Diario del Carnaval

'La caldotada': el origen del gañotazo gaditano

  • La publicidad de productos de alimentación que aparecía en este periódico fue el origen de las primeras degustaciones gratuitas en nuestro Carnaval

Hace 86 años, en febrero de 1932, se celebró el primer Carnaval de la II República española y también fue la primera vez que de un producto se hizo una campaña de publicidad mediante la degustación. Por los distintos ultramarinos y barrios de la ciudad se dio a conocer el caldo Maggi.

Por lo tanto, esta 'caldotada' sería el origen del gañotazo previo a las fiestas de Carnaval.

Cuenta este periódico que en el Carnaval, en la entrada de los establecimientos se colocaron unas ollas de aluminio de grandes dimensiones, y unas jovencitas ataviadas con batas blancas, donde se podía leer Caldo Maggi, ofrecían a las señoras que entraban en las tiendas una taza de sopa, y a la vez tenían que hacer unas manifestaciones sobre el producto que acababan de degustar. Esta novedosa manera de hacer publicidad fue recogida por autores carnavaleros, y así lo cantaba la agrupación La banda del empastre. "Cuando en los almacenes vimos aquí el caldo Maggi dar, me jarté de reír, las mujeres y niños con los tazones, hacían el gran migote con los miajones mi prima de tanto caldo como tomó, y sin saber el por qué el vientre se le hinchó, y allá a los nueve meses a pelo justito nació una criatura con 10 cubitos".

Afortunadamente, Diario de Cádiz se benefició publicitariamente, ya que, sobre todo, durante la primera década de los treinta, estas páginas estaban rebosantes de anuncios.

El 10 de febrero de 1981, hace 30 años, una gran cantidad de público, que abarrotó la calle Cristo de la Misericordia como si se tratase de un sábado de Carnaval, acudió al barrio de la Viña a la popular Erizada. Aunque, seguramente, la primera jornada gastronómica fue la 'Caldotada Popular', en 1932. Por supuesto, gratis total.

Sobre aquel primer Carnaval republicano señala el Diario que el Ayuntamiento constituido en aquella época acordó dotar al lancero de una perra para retirar de las calles a los perros vagabundos.

Este empleado municipal muy bien uniformado, con su lazo y la perra en cuestión, salía todos los días, como era su obligación, a la caza y captura de aquello canes que al parecer deambulaban por la ciudad, sin propietario alguno que los vigilase.

Esta forma de coger a los perros llamó mucho la atención de los curiosos, que se paraban a su paso por la calle, para presenciar la 'operación' y cuanto más entusiasmado se encontraba este operario en su cometido con sus perros elegidos, nunca faltaba el cachondo, que a la hora de echarle el lazo, asustara al animal, con los consiguientes 'recuerdos' para la familia del perrero.

Estos hechos fueron repitiéndose hasta el extremo que cada vez le era más complicado cumplir con su cometido, por falta de colaboración ciudadana. La chirigota 'Los niños de Bienvenida' decía en su estribillo: "Viva mi tierra / viva mi tierra / donde cogen los perros / con una perra".

Por su parte la chirigota 'Los lanceros', con el tipo similar al uniforme de lancero auténtico, iban acompañados de un pequeño perro canijo al que cantaba una letra que con ironía hacían alusión al perro 'mariquita' para terminar diciendo... "lo que quiero es que te lleve el perrero / porque a un perro piompero no le entrego yo mi amor".

Por aquello años, el número de trabajadores parados era extremo, por lo que la situación era verdaderamente insostenible.

El alcalde, para mitigar un poco la situación, publicó un bando en el que comunicaba el día y la hora en el que se entregaba a todas las viudas un puchero en el Juzgado de la plaza de Abastos.

Relata Diario de Cádiz que aquel día había aumentado en la ciudad el número de viudas. Muchas mujeres vestidas de negro lograron alcanzar el tan preciado puchero. La bronca que se formó ese día en los Juzgados fue de las que hicieron época. Así lo contaron en una de sus letras, que adjuntamos, 'Los negros caníbales'.

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