"Cádiz tiene uno de los índices de cáncer de vejiga más altos de Europa"
Entrevista de Cerca | José Luis Álvarez Ossorio
El jefe del servicio de urología del Puerta del Mar ha sido elegido recientemente presidente de la Asociación Española de Urología
José Luis Álvarez Ossorio nació en Vigo hace 64 años pero es gaditano de adopción. Urólogo por vocación, y por pasión, lleva más de 15 años siendo jefe de servicio en el Puerta del Mar y recientemente ha sido elegido presidente de la Asociación Española de Urología. Esta semana hablamos sobre su experiencia y cómo ha vivido la pandemia su equipo de profesionales.
–Presidente de la Asociación Española de Urología. Cuénteme. ¿Cómo se siente?
–Bien, me siento bien, es importante que por primera vez un jefe de servicio de un hospital gaditano sea presidente de la asociación. Fui elegido en Burgos, en el pasado congreso nacional, cuando hubo cambio en la junta directiva. Ya había participado de la junta de la asociación como vocal de actividades científicas y de 2012 a 2016 había sido coordinador del grupo de laparoscopia robótica y endourología. Es una experiencia maravillosa trabajar para la asociación.
–Para los profesionales de la medicina tiene una gran importancia el intercambio de conocimientos. ¿Cómo han llevado no poder celebrar congresos presenciales por culpa de la pandemia?
–Mal. La Asociación Española de Urología se fundó en 1911, tiene 111 años de vida, y durante todo este tiempo principalmente se ha dedicado a desarrollar la formación de los urólogos y la visibilidad de la especialidad como tal. Dentro de eso los congresos son fundamentales. Tenemos uno anual, que este año será en junio en Burgos pero presencial, y durante todo el año se hacen reuniones, cursos, grupos de trabajo… La asociación tiene diferentes grupos de trabajo que se reúnen para debatir sobre nuevas técnicas, desarrollo de cirugía minimamente invasiva, con el uso de robots; también está el grupo de uro-oncología, muy importante porque una proporción muy significativa de los pacientes que atendemos tienen patología tumoral.
–¿Cuál es el cáncer más común del tracto urinario?
–En el varón el de próstata sin duda, pero el de vejiga y el de riñón también tienen una incidencia muy importante. La uro-oncología es un pilar fundamental de la urología, se están desarrollando fármacos para enfermedades más avanzadas que están dando una mayor supervivencia, y además con calidad de vida, que es lo más importante.
–¿Ha afectado la pandemia al número de trasplantes que realizan?
–De alguna manera sí que ha afectado. Se ha visto una disminución pero se está recuperando. Es normal porque los hospitales estaban sobrepasados de ingresos y además había cierta precaución por el tema del posible contagio en un trasplantado que está inmunodeprimido.
–Observando el mapa del cáncer de España llama la atención ver la gran incidencia que tiene esta enfermedad en provincias como Cádiz y Huelva. ¿Hay alguna explicación científica?
–No. Nosotros tenemos una incidencia del cáncer de vejiga en la provincia de Cádiz de las más altas de Europa. Se atribuyen a múltiples factores pero no se sabe. Se están haciendo estudios epidemiológicos pero hasta el momento nada.
–¿Tendrá que ver con la genética, con nuestros ancestros?
–Me inclino más a pensar en que son factores ambientales, sin olvidar que un componente genético se encuentra en la mayoría de los tumores.
–En lo personal, a pesar de tener ya 64 años le veo más en forma que nunca. No se plantea la jubilación intuyo.
–No. Para mí la urología es la especialidad más completa y me encanta. Es fundamental que te guste tu trabajo y el mío me apasiona, así que pienso estar hasta la edad legal lo permita. Mientras me encuentre bien aquí estaré. La urología es mi pasión. Llego al hospital contento, como, creo, la mayoría de los integrantes de mi servicio, porque tengo un equipo de personas fantástico, que está en primera línea nacional en técnicas y todo tipo de tratamientos y diagnósticos de la patología urológica.
–¿Ha experimentado muchas mejoras la urología en los últimos años?
–Lo ha hecho en cuestiones tan importantes como la cirugía robótica, que ha sido un espaldarazo tremendo para la sanidad pública en Andalucía. Se han montado robots en Almería, Córdoba, Granada y Cádiz, sólo lo tenían Sevilla y Málaga. Y está previsto que en poco tiempo se instalen también en Huelva y Jaén. La cirugía robótica es una cirugía con mayor seguridad para el paciente, permite hacer operaciones muy complejas de una manera mínimamente invasiva.
–Explíqueme un poco como funciona.
–Básicamente el cirujano está sentado ante una consola, manejando una especie de joystick en cada mano, maneja la cámara, la pinza bipolar, el bisturí, maneja cuatro brazos del robot, porque con los pies también va cambiando los brazos del robot. Y, junto al paciente, hay otro urólogo que también interviene en la cirugía. Hablamos de un robot esclavo, que hace exactamente lo que tú le digas. Lo bueno es que da una visión tridimensional como si estuvieras dentro del paciente, se ve perfectamente todo, y además evita por ejemplo el temblor, que no se trasmite. Se están desarrollando otros robots, porque es una cirugía cara, pero merece la pena tenerlo y cada vez se están implantando más robots en toda España. Por ejemplo en Galicia en septiembre, se han instalado siete, uno en cada distrito sanitario, las cuatro capitales de provincia más Santiago, Ferrol y Vigo. Para una población en torno a los tres millones de habitantes siete robots es una cifra importante. Hay otras empresas que también están desarrollando otros robots y con la competencia suponemos que los precios bajarán algo. La cirugía abierta se va a quedar para pocas patologías.
–Volviendo a la pandemia y a sus consecuencias. Al estar los pacientes tanto tiempo sin querer, o poder, pisar los hospitales, ¿se han encontrado con cánceres urológicos más avanzados y de peor pronóstico?
–Sí, ha habido estudios que han demostrado que ha habido retrasos a nivel nacional e internacional en los diagnósticos pero tanto porque los hospitales estaban sobrepasados como por el miedo del paciente, que se ha olvidado un poco de otro tipo de problemas de salud. Lo que más le ha preocupado era no tener el covid. Antes de la pandemia había quien orinaba un poco de sangre e inmediatamente iba a su médico y con la pandemia pues se ha ido dejando con tal de no pisar un hospital.
–¿Y las consultas telefónicas?
–Al principio los pacientes estaban contentos porque los llamábamos por teléfono, pero cuando ya llevábamos unos meses con este método te decían que necesitaban que los viéramos presencialmente.
–Ha debido ser complicado para todos.
–Mucho. Los sanitarios en general, no sólo los urólogos, los médicos, hemos sufrido la pandemia de una manera muy especial. Esos aplausos del inicio se agradecían mucho pero ahora eso está ya más que olvidado. Ahora seguimos sobrepasados, el hospital no tiene nada que ver con las primeras olas pero el covid sigue ahí. Hay muchos pacientes que están en el hospital con covid, no por covid, eso hay que diferenciarlo. Una persona se cae, se rompe la cadera, llega al hospital para operarse y tras hacerle la prueba da positivo por covid. Ese paciente está con covid, no por covid. En otras olas los que estaban ingresados era por covid, con fuertes síntomas. Ahora no es así.
–¿Hay alguna señal de alarma clara para una enfermedad urológica?
–Dependiendo de cada patología hay diferentes síntomas. En alguna no se da ninguno. En principio, el paciente que vea sangre en la orina tiene que acudir al médico porque es muy probable que pueda tener un tumor en la vejiga, o por lo menos hay que descartarlo. Hay una patología que tiene una prevalencia tremenda, como es la incontinencia de orina, sobre todo en las mujeres, en muchos casos no le dan importancia, lo achacan a los partos, se habituan, cuando es una patología que tiene solución y que se puede tratar. Nosotros tenemos a la doctora Blanca Madura, coordinadora nacional de Urología Funcional, y tenemos una unidad con todas las técnicas, algunas son mínimamente invasivas, porque nadie se muere por orinarse un poco pero la calidad de vida mejora.
–Se enfrentan a diario al cáncer de próstata. Uno de sus peores enemigos ¿no?
–Es el más frecuente en el varón sí, y no da síntomas, porque cuando lo da por el cáncer ya está muy avanzado. Lo que sí se hace notar es lo que nosotros llamamos LUTS, que es un síntoma del tracto urinario bajo, cuando el paciente orina muchas veces, se tiene que levantar por las noches para ir al baño, tiene un chorro flojo, todos los síntomas un poco que la gente dice: esto es la próstata. Pero eso no es por el cáncer de próstata sino por el crecimiento de la próstata o el motivo que sea. El paciente que tiene síntomas va al médico. El Parlamento Europeo y la Asociación Europea de Urología están trabajando para hacer un screening del cáncer de próstata. Eso se había abandonado, no se hacía, porque antes se hacía un PSA (Antígeno Prostático Específico), que conocen todos los varones, y cuando estaba elevado se hacía una biopsia de próstata. Se sobrediagnosticaba mucho, se hacían muchas biopsias que no había que hacer y a veces se sobretrataba también. Esto ha cambiado y en los últimos años lo que se realiza es una resonancia nuclear magnética de próstata y eso nos detecta el paciente que tiene un cáncer significativo. Si hacemos un PSA que está alto y una resonancia. Esos datos se meten en unas escalas que tenemos y nos dicen las posibilidades que tiene el paciente de sufrir un cáncer de próstata clínicamente significativo. Si el porcentaje es bajo se decide si se hace la biopsia o si únicamente vamos a hacer un seguimiento. También tenemos marcadores en orina que eso no lo tenemos aprobado en el sistema sanitario pero que entre lo anterior y estos marcadores tenemos muchos datos para decidir hacer la biopsia o no.
–¿Una inflamación de próstata puede significar que hay un cáncer de próstata o que puede haberlo?
–No tiene por qué. El HBP (Hipertrofia Prostática Benigna) lo vamos a tener todos, es muy común, además tampoco tiene que ver. Un hombre puede tener una próstata enorme y no tener ningún síntoma, y otro tenerla muy pequeña pero no poder orinar. La hipertrofia benigna no se asocia al cáncer. Lo que hemos hablado del screening se debe hacer a partir de los 50 años o, si hay antecedentes de cáncer de próstata en la familia, de los 45. Ir al urólogo o al médico de atención primaria y hacerse un examen.
–¿Alguna recomendación para prevenirlo?
–Las mismas que para cualquier otra enfermedad. Vida sana, ejercicio, dieta mediterránea, consumo responsable de todo, sin abusar. Entre los factores más elevados de padecer cáncer está no hacer una vida saludable. Eso es así. Los fumadores, los que beben mucho, tienen más riesgos no sólo oncológicos sino cardiovasculares.
–¿Cómo ha afectado a las consultas externas de urología la nueva organización del Puerta del Mar?
–Hemos tenido que hacer una readaptación del hospital al covid, porque este es un hospital que se nos ha quedado pequeño, a ver si es verdad que retoman el proyecto del nuevo hospital, porque hace falta. Ponemos todos de nuestra parte, la dirección también, desde mi punto de vista este es de los mejores equipos directivos que yo he conocido, y aquí ahora mismo tenemos tecnología de todo tipo, tenemos cosas que somos pioneros en Andalucía. Lo que nos falta sobre todo es espacio. Por ejemplo, nosotros teníamos las consultas en la sexta planta, junto a nuestra unidad, pero para evitar esa rotación de enfermos con el covid tuvimos que trasladarnos a la primera. Tuvimos que hacer un esfuerzo todos, los profesionales, la dirección, incluso trasladar a algunos pacientes a San Carlos, hemos puesto consultas de tarde también… en fin ha sido algo complejo.
–Para que no les falte nada llegaron a tener incluso un incencio. ¿Cómo se vive un fuego en un hospital?
–Me consta que se manejó bien. Yo no estaba en el hospital pero se gestionó perfectamente. Además ha servido para que digestivos se reformara por entero y la han dejado impecable.
–Un fuego debe ser una de las peores pesadilla de cualquier médico del mundo.
–Y encima en pandemia, lo que faltaba.
–Recuperemos su nombramiento en la Asociación Española de Urología. ¿Le gustaría realizar algunos cambios en su funcionamiento?
–El doctor Esteban, el anterior presidente, jefe de la unidad de urología del hospital de Parapléjicos de Toledo, un centro de referencia a nivel nacional, ha hecho un gran trabajo. Yo estuve en su junta y mi idea es seguir potenciando en lo máximo posible la formación, darle visibilidad a la urología, hay que trabajar más los medios, las redes sociales, algo que tradicionalmente los médicos no utilizan mucho. El cáncer de próstata no tiene tanta presencia como otros, y eso que es el más habitual en el varón y se mueren muchas personas.
–¿Qué supervivencia tiene el cáncer de próstata?
–Es un paciente que tiene una supervivencia prolongada y si se diagnostica en fase temprana de la enfermedad el tratamiento es curativo tanto en lo quirúrgico como con la radioterapia.
–¿Cómo afecta a su trabajo el colapso de la atención primaria?
–Es que la atención primaria debe ser fundamental, no sólo para la urología. Es básica para la medicina en general. Tiene que haber una buena comunicación, no puede haber una frontera entre la atención primaria y la especializada, porque en ese caso el paciente se pierde.
–¿Qué hace tan completa su especialidad?
–Hay que tener en cuenta que hay especialidades que sólo operan al paciente y otras que sólo lo tratan desde el punto de vista médico. Nosotros lo vemos, lo diagnosticamos, lo operamos y seguimos revisándolo. Si en un paciente con cáncer de próstata aparece una metástasis lo seguimos tratando nosotros. Por eso digo que es muy completa y cada vez está más demandada en el sistema MIR.
–¿Va a tener tiempo para llevarlo todo para adelante, la asociación, la unidad, su familia…?
–Bueno, el tiempo es muy elástico. Duermo poco, cinco o seis horas máximo, trabajo también en casa. Mi trabajo me encanta y la urología también, con lo cual lo llevo bien. Hay quien le gusta coleccionar sellos, pues yo llego a casa y sigo realizando tareas relacionadas con la urología. Porque más allá de mi trabajo, y por supuesto mi familia, mi único hobby es el golf, que tampoco le puedo dedicar todo el tiempo que me gustaría. Yo sigo haciendo guardias, siendo jefe de servicio, y también continúa en el equipo de trasplantes. Esto demuestra que mi trabajo me apasiona.
También te puede interesar
Lo último