Francisco González Luque: “La administración local tiene la obligación de velar por el patrimonio histórico”

El catedrático e investigador de Historia del Arte acaba de presentar en El Puerto el libro ‘La capilla de la Aurora. Historia y Patrimonio’, sobre este singular monumento que lleva la diez años cerrado, a la espera de su rehabilitación

Francisco González Luque presentó en El Puerto su libro 'La capilla de la Aurora. Historia y patrimonio'

El catedrático e investigador Francisco González Luque.
El catedrático e investigador Francisco González Luque.

-Enhorabuena, antes que nada, por ese nuevo libro que acaba de ver la luz en Ediciones El Boletín y que se presentó hace unos días en la Bodega Osborne con aforo más que completo.

-Gracias. La verdad es que acudió más público del esperado y fue un acto muy emotivo en un marco ideal.

-Un año y medio de investigación que ahora van a poder disfrutar los muchos lectores que ya tienen un volumen bien editado y mejor escrito. Obra suya, desde luego, pero donde hay más nombres imprescindibles para su alumbramiento.

- Sí, no quiero dejar de nombrar a Alejandro Fernández, autor de las fotografías que enriquecen los textos, de Manuel Girón, Sacristán durante muchos años de la Prioral y muy unido a la Hermandad de la Humildad y Paciencia, y de Ana Becerra, técnica, ya jubilada, de la Concejalía de Cultura y Patrimonio Histórico, quien me dio algunas pistas clave para el desarrollo de investigación.

-Una investigación que va a arrojar mucha luz sobre uno de las joyas más desconocidas de la ciudad: la Capilla de Nuestra Señora del Rosario de la Aurora.

-Al no ser parroquia, no tenía horario de misas, con lo cual fue siempre un espacio muy difícil de visitar, circunstancia a la que se añade el hecho de que la hermandad de la Humildad, que tenía su sede canónica en ella, tuviera que trasladarse hace ya más de una década.

-¿Qué deberíamos saber de ese rincón de la calle San Sebastián que siempre ha pasado tan inadvertido, quizá por estar al costado del más colosal de nuestros monumentos?

-Que a pesar de su progresivo deterioro sigue siendo uno de los edificios más singulares de El Puerto. Desde el primer tercio del siglo XVIII fue sede de la cofradía de Nuestra Señora de la Aurora. En ese siglo se le incorpora la labor docente, tal y como reza la lápida conservada en su portada. Fue sede también de las cofradías gremiales de San Ginés, patrón de los cosecheros de vino, y de san Casiano, patrón de los maestros, y, desde principios del siglo XIX, biblioteca pública. El elemento más destacado de la planta de nave única que encontramos en su interior es la bóveda semiesférica sobre pechinas que cubre el antepresbiterio que, junto a los tramos de la bóveda de la nave, conserva unas labores decorativas de yesería de gran interés iconográfico que atestiguan su filiación barroca y dieciochesca.

-Hay un objetivo divulgativo en la edición de su libro, pero también otro fin no menos importante, y es el de recaudar fondos para la restauración de la Aurora - en actual proceso de rehabilitación- sede canónica desde el siglo XIX de la que se conoce popularmente como Hermandad de Barrabás y Martillo.

-En efecto, la Hermandad de la Humildad y Paciencia lleva ya, como se ha dicho, más de un decenio con sus imágenes titulares en el Convento de las Hermanas del Espíritu Santo, y es hora de que vuelvan a su sitio. Cualquier esfuerzo es importante en pos de la recuperación de esa capilla que es, no lo olvidemos, Bien de Interés Cultural al ser parte del conjunto arquitectónico de la Basílica Menor.

-Y sin embargo, ha sido la propia Hermandad la que ha tenido que pedir un préstamo para que no se acabe derrumbando lo que es patrimonio de todos.

-No es de recibo, desde luego, que una hermandad tenga que solicitar un préstamo para algo que no es responsabilidad directa de un colectivo de ciudadanos particulares, porque no son sus propietarios.

-¿De quién es responsabilidad el mantenimiento de los bienes de la Iglesia?

-De la propia Iglesia, por supuesto, pero también de las administraciones públicas, en tanto que patrimonio histórico y cultural, además de religioso.

-¿También de los ayuntamientos?

-Sí, claro, la administración local tiene la obligación de velar por el patrimonio histórico.

-No parece que sean buenos tiempos para la defensa de nuestro patrimonio. Citó usted a una técnica municipal, ya jubilada, que se ha unido a otros profesionales en idéntica situación laboral que en pocos años han dejado desarbolada esa área municipal.

-Sí, y lo peor es que no hay reposición de esos puestos de trabajo, con lo cual el acceso a algunos servicios de Patrimonio es muy limitado, con horarios tan restringidos que hacen casi imposible tareas de consulta e investigación.

-También se echan en falta, en el plano educativo, la presencia en la Oferta Educativa Municipal de propuestas tan sugerentes como aquel Taller de patrimonio Arquitectónico y Urbanístico. Ahora son asociaciones y colectivos quienes dinamizan lo poco que se hace a nivel didáctico en lo referente a patrimonio histórico.

-Cuesta entender por qué se cortó todo aquello que tan buen material editó y dio tan excelentes resultados cuando sabemos lo difícil que es que se recuperen esos planes y lo importante que son para la difusión de sus contenidos.

-Usted, como docente que fue, lo tuvo siempre muy claro.

-Siempre abogué por la presencia de temática local en los planes de estudio. En el instituto en el que me jubilé, el IES Juan Lara, impartí una asignatura llamada Patrimonio Artístico de Andalucía, un tercio de la cual estaba enfocada en el patrimonio de El Puerto. Creo que en una visita a un monumento o museo se aprende más que un trimestre encerrado en un aula.

-Se perdieron también las rutas históricas veraniegas guiadas por esos técnicos municipales a los que hicimos alusión y que tuvieron un éxito rotundo hasta que desaparecieron. Así que en 2018 usted se echa al monte e inicia sus particulares rutas solidarias por algunos de nuestros tesoros sacros.

-Lo que empezó por el monasterio de la Concepción de manera puntual se fue ampliando hacia otros conventos, templos y capillas que contaron con la generosidad de abadesas y párrocos para poder abrirse a un público cada vez más numeroso e interesado. La respuesta fue muy positiva desde el principio.

-¿Cuántos concejales han acudido en estos años a alguna de esas rutas?

-Me avergüenza reconocer que sólo uno en estos siete años de rutas sacras solidarias. Otro testimonio más de la apatía y desinterés por el patrimonio de nuestros políticos.

-Una labor la suya, no hay que dejar de decirlo, totalmente voluntaria. ¿Qué haría falta para que se crease en una ciudad tan cargada de historia como El Puerto una red de voluntariado patrimonial como la que tienen otras localidades?

-Sentarse y poner de acuerdo a todos los actores que tienen algo que decir en este tema, es decir, voluntad política y voluntad también de entidades privadas.

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