Enrique Jódar cumple un trienio implicado en la organización de una Olimpiada Marianista en Cádiz. La primera, en 2006. La segunda en 2012 y ahora en 2017. Atesora experiencia y disfruta con lo que hace porque una Olimpiada es algo único. Jódar es responsable del Club Deportivo San Felipe Neri y coordinador del evento que estos días se celebra en la capital gaditana. Está pendiente de que todo se desarrolle según el calendario previsto. No para un instante y sus primeras palabras las dedica a realzar la labor de los voluntarios. "Sabíamos que el voluntariado era muy importante. Gracias a ellos todo está saliendo puntual. Cada día hay competiciones desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche y tiene que haber una coordinación de árbitros, jefes de pista, comedor... Todo está saliendo bien. El programa de cada equipo se cumple". Y es que con un calendario tan apretado "no hay margen de error, la competición se tiene que desarrollar con tiempos de descanso, es importante que todos lo tengan claro".

"Todos aportan su grano de arena, se genera un clima de confianza en torno a la organización y el ambiente es excepcional", asegura el coordinador mientras recuerda que el primer día fue el más complicado por la aparición de la lluvia. "Llevamos la Olimpiada a la Bahía, salvamos la primera jornada y desde el jueves la afluencia es espectacular, de lo que se trataba ya era de que la gente estuviera cómoda".

La actividad deportiva cobra protagonismo pero Jódar subraya que "no es sólo deporte lo que se hace estos días, es un punto de encuentro de convivencia entre personas de distintos enclaves de España. La organización genera esos lugares de encuentro con diversas actividades lúdicas y culturales dentro de los descansos".

¿Quién disfruta más, los chavales o sus padres? "Todos los pasan en grande pero cuando se va a decidir cuál es la sede son los padres los que están expectantes porque es dónde irán al año siguiente. A sus hijos les da igual dónde toque".

Fútbol sala, baloncesto, balonmano, voleibol, atletismo y ajedrez. El ritmo es frenético en los días de Olimpiada, que se desarrolla en un clima de competitividad sana. "Sólo ha habido una expulsión", cuanta Jódar a la vez que explica que "favorecemos el buen ambiente y a los árbitros les indicamos que la deportividad está por encima de todo, y que si es necesario pueden parar un partido".

Uno de los soportes de la Olimpiada Marianista es su decidida apuesta por el documento Educar con el deporte, una propuesta educativa marianista que el jueves fue el hilo conductor de la segunda jornada. "Hubo intercambio de banderines entre los capitanes de los equipos, los entrenadores, los árbitros y los delegados vistieron camisetas verdes".

Educación y deporte caminan de la mano. "Tenemos una forma de entender el deporte. Se ha dado calidad a la formación de los entrenadores, se generan equipos más sólidos, más preparados, y hay más variedad deportiva". La Olimpiada ha ido creciendo con el paso de los años. "Hay más equipos y más espectadores que van a ver los partidos. En los últimos diez años se ha duplicado el número de voluntarios, deportistas, familiares y entrenadores", indica el coordinador.

Jódar reconoce que en general el baloncesto es el deporte que más nivel ofrece en las sucesivas ediciones de la Olimpiada, aunque no se olvida de que en otras disciplinas hay colegios que destacan, como Ciudad Real en balonmano, los equipos de fútbol del sur, Madrid y San Sebastián...

¿Qué papel desempeña el deporte en San Felipe Neri? "Es una tradición, da sentido a la vida en el colegio. Los marianistas siempre han cuidado los espacios y hay un gran patio. En la última década el deporte llega a todos los alumnos de San Felipe. Es raro el que no hace deporte. Promocionamos el deporte, lo cuidamos y le damos calidad. Se trata de generar un estilo de vida en torno al deporte, dar a cada uno lo que necesita. Va más allá de las clases. El deporte propicia una mejor relación entre los alumnos, una identificación con el colegio, niños más sanos, más concentrados en los estudios".

El rol de los entrenadores es relevante. "Los entrenadores tienen una buena formación y también son tutores, enseñan a los niños a organizarse, trabajan con las familias. Gracias a ese trabajo se ha creado una buena calidad deportiva y humana en los equipos que nos hace ser un referente en la provincia y en Andalucía porque podemos competir con calidad con clubes a nivel andaluz".