"Antes de viajar a Filipinas creía que en este país no había fútbol"
Carlos Alberto Martínez 'Carli'. Jugador del Racing Portuense
En el grupo X de Tercera no hay jugadores guapos y ricos que digan que esas circunstancias se unen al árbitro para no dejarles brillar sobre el césped. No hay gloria y sí hay mucha miseria en campos que apenas tienen mantenimiento. Carlos Alberto Martínez, Carli, está dando esquinazo a todo esto. Si la mejor defensa es un buen ataque, este tigre asiático portuense con ascendencia filipina ha descubierto que en el lejano Oriente otro fútbol es posible. La selección nacional de Filipinas es la número 167 en el ránking FIFA y este portuense coquetea con ella a través del combinado sub'23 y con permiso del Racing, que sigue siendo su equipo.
-¿Qué hace un portuense a un paso de la selección de Filipinas?
-Nací en El Puerto y mi madre en Quezon City, pero yo estoy aquí gracias a Ángel Aldeguer (único español en la selección absoluta) y a su primo Rafa. Fueron ellos los que movieron todo para que me viniera porque yo pensaba que aquí no había fútbol.
-¿Qué tal hasta ahora?
-En Bacolod ha habido dos partidos, uno jugué y el otro no porque tenía molestias. El míster de la absoluta (el alemán Michael Weiss) me ha dicho que cuenta conmigo para ir a Taiwán. El 5 de octubre regreso a España y el 27 ó 28 vuelvo a Filipinas.
-De jugar con el San Roque o el Ayamonte a enfrentarse a Hong Kong, Macao, Nepal, Singapur...
Sí, es un tren que pasa. O lo coges o no lo coges. Y decidí cogerlo. Y la verdad es que estoy contento.
-No todo será de color rosa, ¿no?
-No he visto mal rollo de ningún tipo, lo único que la gente se comunica bien porque todo el mundo habla inglés... y yo me quedo un poquito más rezagado. Con el idioma tengo una pelea, me estrujo la cabeza pero como no me hablen despacito y básico, no lo pillo. También echo de menos a mi familia, mi novia, El Puerto...
-La tierra tira, ¿verdad?
-Claro. Cualquier cachondeo me gusta, y aunque tampoco soy muy de Semana Santa ni Carnaval, la distancia produce nostalgia.
-Una pena lo del Vaporcito...
-Sí, sí, una lástima. Pero lo van a rescatar, seguramente.
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