Los Morancos desafían lo políticamente correcto en El Puerto

El dúo celebra la vida y sus 46 años en Cabaret Festival con un show crítico y mordaz que no deja indiferente

Arranca la VI Edición de Cabaret Festival El Puerto de Santa María

César y Jorge Cadaval durante un momento de la actuación.
César y Jorge Cadaval durante un momento de la actuación. / B. de la Puente.

Los Morancos no necesitan presentación. ¿Quién no ha sido testigo alguna vez de las discusiones entre La Antonia y El Paco? ¿Quién no ha escuchado alguna vez uno de los consejos de La Omaita? De sobra es conocida la capacidad que tienes los hermanos Cadaval para hacer reír; sin embargo, otro gallo canta cuando en cada uno de sus espectáculos Jorge y César se suben al escenario y ponen el modo reivindicativo on.

Así lleva sucediendo desde hace más o menos un año en su Bis a Bis, el espectáculo con el que Los Morancos llevan ya un año recorriendo toda España donde no dejan títere con cabeza. Con este show estuvieron el viernes por la noche en Cabaret Festival, en la Plaza de Toros de El Puerto, donde mostraron un show renovado, crítico y mordaz no apto para los ofendiditos.

¿Qué pasaría si un día, al despertar, todos los humoristas de este país hubieran sido encarcelados? Con este planteamiento comienza la noche, en una situación ficticia donde Jorge y César se encuentran encarcelados. Y hasta aquí podemos leer. No sería justo, ni tampoco agradable, explicar cómo los hermanos consiguen arreglar la situación de un pais donde todo molesta, se critica u ofende. Aunque para crítica ya están ellos, quienes hace un repaso de arriba a abajo: desde los políticos (a los que dedican gran parte del show), hasta los bancos, pasando por los maltratadores, la realeza española e incluso la inglesa. Aquí no se salva nadie. Eso sí, como todo en esta vida, hasta para hacer reír hay que tener clase y, aunque en ciertas ocasiones se traspasaba la fina línea que marca lo políticamente correcto, Los Morancos en todo momento lo hacen con la gracia y estilo que tanto les caracteriza, con continuos guiños cariñosos hacia la ciudad, donde salieron a relucir la calle Larga, la Hermandad de Los Cerillitos e incluso figuras tan típicas como Rafael Pérez, El Papi.

En total, según datos de la organización, más de 2.000 personas pudieron disfrutar un rato, desconectar del día a día y romper el peso de la monotonía en una noche que, además de divertida, fue muy especial. “Hace 46 años mi hermano y yo nos fuimos a buscarnos la vida a Madrid, a un tablao flamenco en la calle Barbieri, en el barrio de Chueca, regentado por Manolo El Caracol”, explicaba Jorge. “Bendita la hora en que me fui contigo a buscarme la vida hermano”, quien tampoco se quiso olvidar de su hermana Maite, La Charini (“Te quiero con locura hermana. No podría haber tenido otra mejor”), su marido Ken Appledorn, de los 28 miembros del equipo ténico y del cuerpo de bailarines y bailaores.

Y así, entre críticas, risas y bailes por bulerías la noche fue pasando, como un suspiro, como un leve ratito en el que las penas fueron menos penas y la rutina se volvió más llevadera. ¡Larga vida a Los Morancos!

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