual de este tipo de negocios tristérrimos se suma la dejadez provocada por la rendición provocada por la bajada de usuarios de la nacional. No hay una bandera blanca que anuncie su renuncia, sólo polvo, rejas y ventanas cerradas.

Por la N-IV actualmente se ven más ciclistas que camiones. Por la N-IV actualmente se ven más ciclistas que camiones.

Por la N-IV actualmente se ven más ciclistas que camiones. / Julio González

Idéntico aspecto desolador presenta una panadería clausurada donde sobrevive un cartel que anuncia que hay pan de La Cabezas de San Juan, pero aquello ya es harina de otro costal. La semilla de este tipo de negocios ya no germina, nadie detiene su coche para comprar una telera sencillamente porque ha cogido por la autopista y el alto en el camino lo realiza en el área de servicio de El Cuadrejón, cuyas instalaciones están siempre repletas y que se ha convertido en lo más parecido a un gran centro comercial a pie de carretera, que cuenta hasta con un merendero y columpios.

Camino de Sevilla, el gran páramo salteado por gigantescos silos donde se almacena el cereal del campo andaluz empieza a crecer en actividad conforme nos acercamos a Los Palacios. Pasamos junto a la venta El Paisano, donde luce como cada año una cesta de Navidad valorada en 700.000 euros y con la que sueña hasta el calvo de la lotería.

Al atravesar algunos puentes que sortean la autopista podemos comprobar cómo no se ven muchos vehículos pesados por la nacional porque la mayoría avanza por la vía liberalizada. Decenas de ellos en fila india cargados con mercancías para diferentes puntos de la geografía andaluza.

Tras llegar a Los Palacios la autovía que enlaza con Dos Hermanas, y posteriormente con Sevilla, se abre ante nosotros. En total, en el tramo entre Jerez y Los Palacios nos hemos cruzado con 42 camiones en sentido contrario y sólo siete en dirección hacia la capital hispalense. Paramos el cronómetro en una hora y 38 minutos justo cuando llegamos a la avenida de Las Palmeras y comenzamos a buscar la ruta de regreso, que realizaremos, esta vez sí, por la autopista.

Vuelta por la autopista

Pero si es verdad que el viaje por la Nacional-IV es más lento y tedioso, entre otras cosas porque también tiene más kilómetros, actualmente el estrés que supone conducir por la autopista es muy superior. Nada más entrar en la antigua vía de pago son cientos los vehículos que circulan a toda velocidad, decenas de camiones que discurren sobre todo una vez que pasamos Dos Hermanas y que se van incorporando desde diferentes rutas alternativas.

El regreso a Cádiz apenas si dura una hora y diez minutos, y eso que en dos tramos, justo antes de llegar a la provincia y tras pasar la linde, se están realizando obras de mantenimiento en el asfaltado y sólo hay un carril. El problema está sobre todo los fines de semana, en que un trayecto que se puede hacer en una hora y pico lleva hasta media hora más por los atascos que se producen. Sin embargo, pocos son los que toman la alternativa de una carretera que parece no existir.

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