Flamenco en El Puerto: Macarena de Jerez, corazón en mano, nos pellizcó el alma
La artista cerró el ciclo 'A la Luz de la Luna' en patio del Matadero Viejo
Crónica Flamenca: V Jornadas de los Cantes de los Puertos
Macarena de Jerez, jerezana, debutó en el Teatro Villamarta a los diez años. Formó parte de grandes compañías flamencas: 'Manuel Morao y Gitanos de Jerez', con quien actúa en el espectáculo 'Jondo, la razón incorpórea' que se estrena en la Bienal de Flamenco en Sevilla o Paco Cepero, girando con éxito por media Europa. Su buen hacer tempranero le hacen merecedora de una invitación de Lauren Postigo para participar en su programa 'El corral de la Pacheca'.
Se acompañó a la guitarra por el roteño Ismael Heredia, que pudo hilvanar su buen hacer, como el sabe. Y a las palmas, su esposo Manuel y sus hijos.
Espontánea de principio a fin. Sin dobleces ni fisuras en su profunda voz, sus ´quejíos´ matizan su peculiar manera de entender el flamenco, alternando casi todos los palos. O todos. Soleá, malagueñas, seguiriyas, tarantos, fandangos, bulerías…
Su enorme personalidad sobre el tablao lleva al público -así lo viví de espectador la otra noche, junto al maestro Antonio Villar-, a respirar por derecho su cante y su baile. A sentir en la piel, de primera mano, aquello que decía Camarón, entre los suyos, en la Venta de Vargas: “el flamenco no tiene más que una escuela: transmitir o no transmitir”. Y Macarena transmitió, y de qué manera, tras casi dos horas de cante, de baile, de interpretaciones fiesteras. Y hasta unos apuntes de ´Loleando´, ese espectáculo que dedicara a Lola Flores, a la que tanto admiraba.
Criada en el barrio jerezano de La Asunción, Macarena recordaba en los medios la emoción de haber compartido momentos con leyendas del flamenco, como El Torta o Luis de la Pica. También el Pescaílla rememora a los grandes del barrio: ´Me crié con Fernandito Terremoto, Fernando Terremoto padre, el Capullo, Tío Borrico…´ Además de cantaora y bailaora, es profesora. El flamenco es su vida y su manera de entenderla. Artista, de una vez, donde las haya.
Ritmo a más no poder y elegante compostura. Emoción a flor de piel. Entregada a lo suyo, a lo que más ama, al cante y al baile. Corazón en mano, supo conquistar al auditorio, que llenaba en Patio Porticado del Matadero Viejo, sede de la Asociación Cultural Amigos del Chumi. Esa gran familia y ese equipo de amigos, que con tanta pasión llevan caminando, desde hace mucho, por los senderos culturales, ahora con Manuel García de Quirós al frente.
En esto del flamenco, como en cualquier arte, los pellizcos o se producen o “apaga y vámonos”. No hay medias tintas. Y esos pellizcos, de la mano del temperamento indiscutible de Macarena de Jerez, llegaron y se depositaron en el ambiente.
Y todo ocurrió la otra noche, a orillas del Guadalete, a la luz de la luna.
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