Cristian de Moret | Músico y cantaor

"La música debe tener unos mínimos de calidad y rigor"

El músico y cantaor onubense Cristian de Moret.

El músico y cantaor onubense Cristian de Moret. / T. G.

Ha puesto su piano flamenco al servicio de la Tremendita, El Granaíno, de Carmen Linares; su talento y su voz, con bandas de jazz y de funk; firmó un primer disco aclamado por crítica y público, Supernova, y el próximo junio saldrá en digital Caballo rojo, el segundo trabajo de Cristian de Moret (Huelva, 1988) cuyos primeros temas ha ido desgranando entre 2022 y 2023, el último, Furia, el pasado 10 de marzo. Una colección de canciones “más cañeras”, “que miran más a un directo movido”, donde las guitarras rock, la producción electrónica y la voz flamenquísima vuelven a aliarse en conjunción perfecta.

–Moret... ¿Tiene usted algo que ver con Segismundo?

–No, no soy familiar pero el nombre artístico tiene su historia. Realmente yo me llamo Cristian Luque Gómez pero me bautizaron con el de Moret los organizadores de un festival flamenco en el parque Moret de Huelva en el que yo participé cantando unos fandangos cuando tenía 9 años. Me entregaron una placa de plata donde me pusieron Cristian de Moret. Y muy orgulloso que estoy porque por entonces hubo un proyecto para construir viviendas en ese parque, que es un pulmón verde de la ciudad, y la lucha ciudadana, a través de la plataforma Parque Moret, frenó el proyecto así que lo de Moret y el ecologismo lo llevo desde chico.

–Ecologismo que inspira, de alguna forma, esa potente imagen de ‘Caballo rojo’, su próximo trabajo

–De hecho, la imagen del disco bebe directamente de una fotografía que tomé en mi tierra, en Punta Umbría, en 2009 de un caballo de madera al atardecer y con las gaviotas de fondo... Esa imagen me ha dado siempre mucho que pensar y parte de esas reflexiones están en el disco. Es una reivindicación del mundo salvaje, del mundo animal, y de todo el daño que le infringimos y que ya está empezando a afectarnos a nosotros mismos a través de los desastres ambientales, la misma situación de Doñana... También estoy totalmente en contra del maltrato animal, del abandono y ésta es mi forma como artista de reivindicar que hay que tener un poquito más de conciencia. Pero, además, cuando estuve investigando un poco, resulta que el caballo salvaje americano, el mustang, lo llevaron los colonos de aquí y era el caballo marismeño de mi tierra.

–’Mustang’ es una de las tres partes de su disco, de hecho

–Sí, la más rockera clásica, luego está Furia, que es la parte electrónica, y Pura sangre que es la de más de raíz.

–¿Con quién es el compromiso del artista: con el arte, con su tiempo o con su propia verdad?

–Has tocada la tríada... El compromiso también con la coherencia y, sobre todo, con la dignidad con el mensaje, porque no vale todo. Yo defiendo la capacidad de la música y del lenguaje para transmitir todos los rincones emocionales del ser humano, también lo ruin y estocamal, las pasiones más bajas, pero con, al menos, unos mínimos de calidad y de rigor.

–¿El flamenco en el siglo XXI sigue teniendo esa capacidad de conexión?

–Es que el fuego cruzado es enorme. Yo opino que hay una parte de la industria que quiere difundir una música más tonta y me pregunto el porqué porque saben perfectamente que hay afición al flamenco, hay mucha afición al rock, por ejemplo... Supongo que esto va muy en consonancia con el intento de estandarización de toda la sociedad. Todo eso pues choca con algunos artistas que se preocupan porque nuestra música tenga la calidad suficiente para su consumo. Yo es que me tomo la música como una ciencia y me parece un jodido escándalo que en España las discográficas no hayan apoyado a pedazos de artistas que tenemos, que es que no quiero poner nombres, y se hayan tenido que autoproducir.

–¿No hay lugar en las discográficas para todos los géneros?

–Yo no lo tengo, no lo he tenido en España. Caballo rojo, por ejemplo, ha sufrido muchos cambios en su proceso pues por todas esas convicciones mías. Ha sido autoproducción total, me fui de la oficina de manager con la que estaba y me fui de la distribuidora digital con la que estaba. Y, nada voy aprendiendo, también a mí todo esto no me ha cogido con 20 años, que a veces a los chavales se la cuelan de manera muy sibilina. Yo por ahora voy a mi rollo. Ahora en poco tiempo me iré a México a hacer una primera incursión allí y probar suerte.

–Y las políticas públicas con la música, ¿cómo valora su papel?

–Pues bienvenida sea la Ley del Flamenco pero sólo son los cimientos. Se han hecho cosas pero todavía se quedan cortas. Las políticas públicas tienen que fomentar, no recortar. Porque estamos todos que cada vez pagamos más luz, más caro el cartón de huevos y, lógico, lo primero que te quitas es comprar una entrada para un concierto. Debería haber una bajada de los IVA en las entradas, apoyos para que estudiantes, jubilados y otros colectivos más indefensos económicamente pudieran tener unos bonos para la cultura... Hay países que en ese sentido nos pegan mil millones de vuelta.

–¿Todas las influencias musicales que maneja están desde el origen?

–Desde mi casa porque mi padre era guitarrista y mi madre cantaora, aunque ninguno de los dos profesional, pero mis dos hermanos mayores eran unos frikis de la música, de los que iban a comprar los discos de The Police, Red Hot Chilli Peppers o Manolo García sólo salir. Es que aquella generación que eran jóvenes en los 80 era muy musiquera... Y fíjate cómo está ahora la industria de la música... Y lo que nos queda por ver a los oficios creativos con la llegada de la Inteligencia Artificial ...

–¿Le preocupa?

–Sí porque no hay anticipación. La reacción llegará como cuando llega un tsunami y lo arrasa todo, después. Y, de hecho, mi próximo trabajo va a tratar de muchas cosas sobre este tema.

–¿Ya lo tiene en mente?

–Pero no puedo adelantar mucho... Tendrá mucho que ver lo que ocurre en el sur de España y el Norte de Marruecos, es más, por ahí tiene que ver con su nombre; y que será de autor lo máximo posible también en letra. Aunque yo suelo tirar de letras populares flamencas, en Caballo rojo he escrito algunas cosas y para el próximo, mucho más.

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