Una forma de ser y de estar. Gaditanas maneras para afrontar una vida que pone muchas piedras en el camino. Pedazos de un corazón que reparten en el tercer pase de la comparsa de Manuel Cornejo, que mantiene la línea en cuanto al estilo y tipología de las letras, que vuelven a apelar a Cádiz y a los sentimientos. Una actuación que les mantiene en la pelea, pero que no sirve para destacarse en un pelotón tan apretado. Una alegría que está presente en la sensibilidad del primer pasodoble, mejor trazado, al hablar de las donaciones de órganos a través de una vida que vuelve a nacer. Entre los dolores y la incertidumbre, dan gracias al “milagro” del donante que “se marcha regalando vida”. Aunque con cierta razón, juegan con el punto concursero en la segunda copla al realizar una defensa del Carnaval de Cádiz. Lo hacen partiendo de los celos que sienten por ver cómo otras ciudades protegen sus tradiciones, mientras que en esta ciudad “molesta que se explote nuestro arte”. Resaltan que esta fiesta “a más de uno permite sobrevivir”, por lo que “siendo la más pagana ayuda a más gente que muchas religiones”. Por ello, sentencian con potencia al decir que el Carnaval “a Cádiz le da la vida”. También tiran del concurso y el metacarnaval para afrontar los dos cuplés, que no están malotes. En el primero, Manuel Cornejo intenta hacer cupletinas, pero con tantas bolas de pelo lo acaban mandando a cortar queso, tal y como hacen sus tíos en ‘Los exageraos’. Usan el recurso de la inmediatez, que siempre pega muy fuerte, al dedicar el segundo al percance que sufrió el cuarteto del Gago el pasado domingo, por lo que esto es lo único que les altera.

Con opciones

La actuación de cuartos

El tipo. Alegoría de la alegría de Cádiz. Las coplas. Una alegría que es innata de la forma de ser del gaditano y que sirve para tapar todas las penas, que son muchas. La comparsa de Manuel Cornejo mantiene las buenas sensaciones del primer pase con un estilo que atrapa rápido por gaditanismo y por agradable, dentro de una idea algo más abstracta en su desarrollo, por lo que tiene algo menos de gancho al beber de una base parecida a la de hace un año. Con un conjunto que suena a las mil maravillas a pesar de su juventud y que se compenetra perfectamente con este estilo, las letras entran mucho mejor. Por la edad del grupo, funciona mucho mejor el primer pasodoble por contar todos los problemas que sufren los jóvenes en sus vidas. Con un enfoque adecuado y real, cuentan que les molestan aquellos que dicen que solo quieren vivir cuando llevan “media vida frente a los libros”. Aseguran que no necesitan la caridad ni las ayudas, sino un trabajo que les dé la independencia. Por ello, sentencian que, “al igual que a mis padres, a mí no me regalaron nada”. La segunda letra resulta algo menos convincente al darle muchas vueltas a la definición del miedo para acabar girando la letra a sus madres. Un cambio en el remate de la copla para decir que no hay mayor miedo que el “día que me falte mi madre”. En comparsas también se pueden hacer buenos cuplés, algo que demuestran en una tanda de primera y segunda parte en el Río San Pedro y San Fernando. Dos lugares en donde compran imanes al hablar de viajes y ven al Ramoni al hablar de conciertos por lo tiesos que están. La juventud que da un paso al frente es una bendita alegría para la comparsa.

Buena.

Preliminares

El tipo. Gaditanos alegres. Las coplas. Aunque esté roto por dentro por los problemas, el gaditano siempre se puede vestir de alegría. Con la responsabilidad del tercer premio del pasado Concurso, la comparsa de Manuel Cornejo se estrena con un repertorio que aprovecha las bases que le funcionaron al tirar por una nueva idea abstracta con un punto gaditano, lo que siempre es de agradecer. Un buen pase para confirmar las buenas maneras, aunque con una idea algo menos definida en su desarrollo en el popurrí, una pieza con historia en la que van entregando sus trocitos de corazón. La presentación sí se muestra más redonda, entrando muy fácil al mostrar un personaje que quiere que le digan que “ahí va la alegría de Cádiz”. Las formas se mantienen en el pasodoble, alegre y con un arranque en el tramo final que le da mucho empaque. Cumplen en la primera copla con la letra de rigor a lo que sucedió el pasado año, con una mezcla de piropo por ser “mi amor más sincero” y un aviso a los que dicen que tuvo “la suerte del principiante”. Muy efectivo el giro de la segunda al hablar de las primeras veces en la vida para pedir a las mujeres que denuncien a la primera vez que un hombre la maltrate. Brillan los dos cuplés. Especialmente el primero a que no pueden meterse con el alcalde, por lo que si hubiera salido Ismael Beiro le habría solucionado el cuplé. En el segundo, un poco por debajo, se llevan el pan y los picos de un restaurante que usa el oro como ingrediente para ponerlos en una pulsera de Pandora.

Buena.

Previa

Lo conseguido en la pasada edición del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas del Gran Teatro Falla por la comparsa 'Cádiz de mi alma' fue muy meritorio porque solo unos pocos elegidos en la historia de la fiesta han conseguido entrar en la gran final en su primera participación. 

Este 2024 debe ser el de la confirmación para Manuel Lorenzo Cornejo Puente, hijo del célebre Don Adolfo de 'Una chirigota con clase'. Para ello, en este COAC presentará la comparsa 'La alegría de Cádiz'. 

Solo por el nombre, parece que la apuesta será muy parecida a la del año anterior, en la que el gaditanismo fue la base del repertorio. A partir de ahí, un estilo sin estridencias, un buen grupo de voces, unas ideas claras tanto en concepto como en las letras y un toque alegre en las coplas fueron un cóctel perfecto para que este grupo entrara rápidamente por el oído. 

Y todo ello, por supuesto, salpicado por lo que evoca el apellido Cornejo, una de las sagas con mayor fuerza de la historia de la fiesta (y cuyos máximos representantes en vida, Chico y Cristóbal, volverán a estar sobre las tablas del Falla en este 2024 con la chirigota 'Los exageraos'). De hecho, en esta comparsa también está Leo Cornejo, también hijo de Manolo Cornejo padre.