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Tenis | Reportaje

Un gaditano al otro lado de la red

  • Alberto Bernal Aguilar ejerce en Estados Unidos como profesor de la academia de los extenistas profesionales Emilio Sánchez Vicario y Sergio Casal.

Alberto Bernal (c) posa con Emilio Sánchez Vicario (i) y el ‘head coach’ Víctor Hugo Camargo.

Alberto Bernal (c) posa con Emilio Sánchez Vicario (i) y el ‘head coach’ Víctor Hugo Camargo.

Alberto Bernal Aguilar es un gaditano de 27 años que, desde muy joven, ha tenido muy claro que su futuro profesional iba a estar ligado al mundo del tenis, pero no como jugador, sino como entrenador. En la actualidad, Alberto forma parte de la plantilla de entrenadores de la academia que los extenistas Emilio Sánchez Vicario y Sergio Casal tienen en la ciudad de Naples, estado de Florida (EEUU). Alberto Bernal cuenta cómo se ha visto inmerso en esta aventura profesional y vital, y cómo, desde la lejanía, uno se siente todavía más gaditano. Antes de la alerta sanitaria, pasó unos días de descanso en Cádiz y aprovechó para ver algo de Carnaval, una de sus grades pasiones, aparte del tenis, claro.

Alberto ya jugaba al tenis, con apenas cinco años, en el Real Tenis Club de Cádiz, del que era muy asiduo con su padre, Pepe Bernal. Este deporte era su pasión, pero sabía de la dificultad para triunfar empuñando una raqueta; así que ya con 19 años comienza a alternar sus estudios universitarios con las labores de preparador, combinando los libros con las clases de iniciación que impartía a escolares. Incluso, en su año académico en Madrid, llegó a entrenar a una joven rusa, Ekaterina Zaitseva, en la Universidad Politécnica.

De regreso a Cádiz, Alberto pasa a formar parte de la plantilla de 'Xtreme Tennis' una academia con sede en Jerez. Allí estuvo dos años, entrenando a jugadores destacados como a Pedro de la Riva, una de las grandes promesas del tenis andaluz, y a la puertorriqueña Victoria Thais. Pero Alberto busca mejores condiciones para desarrollar su profesión y acaba aceptando una oferta procedente de Jeddah (Arabia Saudí) para formar parte de la 'Match Point Tennis Academy'. A los seis meses, vuelve a España ya que "no me resultó fácil vivir allí porque la situación socio cultural no era la mejor (para un joven gaditano)". Diría que para nadie en general”.

Entonces, en junio de 2018, le llega la gran oportunidad de la mano de la academia de los 'históricos' Emilio Sánchez Vicario y Sergio Casal, con sedes en Barcelona, Florida, Atlanta y Nanjing (China): "Paso el periodo de pruebas en Barcelona y me destinan, en agosto, a Naples (Florida) donde entreno a chicas en niveles avanzados y de formación, además de ejercer de 'travelling coach', viajando dentro y fuera de EEUU y pasando un mes en la sede de Nanjing".

Por lo que respecta a su labor cotidiana, Alberto explica que "trabajo, entre otras chicas, con Sonya Macavei, una americana de origen rumano de 15 años que es la número 450 del mundo en categoría junior. Tiene un gran potencial, pero una lesión de ligamento cruzado en la rodilla izquierda nos ha obligado a trabajar en su recuperación con Eva Borrás, la psicóloga deportiva de la academia".

De su trabajo diario con jóvenes de todo el mundo, de entre 13 y 18 años, tanto en la academia como en los torneos, Alberto destaca que "siempre me ha gustado impulsar el tenis femenino y para eso lo mejor es involucrarse al máximo, en el día a día, con estas jóvenes".

De cara al futuro, Alberto también lo tiene muy claro: "No tengo pensado volver, por ahora, porque el proyecto es muy interesante y las condiciones de vida aquí son muy buenas. De hecho, estoy gestionando el visado para poderme quedar más años. Además de estar rodeado de compañeros de muchas partes del mundo, Emilio (Sánchez Vicario) nos ayuda y enseña mucho. En cuanto a mi familia, los whatsapp y las videollamadas ayudan a llevar mejor la distancia".

Así y todo, su tierra le tira mucho y Alberto Bernal asegura que "una vez al año vengo a Cádiz y esos días aprovecho para ir conociendo el Carnaval, que es otra de mis pasiones". "Por supuesto que echo de menos mi Cádiz, estar con mis padres (Pepe y Ana Mari), pero aquí no hay futuro para los que nos queremos dedicar al tenis de forma profesional. Así que -Alberto sonríe- espero que Kichi un día le ponga solución a esto y pueda volver a casa. Yo no descarto nada aunque parezca algo casi imposible".

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