Batalla electoral

Mandatos para liquidar las deudas municipales en el Ayuntamiento de Setenil de las Bodegas

Una pareja joven posa con un beso ante la cámara, trípode incluido, mientras otros turistas pasean por las Cuevas de la Sombra.

Una pareja joven posa con un beso ante la cámara, trípode incluido, mientras otros turistas pasean por las Cuevas de la Sombra. / Lourdes de Vicente (Setenil)

Día entre semana, mediodía, primavera de mediados de mayo pero con un sol que apunta a termómetro de verano. En las calles de Setenil, blanco impoluto que solo se rompe con el contraste amarronado de las rocas de areniscas, sobresale un perfil: persona blanca caucásica con toques rosáceos de diferente intensidad dependiendo de las horas de sol que lleve a cuestas (y las cuestas que haya subido), tonos rubiascos, ojos claros, buenos zapatos deportivos para caminar, pantalón corto y mochila compacta, gorra, gafas de sol y mapa o cámara de fotos en las manos que se va pasando con su acompañante para abrir las roscas de las botellas de agua fresca o los termos. La sombra de las cuevas alberga las terrazas llena de turistas, que descansan de la caminata empinada cerca del raquítico cauce que el río lleva a estas alturas de este año seco. Encontrar a vecinos de la localidad para preguntarles por sus candidatos municipales nos supone un trabajo extra de selección a primera vista.

Los camareros nos esquivan bandeja en mano para surtir a sus mesas de las viandas de la zona, la frutera nos cuenta que hace de guía gastronómica con las explicaciones sobre los diferentes productos de su establecimiento, el corte de jamón hipnotiza hasta a los vernáculos que salimos de la tienda de chacinas con los jugos gástricos bullendo actividad, pasteles, helados, tiendas de recuerdos y productos serranos, entradas a las cuevas, todo esa zona del pueblo al servicio de dar un buen trato al turista.

“Hay más vida” nos dicen unos, que comparan Setenil con otros pueblos parecidos que han perdido un tercio de población en los últimos años mientras “aquí hay más oportunidades”. Otros ven que la actividad se centra en el día, como un escaparate, pero “luego está muerto por la tarde porque están todos los bares enfocados solo al turismo”. “Se ha perdido calidad de vida para el vecino de esta zona, se ha perdido dar los buenos días, se ha perdido la cordialidad”, se lamenta. “Por aquí vas a encontrar pocos vecinos del pueblo, es más fácil cruzarte ya con uno de Setenil en Ronda o en los bares de fuera del pueblo que por aquí por el centro”, explica.

Hay vecinos que se han ido a vivir a las afueras, se han hecho una casa en el campo y la del pueblo la han preparado para alquiler turístico. Eso deja dinero aquí, pero menos lugareños entre sus calles. Los jóvenes tienen dificultades para independizarse porque acceder a una casa en Setenil ahora es más caro. El turismo trae una de cal, pero con algo de arena.

Uno de los problemas cruciales es el del tráfico. Hay un caos importante porque el deambular de coches y autobuses es constante. La orografía del municipio complica un tráfico armonioso y los diferentes aparcamientos están dispersos por el pueblo. “Hay una masificación desordenada, el tráfico no está bien regulado, al caos para aparcar se le han puesto medidas parciales” pero le ve difícil solución. “No lo han arreglado ni lo hará el que entre o el que siga”, considera este vecino.

Restos de carteles electorales de las andaluzas del año pasado. Restos de carteles electorales de las andaluzas del año pasado.

Restos de carteles electorales de las andaluzas del año pasado. / Lourdes de Vicente (Setenil)

Afrontar el problema del aparcamiento ha sido uno de los temas candentes de la política municipal de Setenil desde hace años. Durante los 32 de gobierno socialista liderado por el histórico Cristóbal Rivera se proyectó y construyó un gran aparcamiento que costó más de cuatro millones de euros. “Pero está en la parte trasera del pueblo”. Dificultades administrativas lo tuvo cerrado durante años y, cuando por fin se abrió, sus 170 plazas han ayudado a descongestionar un poco la situación. Pero esa descongestión dejó una congestión más complicada. Una deuda que rondaba el millón de euros en las pequeñas arcas municipales.

Una vecina nos aclara que “32 años dan para mucho como para no hacer nada, claro que hicieron, pero lo dejaron lleno de trampas”. “Este (por Rafael Vargas, el alcalde de Andalucía por Sí que busca salir reelegido) se ha dedicado a limpiar esas trampas, no hay grandes cambios en el pueblo en estos ocho años, pero las cuentas están más limpias y, bueno, sí, cosas se han hecho como poner césped artificial al campo de fútbol que era de tierra, poner placas solares en los edificios públicos, arreglar algunas calles y afrontar el abastecimiento de agua porque las tuberías eran muy pequeñas y las alturas de las diferentes zonas del pueblo lo hacían muy complicado. Bueno, también han dado más vida al turismo, que es la principal fuente de ingresos para la economía local y ayuda a evitar la despoblación. También está intentando hacer una cooperativa energética para evitar que las plantas eólicas y fotovoltaicas que se están proyectando las gestionen grandes empresas y terminen quitando zonas de cultivo”. Tras la enumeración, la mujer nos mira como si no hubiese otra opción de volver a confiar en ellos, y lo expresa: “Sin deudas, pues fíjate lo que podrían haber hecho”. La deuda no ha parado de bajar desde 2012 –cuando tocó techo con un millón de euros– hasta el entorno de los 300.000 euros en los que se mueve actualmente.

Una segunda vecina va más allá defendiendo que “lo han hecho estupendamente, el cambio es brutal”, y apunta a que “hay más libertad que antes”. “Es verdad que el aparcamiento es complicado, pero es una consecuencia que tenemos que pagar por el turismo”, que lo enaltece como fuente de ingresos.

Turistas en una terraza bajo las Cuevas del Sol. Turistas en una terraza bajo las Cuevas del Sol.

Turistas en una terraza bajo las Cuevas del Sol. / Lourdes de Vicente (Setenil)

Otros no lo tienen tan claro. “Se notó el cambio al principio, los primeros años, pero luego han caído en los mismo vicios como el autoritarismo y el amiguismo. ¿Qué pasó con la promesa de estar solo ocho años?”, ejemplifica. En los retos pendientes apunta a “perfilar el tipo de turismo que se busca y tener ilusión para continuar, porque si se centran más en las redes sociales que en trabajar... El polígono industrial lleva 20 años igual, no se ha abierto una fábrica en todo ese tiempo y habrá que diversificar el boom turístico”.

Un vecino nos cuenta que el mandato que ahora termina “ha tenido sus luces y sus sombras”, mientras otro apuntilla que “no sabemos lo que han hecho”. El primero explica que está a favor de la recogida de residuos y de la economía circular, pero que a veces son muy quisquillosos, “¡a una persona de 93 años le vas a reñir porque ha sacado la basura que no tocaba ese día...!”.

Coinciden varios en que este año puede estar más reñido. Si Vargas le ganó la partida a Rivera en 2015 (6 concejales frente a 5) despojándole de la vitola de alcalde más veterano tras 32 años, en 2019 los andalucistas ampliaron su ventaja (8-3) frente a un PSOE liderado por Manuel Benítez que en el proceso de renovación abrió una escisión, según nos explican sus vecinos. Este año el contrincante político de Vargas será un histórico militante del PSOE y familiar de Rivera, Sebastián Bermúdez, de modo que ven factible que mejore los datos de los últimos comicios. 

Lo que está claro es que es cosa de dos. El periodista Carlos de Alarcón no está en boca de los vecinos de Setenil. “No lo conoce nadie, ese hombre yo no sé de dónde será. De los problemas de Setenil poco sabrá pero como el PP tiene que presentar candidaturas en todos sitios, pues le habrá tocado”, reflexiona un vecino que lamenta que las siglas de IU este año no formen parte de la partida política: “Siempre habían tenido candidatura por lo menos” (aunque no presentaron en 2015 y en 2019 fueron como Adelante).

Las papeletas en 2019 fueron categóricas con estos dos partidos. Adelante solo tuvo cinco apoyos, mientras que el PP llegó a siete. El número de concejales de Setenil es de once, así que probablemente ni las personas que iban en las listas se pudieron votar si no estaban empadronadas en el lugar. Aunque uno de los encuestados nos abre otra puerta para la explicación: “Pudo ser un voto útil para castigar a los socialistas, que prefirieran votar a Vargas para asegurarse que no iba a salir otra vez el PSOE”. Habrá que esperar al 28 de mayo para comprobar si Setenil continúa siendo un bastión andalucista en la Sierra o si decide volver al socialismo histórico que tan bien conocen.

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