El Alambique
J. García de Romeu
A los que se fueron
"Mi pregón es un canto de esperanza para El Puerto". Con estas palabras lanzadas a un auditorio entregado a su mensaje, concluyó Sergio Cíes del Pino el pregón de Semana Santa 2011 en el Teatro Municipal Pedro Muñoz Seca, celebrado ayer. El pregón de este Domingo de Pasión se recordará como uno de los aplaudidos y originales, a la par que multitudinario, con un auditorio repleto de público, especialmente de las hermandades portuenses. Cierto que el pregón se extendió durante dos horas, pero el público saboreó cada momento y quedó muy satisfecho, despidiendo al pregonero de pie y con toques de palmas al compás. La solemnidad de que se revistió el acto no impidió que el calor del auditorio desbordara el protocolo, oyéndose incluso algún piropo espontáneo hacia el pregonero, profesor de Religión, que mostró un gran conocimiento de la Semana Mayor de El Puerto y de todas sus hermandades, pero también de la historia de la ciudad y de su realidad social, mostrándose como un buen comunicador.
El pregonero fue presentado por José Manuel Castilla, vicepresidente del Consejo de Hermandades, que lo definió como "un hombre bueno, portuense y nazareno", además de guía espiritual de muchos cofrades, ya que Sergio Cíes es licenciado en Estudios Eclesiásticos. En un lado del escenario, bellamente exornado, destacaba la imagen de la Virgen de la hermandad del Nazareno, una talla que fue titular de su cofradía, hacia la que tuvo los mayores elogios. Detrás de la talla, se alineaban sentados el alcalde Enrique Moresco; el delegado episcopal Antonio Olmo; la presidenta del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, Mar Vázquez; y el concejal de Cultura y Fiestas, Millán Alegre.
Tras una breve introducción, Sergio Cíes pidió la venia a las autoridades, comenzando su discurso de exaltación con una introducción histórica a los orígenes cristianos de la ciudad, reflejados en la Virgen de los Milagros, y en las advocaciones marianas del Rocío y el Carmen. Hubo un momento muy emotivo cuando recordó a los marineros de El Puerto fallecidos en naufragios, rindiéndoles homenaje con la interpretación de la Salve Marinera, que interpretó con gran virtuosismo la soprano Carmen Ramos. En realidad ningún padecimiento humano fue ajeno a su pregón: tuvo palabras de esperanza hacia los enfermos, los parados, las víctima de las dictaduras y la sinrazón, denunció el hambre, las guerras y "el drama de tantos hermanos", mostrando una gran preocupación social hacia las injusticias del mundo. También quiso dejar constancia de su defensa del cristianismo frente a las agresiones que a su entender está sufriendo, denunciando por ejemplo la supresión de la cruz en los centros de enseñanza e invitando a los creyentes a perder el temor a verse señalados por defender sus convicciones.
Con la misma facilidad fue desgranando el transcurrir de las procesiones de la Semana Santa local por las calles y rincones de la ciudad, elevando los momentos de exaltación al enumerar las imágenes marianas de las hermandades, aunque también el Cristo del Amor, que se ha transformado en un referente para los pregoneros de lo que ya se conoce como "la Pasión según El Puerto". El momento de mayor exaltación del pregón se vivió al piropear a la titular de su cofradía del Nazareno, situada junto a una cruz sobre el escenario. El público aplaudió de tal forma que le impidió continuar.
Concluyó el pregonero invitando a los cofrades a acudir a las Jornadas de la Juventud que se celebrarán en agosto en Madrid y a las que acudirá el Papa. Se cerró el acto con los himnos de Andalucía y España interpretados por la banda de música Maestro Dueñas.
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