La Guardia Civil busca en Galicia a la esposa desaparecida de un barbateño

La aparición de un cráneo ha reactivado la búsqueda de una mujer perdida desde el año 2008

Rastreo ayer en A Cañiza, Pontevedra, en busca de los restos de Ana María Fernández.
Rastreo ayer en A Cañiza, Pontevedra, en busca de los restos de Ana María Fernández.
P.m. Espinosa Cádiz

27 de septiembre 2013 - 05:01

Ana María Fernández Barreiro, esposa del barbateño José Francisco H.M., desapareció misteriosamente el 1 de abril de 2008 cuando regresaba desde su Vigo natal hasta Barbate, donde residía con su marido y con su hijo de 10 años. Una discusión con su pareja hizo que ambos abandonaran el coche en el que transitaban por la A-52 y se adentraran en una zona boscosa, de donde solo volvió el marido. A Ana María, de 37 años, pareció tragársela la tierra. Un mes después su marido denunció su desaparición y pasó a convertirse en sospechoso por ser la última persona que la vio con vida. Sin embargo, aseguró una y otra vez que Ana María seguía con vida cuando él regreso al coche con su hijo y siguió camino hacia Cádiz pensando que su mujer volvería a su casa paterna. Los rastreos llevados a cabo en su día por la autovía concluyeron sin éxito y la causa judicial que llevó a la detención e imputación del esposo acabó archivándose porque, pese a las incongruencias de su relato, no había evidencias sólidas contra él ni aparecía el supuesto cadáver. Sin embargo, compañeros del Faro de Vigo comentaron el pasado miércoles a este medio que la investigación se había retomado con un nuevo impulso después de la aparición el pasado mes de junio de un cráneo en una pista forestal de la localidad gallega de A Cañiza, a aproximadamente un kilómetro monte a través de una de las salidas de la A-52. El cráneo, hallado de manera fortuita por los empleados de una empresa forestal, se envió a la Unidad de Antropología Forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia, y los primeros análisis han determinado que podría pertenecer a una mujer y que no se descarta que la fecha de la muerte se aproxime a la de la desaparición de Ana María.

Aunque la Guardia Civil no descarta otras hipotesis y en la Comandancia de Cádiz no se ha recibido ningún aviso que haga suponer todavía que el caso va a reabrirse, más de 20 agentes de la Benemérita llevan dos días peinando la zona boscosa de Oroso para intentar localizar más restos que permitan una plena identificación del cadáver. La zona a rastrear comprende unos 500 metros en torno al lugar donde apareció el cráneo, que no se descarta que pudiese haber sido movido por algún animal. El trabajo, que continuará hoy, no es nada fácil porque existe mucha maleza.

El Faro de Vigo informaba en su edición de ayer que el testimonio del hijo de Ana María y José Francisco, que contaba con 10 años cuando su madre desapareció, fue lo que permitió a la Guardia Civil hacerse una idea de lo que sucedió aquel 1 de abril en el coche que devolvía a la familia a tierras gaditanas. Según relató el niño entre las localidades de Ponteareas y A Cañiza hubo una discusión entre el matrimonio y Ana María se bajó del vehículo, el hombre la siguió y poco después regresó solo. Esta declaración realizada por el menor, que ahora contará con 15 años de edad, fue admitida por el marido de la desaparecida. Sin embargo, este repitió hasta la saciedad que su mujer estaba viva cuando la dejó en la autovía y que en ningún momento la agredió, explicando que fue ella la que no quiso volver con él, por lo que la dejó en la cuneta.

Pese a su explicación, los compañeros del FarodeVigo recuerdan que las sospechas cayeron sobre él por ser la última persona que la vio con vida y porque tardó un mes en denunciar la desaparición, además de haber incurrido en incongruencias en su relato, puesto que ofreció diferentes versiones sobre el lugar de la desaparición de su mujer, llegando a afirmar que esta se había quedado en la céntrica plaza de los caballos de Vigo, aunque rectificó después.

El Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo imputó a José Francisco y el juez lo citó en su día a declarar, aunque no compareció, por lo que se dictó una orden de busca y captura que llevó a su arresto en Barbate. Pero tras ser interrogado quedó en libertad y la causa fue finalmente sobreseída en 2009 por falta de pruebas sólidas y porque no había cadáver. Ahora, cuatro años después, la aparición de ese cráneo ha reactivado la investigación.

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