Francisco González Luque: el maestro que muestra lo invisible en las Rutas Sacras Portuenses
La actividad, organizada desinteresadamente por el experto en Historia del Arte, se consolida como un éxito descubriendo espacios hasta el momento inaccesibles
La 'Ruta Sacra y Solidaria' de El Puerto regresa en agosto con una nueva tanda de visitas
Apenas son las 10:00 de la mañana y ya, a pesar del sofoco, hay un grupo de 30 personas esperando en la Plaza de España. El día amenaza ser caluroso. En el centro, una figura con un micrófono va ordenando y dando la bienvenida a los rezagados. Él es Francisco González Luque, licenciado en Historia del Arte y catedrático de Geografía e Historia, quien se encuentra al frente de las famosas Rutas Sacras Portuenses. "Buenos días, vamos a ir dando comienzo", anuncia el experto a través del altavoz que cuelga de su cuello mientras algún que otro portuense despistado pasa por el lado, mirando extrañado, sin entender muy bien qué hace tanta gente allí. Aquel día le tocaba el turno a la Basílica Menor de Nuestra Señora de Los Milagros. "Primero vamos a ver la Puerta del Perdón, luego nos vendremos a la Puerta del Sol y por último entraremos dentro de la Basílica". Y en ese momento nadie se imagina aún la clase magistral a la que está a punto de asistir.
No hay fecha ni nombre que se le resista a González Luque. Una memoria envidiable, casi categórica, y una pasión desmesurada por el patrimonio portuense son las herramientas básicas con las que este profesor, que organiza esta actividad de manera totalmente desinteresada, realiza una viaje en el tiempo que, en el caso de la Basílica se remonta hasta el siglo XV. " Siempre se ha creído que la Puerta del Perdón quedó así tras el terremoto de 1636; sin embargo, ya se ha estudiado que esto no fue así y que desde siempre la puerta se dejó simplemente inacabada por otros motivos", explica González Luque señalando a la que se conoce popularmente como la Puerta de Las Campanas mientras hace referencia a la conocida popularmente como lala fachada del templo inacabada y al terremoto con epicentro en Sevilla que el 12 de octubre de 1636 se sintió también en El Puerto. Después de aquel temblor tan solo quedó en pie dicha puerta, el ábside y los muros de la Basílica.
Más que un guía o un profesor, González Luque se muestra como un revelador de secretos, una especie de India Jones a lo portuense, por supuesto con muchísima más distinción y refinamiento (más quisiera Indiana Jones), que enseña a mirar de forma distinta, mostrando el verdadero sentido y finalidad de aquello que siempre ha estado ahí. "¡Y mira que habré pasado veces por aquí y nunca me he fijado en nada de esto!", aseguraba una de las integrantes del grupo mientras González Luque mostraba las esculturas de la Puerta del Sol donde se intuye (las estatuas necesitan una restauración urgente) a los cuatros evangelistas.
Y si ya en el exterior la experiencia fue cuando menos deliciosa, ni que decir en el interior, donde la cosa tan solo hizo mejorar con la visita a espacios que habitualmente no suelen estar abiertos al público, como la Sacristía o la Capilla de San Pedro, lugar donde antiguamente se daba sepultura a los párrocos de la Basílica y donde yace también el Maestro Dueñas. "El Sagrario fue mandado a elaborar por Camacho Jaina, capitán del Ejército Español, con la plata que trajo desde Méjico", apuntilla González Luque tras dos horas de visita, casi al final del recorrido, con una certeza apabullante en la que no dejó en ningún momento ocasión al titubeo. "El Nazareno es obra de Ignacio López, discípulo de Pedro Roldán, por lo que tiene muchos detalles de esta escuela", explica el erudito frente a la capilla del Nazareno. "Sin embargo, el que sí que es de Pedro Roldán es el San Juan, cuya autoría se descubrió en una restauración". Y otro quesito más para el Trivial Portuense.
Contra todo deseo, el final de la visita llegó. "Muchas gracias por asistir y esperemos vernos en otra ocasión. El donativo que consideren adecuado será entregado a Cáritas", explica Francisco. Sea como sea, da igual al cantidad que cada bolsillo pudiera desembolsar: la clase de este experto tiene un valor incalculable. "¡Ay qué ver que siempre nos vamos fuera a conocer lo que hay en otros sitios y no sabemos ni lo que tenemos aquí!", se escuchó mientras el grupo cruzaba la puerta de la Basílica. "Todo el mundo, especialmente los portuenses, deberían venir al menos una vez a una de las visitas de González Luque".
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