Carnaval de Cádiz 2024

Chirigota ‘Que ni las hambre las vamo a sentí’

Chirigota ‘Que ni las hambre las vamo a sentí’

Mucho arte de dos tipos: el carnavalero y del flamenco. A pesar de haber ido creciendo a lo largo de todo el Concurso, la chirigota del Selu pincha en su última actuación tanto en letras como en interpretación. Sensaciones encontradas, sobre todo por ser en el momento de la verdad. Problemas que aparecen ya en los pasodobles. Aunque con algunas cosas destacables, la primera de las letras se cae por lo rebuscado que es al cantarle a los extraterrestres. Resalta el golpe sobre lo que asustan los ojos de los marcianos, aunque más asusta la gente con la boca doblada y las pupilas dilatadas que se ve en muchos bares. Al final, el remate por la política queda un poco forzado al decir que Pedro Sánchez pactaría con los marcianos y Feijóo diría que la galaxia se rompe. Mejor elaborada la defensa del arte flamenco de la segunda copla aunque con menos golpes. Entre bulos que sirven para cantar unas bulerías y gente a la que el cante no les corre por las venas pero al sacarse sangre hacen más quejíos que Camarón, aseveran que en un museo no se puede ver el arte que hay “en un cuadro flamenco”. Los problemas al mascar letras hacen que se pierdan los cuplés, ambos muy flojos. En el primero, si se fumiga de parásitos el Congreso se cargan a “medio Parlamento”. Surrealista el segundo al llamarles su mujer para recordarles que tienen que sacar al perro, por lo que ellos le piden que se ponga al teléfono para solucionarlo con él.

Semifinales

Chirigota ‘Que ni las hambre las vamo a sentí’

Mucho arte flamenco en el escenario del Falla. Cantaores que derrochan su maestría y su experiencia, a su manera, en el Concurso del Falla. La chirigota del Selu sigue progresando en el certamen de coplas con un repertorio en el que mezclan momentos muy lúcidos y que brillan mucho en las coplas con otros que no lo hacen tanto dentro de sus recursos. Altibajos en las letras de estreno, aunque siempre dejan detallitos interesantes. Quizás, el primer pasodoble no brilla tanto al tocar uno de sus temas fetiche, como es el rey Juan Carlos I. En este caso, tiran de las infidelidades del emérito para dejar algunos golpes buenos como que fue el inventor del poliamor, que era normal que se liara con Bárbara Rey por su apellido o que si hubiera sido agricultor se habría enamorado de María Teresa Campos. Bastante mejor el segundo al tirar de ironía al hablar de la turistificación que sufre Cádiz. Para ello, echan mano de todas las cosas malas que ven en la ciudad para que no vengan los turistas y se vayan a “un pueblo de León, que sí tiene encanto”. Por ejemplo, se quejan de que no se pueden comer tranquilos un topolino por la calle Ancha. Lo rematan magníficamente al quejarse de que vengan turistas, aunque “otra cosa es el turismo que viene en los Carnavales”. Irregularidad en los cuplés, con un corrientito y otro bastante bueno. Pincha un poco el primero a un primo que se fue a Turquía a ponerse pelo, pero al no agarrarle su suegro le pone un aspersor en la coronilla. Mucho mejor el segundo, muy por encima de su media habitual, a la afición de su cuñado a trabajar desde su casa, pero no le dejan teletrabajar porque es forense. ¡Huye!

A la final A la final

A la final

Cuartos de final

Chirigota ‘Que ni las hambre las vamo a sentí’

El tipo. Un cuadro flamenco. Las coplas. Flamencos que aprendieron a cantar viendo las películas de Tarzán. La chirigota del Selu mejora en su segunda actuación con una interpretación algo más depurada y letras que le dan algo más de valor al conjunto del repertorio. El progreso se nota desde la presentación, que entra algo mejor con golpes como el de que cantan por alegrías por no tirarse por el puente de la Bahía o que hacen ayuno intermitente por las fatiguitas que pasan. De nuevo, los pasodobles son los que tiran de la actuación. Le cae la primera letra a la inteligencia artificial, que dicen que será muy inteligente, pero nunca aprenderá a cantar por alegrías. Dejan los primeros golpes destacados, como que prefieren la escoba a la Roomba, excepto las del Fary, y que su suegra guarda en la nube hasta la ropa de invierno. Brilla la segunda por ser un tema que Selu sabe abordar, como es el de la clase política. Tiran de ironía con arte al decir que tienen que comer muchas langostas para llevar un plato de lentejas a su casa y que han llegado lejos a pesar de ser “el tonto del colegio”. Mejoran en los cuplés, sobre todo por el premio repartido que deja su perro al sacarlo a la calle en el primero. Mejor el desarrollo que el remate del segundo a los gimnasios, en los que al ver a la gente desnuda con sus escopetas de caza, ellos prefieren irse a su casa a ducharse. Aunque con pequeñas correcciones, el popurrí no termina de conectar a pesar de la sucesión de pamplinas que encadenan, reluciendo algo más el apartado interpretativo.

Buena. Buena.

Buena.

Chirigota ‘Que ni las hambre las vamo a sentí’

Preselección

Gitanos que cantan en Cádiz por alegrías por no tirarse por un puente de la Bahía. La chirigota del Selu regresa al Concurso con un repertorio que deja sensaciones encontradas tanto por la inseguridad a lo largo de una actuación cuando los palos flamencos exigen clavar la interpretación como por un contenido al que el grupo le da mucho más valor por saber dominar la escena. Una frialdad en la recepción en algunos momentos que se nota en una presentación a la que le cuesta arrancar hasta que se rompen la camisa, por lo que tienen que ponerle un velcro. En donde sí se nota la mano de Selu es en una buena tanda de pasodobles con un tema que domina a la perfección: la política gaditana. Una maestría que ya se nota en la primera letra a Bruno García, al que le dicen que “no vayas a meter la manita” y que es capaz de inaugurar un contador en la calle Feduchy con un traje de Emidio Tucci. Mantiene el nivel la segunda al caerle de vuelta a Kichi, que se marcha contento de la Alcaldía, por lo que no se va a presentar ni a presidente de la comunidad de vecinos y ya puede devolver la chaqueta a Tinoco. Los cuplés están por encima de su media habitual. Simpático el primero a un niño que juega sin sentido, por lo que puede acabar en el Cádiz. Resalta el segundo a la dieta de la reina Letizia, por lo que Sofía está orgullosa porque su “mala leche es sin lactosa”. Los altibajos y la estructura del popurrí hacen que no termine de cuajar, contando con algunas pamplinas reseñables en su arranque.

Buena Buena

Buena

La previa

El regreso más sonado al Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas del Gran Teatro Falla de 2024 es el de la chirigota del Selu cuatro años después de su última participación con la chirigota ‘Estrés por cuatro’, cuarto premio en 2020. Por medio, una pandemia y ‘El Selu. El musical’ han apartado a este grupo del certamen gaditano. 

Pero una vez cerrado este ciclo, había que volver a las tablas con una nueva chirigota. Entre esto y las ausencias importantes en la modalidad, la expectación es máxima. El regreso será bajo el título de ‘Que ni las hambre las vamo a sentí’. 

Aunque algunos fieles escuderos como José Mari Acosta el Niño de Malet, Antonio Rivas Palacios You o Juan José Letrán se mantienen a su lado, Selu García Cossío ha hecho una pequeña renovación en su grupo adaptada a las nuevas generaciones con incorporaciones como Juan el Ardentía o Israel Peña. 

Con más de tres décadas como autor, y algunos años más como componente de las comparsas de Enrique Villegas o Pedro Romero, el Selu es uno de los pilares básicos de la modalidad y uno de los mayores exportadores del Carnaval gaditano por toda España desde la fuerte irrupción de ‘El que la lleva la entiende’, conocida como ‘Los borrachos’, en 1992. De ahí, ha conseguido el primer premio en cinco ocasiones con ‘Con el sudor del de enfrente (pero decidnos los ricos)’ (1993), ‘Los lacios’ (1995), ‘Lo que diga mi mujer’ (2004) y ‘Si me pongo pesao, me lo dices’ (2016)

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