La historia de los olvidados está formada por multitud de nombres que aspiran a salir del anonimato, aunque sea para mostrar que también ellos, en algún momento, fueron protagonistas de la historia, aunque no figuren en los grandes manuales enciclopédicos. Es el caso de Cándida la Negra, Cándida Jiménez Huelva, un nombre, una mujer anónima que vivió en El Puerto entre los años 1855 y 1951, y que falleció a la avanzada edad de 110 años. Aunque su nombre permanece de manera anecdótica en la memoria de El Puerto, en una ciudad en la que cada vez menos personas conservan algún recuerdo suyo, el abogado y escritor Joaquín García-Romeu ha indagado en su vida para rescatar su peculiar historia y sacarla a la luz. Su novela La última negra, que vio la luz en el mes de enero y ha sido publicada por la editorial Círculo Rojo, es un ejercicio de intrahistoria, una forma de indagar en asuntos complejos a partir de un tema aparentemente menor. Su novela sostiene por ejemplo que aunque hubo en España abolición de la esclavitud, se mantenían condiciones infames para los jornaleros de la época; cuando en teoría ya se había abolido el esclavismo en la metrópoli todavía existía en las colonias de América, donde los trabajadores esclavos eran incluso mejor tratados que los aparceros en España.

Una de las mayores incógnitas sobre Cándida la Negra es cómo llegó a El Puerto. En la época en que fue hallada en la playa de Valdelagrana, con apenas 10 años, ya se había abolido la esclavitud en tierras españolas. La versión oficial sostiene que llegó en un barco procedente de Luanda para su venta ilegal en Huelva por parte de los portugueses, que la nave naufragó frente a las costas de Cádiz y ella apareció en la orilla de Valdelagrana. En su novela de ficción, García-Romeu sostiene que en realidad en la solitaria playa de Fuentebravía, lejos de miradas indiscretas y protegida de los temporales, existía a mediados del siglo XIX un floreciente negocio basado en el contrabando, y que fue allí donde desembarcaron a Cándida la Negra y donde la encontró un arriero mientras buscaba en la playa objetos y restos arrojados por la marea. La llevó a su casa del Barrio Alto y allí se integró en la vida de la ciudad, trabajando en labores domésticas, ya como mujer libre.

El libro describe la formación de la burguesía portuense a lo largo del siglo XIX, aunque también sus ideas y su visión sobre las condiciones de vida de aquella época. "Aunque no quieras, tus tendencias se reflejan en todo aquello que escribes", manifiesta García-Romeu, para poner en duda las verdades absolutas de la historia oficial. El final de la novela es abierto, y muestra la vocación literaria de su autor, que ya tiene preparado su segundo libro La Punta de los saboneneses, que será publicado por la editorial Planeta.