Ahora se cumple un cuarto de siglo del paso a manos de la ciudad de los terrenos de los cuarteles de Varela, en plena Avenida. Fue el mayor negocio para Defensa en la capital. Los cuarteles habían sido financiados por la propia ciudad cuando se levantaron en tiempos de la II República, como parte del pago por la recuperación del frente de la muralla. Hace dos décadas, el Estado ingresó una gran cantidad de millones, sobre todo por la venta de las parcelas destinadas a viviendas. Una de ellas, incluso, iba destinada a oficinas pero como no había mercado para este sector, se pidió el cambio de calificación al Ayuntamiento... y se consiguió.

Más allá de ello, tanto durante los gobiernos del socialista Carlos Díaz como de la popular Teófila Martínez, el Ministerio de Defensa ingresó fondos millonarios por parte de la ciudad.

El listado es largo: todos los cuarteles ubicados a lo largo de la avenida Gómez Ulla fueron adquiridos por el Ayuntamiento para ubicar allí la Facultad de Filosofía y Letras, el pabellón deportivo del casco antiguo, el colegio público Carlos III y el Centro de Arte Contemporáneo. Sólo aguantó un bloque donde funcionó la sede de la subdelegación de Defensa (tras desaparecer el Gobierno Militar). El espectacular edificio del Gobierno Militar también fue adquirido por el Ayuntamiento y transformado en el Centro Cultural Reina Sofía.

Los castillos y baluartes en manos de los militares también han retornado a la ciudad, que hace siglos pagaron estas construcciones: San Sebastián y Santa Catalina en el primero de los casos, y Santa Catalina y Los Mártires, en el segundo. En los años treinta ya se había sido adquirido el frente de la Puerta de Tierra, donde el rey Alfonso XIII obligó, con acierto, a mantener en pie el torreón.

En los últimos años también se adquirieron el baluarte de San Roque y el Club Marte, en el acceso a la playa de La Caleta. Sólo queda el Instituto Hidrográfico