Cádiz

Morir en el trabajo, el drama olvidado

Bandera a media asta en el astillero de Navantia Puerto Real, tras el accidente mortal de un trabajador el pasado mes de abril.

Bandera a media asta en el astillero de Navantia Puerto Real, tras el accidente mortal de un trabajador el pasado mes de abril. / Julio González

Madrugada del 4 al 5 de abril, astillero de Puerto Real. Hay alerta amarilla por lluvia y vientos de hasta 80 kilómetros por hora. El puertorrealeño E. C. M., de la empresa auxiliar SIASA, pulimenta un buque en reparación sobre una canastilla de la grúa móvil. Será lo último que haga en su vida. Fallecerá por un fuerte golpe en la cabeza a sus 62 años.

16 de septiembre en la barriada algecireña de Los Pastores. Otro puertorrealeño, O. L. T., ha sido contratado por una empresa de control de calidad para las obras. En la cantera Los Guijos, una retroexcavadora porta una prensa de metal de más de dos toneladas. La máquina se desestabiliza. Morirá aplastado en el acto a sus 48 años.

Al menos 10 gaditanos fallecieron en accidentes de trabajo en el año 2022, siete de ellos en la Bahía de Cádiz. Dos en El Puerto, dos en Cádiz capital, uno en Puerto Real, uno en Conil, uno en Los Barrios, uno en Algeciras... Ese fue el goteo hasta el mes de octubre, a falta de actualizar las cifras oficiales del último trimestre en el balance provisional.

Morir en el trabajo suena a tragedia del pasado, pero hay indicios de que simplemente es un drama olvidado. De hecho, los datos muestran recaídas en los últimos años. “Algo está fallando”, resume el responsable provincial de Comisiones Obreras (CCOO), David Pérez, quien recuerda que “los datos van a más”. 2021 fue el peor año para la provincia de Cádiz en la última década, con hasta 17 fallecidos en accidentes laborales.

Los datos en Andalucía permiten trazar la evolución al alza en ese periodo. Desde 2018, la comunidad autónoma tiene las cifras de siniestralidad mortal más altas de todo el territorio nacional. En ese año, perdieron la vida en el trabajo 106 personas; en 2019 fueron 122; en 2020, durante la pandemia y pese a las restricciones de movilidad, 120; y en el año 2021, 148.

El coche de la funeraria sale de la obra de las promociones de Bodegas Abárzuza, en Cádiz capital, con el cuerpo de un trabajador fallecido en 2019. El coche de la funeraria sale de la obra de las promociones de Bodegas Abárzuza, en Cádiz capital, con el cuerpo de un trabajador fallecido en 2019.

El coche de la funeraria sale de la obra de las promociones de Bodegas Abárzuza, en Cádiz capital, con el cuerpo de un trabajador fallecido en 2019. / Lourdes de Vicente

Cifras cada vez más lejos de los 88 fallecidos en 2010 o los 62 de 2013, mejor registro (el menos malo) en la última década. “Y eso son los declarados”, puntualiza Pérez, quien recuerda que “hay accidentes no declarados, donde no ha habido partes, por lo que pueden ser más”.

Pero, ¿por qué en el último lustro han fallecido más personas en su puesto de trabajo que en el anterior? ¿Cómo es posible que el problema vaya a más? ¿Qué falla para que estemos hablando de esto en pleno 2023? Sindicatos y expertos apuntan a la temporalidad y la precariedad, que en determinadas empresas ha dejado la seguridad laboral en un segundo plano, y a una cierta falta de concienciación… y de relajación.

Ramón Dávila lleva casi medio siglo viendo la evolución de este drama en la provincia de Cádiz. Este abogado gaditano ha llevado en torno a un millar de asuntos relacionados con accidentes laborales, algunos muy sonados como el de los trabajadores de Navantia fallecidos en los 80, resuelto casi 25 años después, o el del naufragio del Pepita Aurora.

La normativa de los años 80 es incomparable con la de ahora, no tenía el rigor de la actual. La mentalidad y el esfuerzo en materia de salud laboral ha mejorado muchísimo en los últimos años, aunque se sigan produciendo muchos accidentes”, explica el letrado, quien reconoce que, en general, el empresariado cumple con la normativa. Sin embargo, hay una minoría, casi siempre en compañías “sin presencia sindical” o con una representación “que no ejerce la vigilancia adecuada”, donde no se realiza una evaluación de riesgos adaptada a las características del trabajo.

La precariedad y la temporalidad en los contratos tras la crisis de 2008 ha podido fomentar ese tipo de contextos, aunque el abogado también destaca un “exceso de confianza” tanto por parte de los responsables como del personal a la hora de explicar las cifras de fallecimientos en el trabajo. “A veces se relaja la disciplina y en ocasiones se puede pensar que no pasa nada por no ponerte el arnés… pero sí que pasa”, añade, mientras destaca la relación entre la precariedad laboral y la falta de formación y disciplina en materia de seguridad laboral. “La temporalidad también influye porque una persona que trabaja dos meses no tiene el conocimiento de los riesgos en su puesto de trabajo. Sigue habiendo actividades de alto riesgo y en ocasiones no hay una disciplina estricta en el cumplimiento normas”, apunta.

Los sindicatos comparten el diagnóstico. “Nos hemos relajado. Ha llegado un momento en el que creemos que hacemos las cosas bien, pero las hacemos por inercia y sin estar concienciados. Hay empresas que hacen lo que tienen que hacer para que no les denuncien y ya”, explica el responsable de CCOO Cádiz, quien recuerda que, aunque “parece que estamos concienciados con la prevención”, la realidad es muy distinta. “Muchas empresas se limitan a hacer un curso para cumplir, pero ¿es eso efectivo? ¿Los jefes tienen formación específica en los riesgos que supone cada puesto de trabajo?”, se pregunta.

Concentración de los sindicatos CCOO y UGT. Concentración de los sindicatos CCOO y UGT.

Concentración de los sindicatos CCOO y UGT. / IU

Los sectores de Agricultura, Industria y Construcción son los que registran un mayor número de fallecimientos en el trabajo. Según destaca Dávila, un porcentaje importante de los accidentes laborales mortales se da en trabajos de altura, casi siempre en accidentes de caída o aplastamiento. La mayoría, “salvo algunos provocados por incendios y accidentes eléctricos”.

Un accidente de trabajo grave suele conllevar un procedimiento penal. Los familiares del fallecido pueden solicitar prestaciones de la Seguridad Social, como viudedad u orfandad, y existe la posibilidad del recargo de prestaciones de entre el 30 y el 50% por falta de medidas de seguridad. “Son casos que requieren mucha asistencia jurídica y muy profesionalizada”, apunta Dávila.

El sindicato CCOO Cádiz actúa de oficio en todas las muertes en el trabajo registradas en la provincia, incluido el caso de un caso del trabajador que sufrió un infarto en el recinto de la Zona Franca de Cádiz el pasado mes de septiembre, en el que la investigación sigue abierta.

En el caso del empleado de Navantia Puerto Real, uno de los que más trascendió el pasado 2022, la Inspección laboral concedió el máximo incremento retributivo por siniestro, un 50%. “Eso nos hace ver que no estaban garantizadas las medidas de seguridad”, valora el responsable de CCOO. “Ante el fallecimiento de un trabajador siempre actuamos de oficio ante la Inspección laboral, estuviera o no afiliado, para que no ocurra más y para que la empresa mejore la seguridad. Pero es una posibilidad que el ciudadano de a pie desconoce”, apunta.

Desde CCOO recuerdan la importancia de tener secciones sindicales fuertes en las empresas para asegurar que se cumplen las medidas de seguridad. Además, animan a las compañías gaditanas a poner en marcha planes de movilidad para que sus trabajadores lleguen al trabajo -“así habrá menos personas circulando y menos posibilidades de accidente”- y proponen incluir contenidos de prevención laboral en las escuelas para mejorar la concienciación desde pequeños y que el alumnado sepa “cuáles son los mecanismos cuando empiece la vida laboral”.

Dávila coincide en que se necesita una mayor formación para llegar al “punto máximo de concienciación”. “Es una asignatura pendiente”, apunta. Desde CCOO, además, recuerdan la importancia de recordar que es un drama que sigue presente. “Cada vez somos una sociedad más alterada y con más prisas. Queremos acabar la jornada y ganar dinero, pero a veces olvidamos lo básico y más importante: poder volver sano a casa después de la jornada laboral”, concluye el responsable del sindicato.

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