La fiesta en la calle

El Domingo de Carnaval que se le debía a Cádiz

El coro callejero 'Los que se quedan tan Pancho', en la plaza de Mina. El coro callejero 'Los que se quedan tan Pancho', en la plaza de Mina.

El coro callejero 'Los que se quedan tan Pancho', en la plaza de Mina. / Miguel Gómez

Los dos domingos del Carnaval 2024 de Cádiz parece que se han celebrado en dos hemisferios diferentes. Si la pasada semana la constante presencia de una lluvia fina e impertinente fulminó el mediodía del Domingo de Coros, ayer, una semana después, las gafas de sol y hasta la manga corta volvían a reinar en la tierra de la alegría iluminando a carruseles y callejeras que campaban a sus anchas por las calles de la ciudad.

Así, finalmente, fue el Domingo de Piñata el domingo de Carnaval que se le debía a Cádiz. El Domingo de sol, de guasa, el Domingo de Plaza y, más importante, el Domingo para escuchar. Y es que, si bien la jornada de este sábado también competía en luminosidad con el día de ayer, la alta concurrencia de público, quizás dificultó los paladares más exquisito que gustan de la copla más cercana y sin tantas aglomeraciones.De esta forma, el equilibrio perfecto se encontró en este Domingo de Piñata, que se desperezaba tardío, si prisas (la noche del segundo sábado fue mucha noche, demasiada, dirían algunos...), pero halagüeño desde el mismísimo Mercado a plaza de San Juan de Dios.

Las bateas pudieron asentarse con seguridad en Mina y Plaza de Abastos –lejano ya el recuerdo de esos coristas subiéndose y bajándose sin saber qué hacer con sus repertorios– y hasta algunas prefirieron desfilar a placer por otros puntos de la ciudad, ya no sólo El Cañón cuando sobre las cuatro y media se pudo ver al coro de Jesús Monje, también en la plaza de San Francisco, donde a esa misma hora se dejó ver ‘El paraíso' de Luis Rivero, o hasta en el mismo barrio El Pópulo sobre las tres y media de la tarde.

Y es que las agrupaciones, carruseles, chirigotas callejeras, oficiales y romanceros de todo pelaje se repartían bastante bien por una ciudad con tumultos, los justos, y bastante bien avenida para darse al disfrute de las coplas.

Actuación de una agrupación callejera. Actuación de una agrupación callejera.

Actuación de una agrupación callejera. / Miguel Gómez

De esta forma, pasadas las dos de la tarde mientras que por Sagasta discurría más de un grupo con maletas para emprender el regreso a la tierra donde su madre los pariera, en la vecina calle Armengual, Ana López Segovia, siempre hija pródiga de la fiesta de la que fue pregonera y diosa momá, habla en boca de ‘La feminista blandengue’. Un grupo de espectadores con suerte, que tuvieron el placer de escuchar con comodidad el romancero de la carnavalera y actriz, y, acto seguido, el de su hijo Chano. “Este año no me cuesta mucho meterme en el papel...”, dice el joven de 12 años antes de contar la historia de ‘El aborrescente’.

La chirigota platónica (’Valiente príncipe este año’), el romancero del politólogo Pablo Simón (transformado en una peculiar Julie Andrews en ‘Con rimas y sátiras’) y el de Nazareth Jiménez (’El quinto coño’) también se dejaron ver por la zona antes de las tres de la tarde, al igual que la chirigota ‘El cambio climático’, que descansaba en Sagasta con Hospitalito Mujeres.

En la siempre interesante vía de Cádiz, donde la Colchonería Romero, no defraudan Las niñas de las botas de agua. Así, en su campamento base desgranaban el repertorio de ‘Callejeras viajeras’ para, minutos después, prestarlo a ‘Cornisas y lágrimas’, la chirigota del teniente de alcalde José Manuel Cossi que también ha buscado inspiración, como Simón, en el musical Sonrisas y lágrimas.

Las calles que desembocan en la plaza estaban animadas pero sin competencia con el ambiente del Mercado, quizás uno de los más concurridos junto con la plaza de Candelaria y su Frito Gaditano, y hasta la Berzá en la plaza de España, organizada por la A. VV. Murallas de San Carlos, que registró unas colas enormes. Pero estábamos en el Mercado, donde los coros se desquitaban de la mala experiencia de hace unas semanas. Y las voces sonaban con fuerzas, y el moscatel corría con gracia, y el reguero de personas se iba derramando por la plaza de las Flores, entre ellas, las propias flores que forman el jardín de la comparsa de Alcalá de Guadaíra ‘La consentida’.

Imagen de la calle Ancha este domingo. Imagen de la calle Ancha este domingo.

Imagen de la calle Ancha este domingo. / Miguel Gómez

Y es que las agrupaciones que han participado en el Concurso del Falla también han querido cantar en la calle en esta última jornada de fiesta oficial dejando hermosas estampas como la de ‘La chirigota clásica’ en El Bar Nuestro de Cada Día (Rosa con Jesús Nazareno) o el pase conjunto que ‘Los exageraos’ y ‘La alegría de Cádiz’, es decir, chirigota y comparsa marca Cornejo, dieron en el Templete del Parque Genovés.

Y es que Mentidero y alrededores también se mantuvo con un ambiente animado este domingo donde se celebraba la Pinchitada Popular. Ambiente que, por supuesto, alcanzaba la plaza Fragela que durante esta semana de Carnaval también es protagonista no por lo que ocurre en el Gran Teatro Falla sino en el cercana escalerilla de Medicina, otro de esos escenarios imprescindibles. La comparsa ‘Y seguimos cantando’, la chirigota sevillana ‘La última y nos vamos’, y la de Écija, ‘Te como tu cara’ fueron algunos de los habitantes que se subieron a este emblemático rincón querido por los grupos oficiales.

Cola para la Berzá en la plaza España. Cola para la Berzá en la plaza España.

Cola para la Berzá en la plaza España. / Miguel Gómez

Pero ya vieran a la chirigota ‘Los que salieron perdiendo’ en el Oratorio San Felipe, o al romancero de los hermanos Barba ‘Con mi mono de faena’ frente a la puerta del Habana, ya optaran por seguir a las agrupaciones del Falla, a las más buscadas de las callejeras o a dejarse sorprender por lo desconocido, este Domingo de Piñata fue el momento perfecto para cumplir sus deseos. El domingo que se le debía a Cádiz, un bonito domingo para limar asperezas hasta con el visitante, tan puesto en cuestión en este año donde la turistificación ha calado fuerte, y hasta de reconciliación en las propias guerras intestinas que ha vivido la ciudad con algunos incidentes entre carnavaleros y vecinos.

“Le queríamos dar las gracias porque siempre nos ponemos aquí y usted nos aguanta”, reconocían algunos de los miembros de la chirigota del Ukelele (‘Los lisántropos’ este año) a un señor de avanzada edad que contempla la actuación desde su entresuelo de la calle Solano. “No, gracias a vosotros, por venir y traerme a mí el Carnaval”, les devolvía el vecino el agradecimiento en uno de los gestos más conmovedores, sinceros y oportunos que hemos visto en este Carnaval un tanto polarizado, un tanto exquisito por todas las partes, un tanto falto de empatía en ocasiones. Un Carnaval que finaliza, pero no. El Domingo (que ya casi que se ha convertido también en sábado) de los Jartibles) está en el horizonte cercano...

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