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Concierto / El Puerto

Javi Ruibal, la fuerza del sonido de la naturaleza

Los músicos, durante la actuación.

Los músicos, durante la actuación. / Antonio Barce

El compás se encuentra en la vida misma. Esta es su esencia. La manera de entender la música, sin que pueda ser escrita ni contada. Sonidos musicales que expresan lo que no puede ser dicho, ni permanecer en silencio.

Ante esta tesitura, ante este folio en blanco trataré de contar lo que, la otra noche, vivimos y soñamos en el Muñoz Seca, de la mano de otro componente más de la saga Ruibal. Independiente y de verdad, Javi Ruibal lleva en sus venas lo que vivió en casa. Y como no podía ser de otra manera, trasmitió -y de que manera-, su música en defensa del planeta, presentando su trabajo discográfico Solo un mundo, que fue reconocido en 2020 por los premios MIN como uno de los mejores discos de World Music.

Destacados músicos de las escenas del jazz, del flamenco y del rock de España como Dorantes, Javier Ruibal, Diego Villegas, Munir Hossn o Lucía Ruibal, participaron en la grabación de este álbum. Javi dona una parte de cada venta a la Fundación Bioplanet para plantar árboles. Solo un mundo fue reconocido en 2020 como uno de los 5 mejores álbumes de Músicas del Mundo en España por los Premios MIN de la Música Independiente.

Todo un recorrido por los parques naturales. Oímos las aguas cristalinas de Benamahoma; respiramos los sonidos africanos; bebimos en las fuentes de Cuba y nos paseamos por los bosques y senderos de los lugares protegidos de nuestro planeta. Todo un conglomerado de emociones contenidas. Dando rienda suelta a lo que ya indicara Platón: El ritmo y la armonía encuentran su camino hacia el interior del alma. Lo demás son discursos hacia la galería que poco aportan y que nada tienen que ver con el mundo de Javi Ruibal. Con su mundo. Por el que nos paseó cuando la luna se insinuaba en una fría noche otoñal, allá en lo alto.

Juntos exploran nuestro planeta y su enorme riqueza musical con gran delicadeza y dotando de belleza cada una de las piezas que interpretan, entre ellas, los últimos singles de Ruibal: Liziqi y Mrs. Autumn. También se apareció su nueva pieza: Lubna, que mezcla el Jazz y la música árabe, arreglada por Faiçal Kourrich y Jorge Vera, dedicada a una esclava e intelectual andalusí de la segunda mitad del siglo X, durante el Califato de Córdoba, nacida en Medina Azahara, famosa a causa de sus conocimientos en gramática, y por la calidad de su poesía.

Con sencillez, mucha pasión y complicidad, Javi Rubial (batería y percusión) se acompañó de músicos con mucha garra, elegantes, vivos: Manu Sánchez (piano), Ale Benítez (bajo) y Víctor Vega (Trompeta). Pusieron toda la carne en el asador y conectaron -de pe a pa- con los que participamos activamente en su concierto. En nuestro concierto.

Aquí no hay truco, cuando el aire fresco de la melodía, la armonía, el ritmo y la improvisación se dan de la mano, las emociones nos llevan a esos paraísos naturales que nos pertenecen. Nos ayudan a encontrarnos a nosotros mismos.

La grandeza y la maestría de un joven portuense, que se abre paso a través de la batería y la percusión tiene mucho que ver con su propia filosofía de vida. No huir de nada, sino encontrar esa libertad no encorsetada. Nunca cerrar caminos, sino abrir de par en par la sonoridad a otras músicas a otros parámetros a otras emociones. Casi nada.

Javi Ruibal encuentra en su recorrido y lo trasmite la riqueza de la fusión de culturas y de maneras de ver la realidad. Músicas del mundo. Árabe, sefardí, andalusí, flamenco, caribe, áfrica. Y lo hace ilusionado de rodearse de músicos que adora y que admira. Ese es su único secreto. Y su valentía.

Sensaciones y oportunidades. El tiempo y el espacio, tan denostados en el devenir de un mundo repleto de prisas, dejó de tener sentido. Aquí acaba esta crónica. Caminemos de la mano por los sonidos de la naturaleza. Permanezcamos en ellos, nos va la vida.

La otra noche, en El Puerto, cada nota un latido, cada latido una emoción. Y cada emoción un mundo.

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