Cuando el agua dejó de ser aliada
La fuerte corriente en la canal del río durante el fin de semana provocó el hundimiento de pequeños barcos y que otros fueran arrastrados · Restos de ramas y otros objetos llegaron a formar una barrera
Las lluvias que vienen azotando con fuerza a toda la provincia y el desembalse de agua de pantanos que han superado ya su capacidad, dejaron durante la madrugada del sábado un panorama desolador.
El enorme caudal de agua que transportaba el río Guadalete provocó la ruptura de las amarras de algunos de los barcos atracados, todos ellos de pequeña eslora, dejándolos a la deriva y mandando al fondo del río a otros. Algunos de los pescadores de pesca artesanal que vivieron en la zona los momentos más críticos, han perdido sus embarcaciones y no todos tienen un seguro que lo cubra para recibir ayudas, viendo desaparecer su herramienta de trabajo. "La corriente, que iría a una velocidad de unas 14 o 15 millas, arrastró mi embarcación y a saber dónde está ahora", cuenta con aire resignado uno de ellos, marinero y pensionista con toda una vida a bordo. Según sus estimaciones, unas siete u ocho embarcaciones han podido hundirse, a las que hay que sumar las que fueron arrastradas por la corriente.
También se vio afectada la discoteca La Pontona, asentada sobre el río, que ha sido desplazada unos 30 centímetros según explica uno de sus propietarios, Pascual Llopis, que pese a que se vio obligado a cerrar en la noche del viernes, asegura que su establecimiento "no corrió peligro en ningún momento". Y no lo hizo en parte gracias a la ayuda de un grupo de pescadores, que colaboraron en la limpieza de restos acumulados. "Llamaron a las autoridades y no se hacían cargo, así que fuimos y los socorrimos. Era increíble la cantidad de cosas que traía el agua, no dejábamos de sacar palos y ramas, acabé mojado hasta el pecho prácticamente", explica uno de los pescadores.
Y es que se había formado una barrera que impedía que el agua pudiera circular. "Empezó a llegar mucha caña y madera y se formó una especie de presa en la que había incluso frigoríficos que igual provenían de Las Pachecas, parecía hecha por un castor", recuerda el responsable de La Pontona.
Entre los pescadores no ahorran críticas a la ausencia de equipos de salvamento y autoridades municipales. "No ha venido nadie, solo una pareja de policías locales, ni Salvamento Marítimo, ni remolcadores". El centro de Salvamento de Cádiz fue el que advirtió a las entidades náuticas de la prohibición de navegar de noche por la canal del río Guadalete, una información que el Club de Mar de Puerto Sherry consideró escasa, dado que esperaban que la administración aportara más detalles al respecto. No obstante, en la mañana de ayer ya se levantó esa prohibición.
Tras la tormenta y la pesadilla que supuso la noche para los afectados, no llega la calma, porque las previsiones siguen dando lluvia para prácticamente todo lo que queda de semana. Sin embargo, a estos pescadores que han visto como el agua se tragaba su principal forma de sustento, sólo les queda recuperarse y buscar nuevas opciones para seguir adelante a su manera. "Nos buscamos la vida vendiendo cuatro pescaítos", dicen ellos.
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